Portezuelo del Viento

Por qué se postergó la licitación de Portezuelo del Viento y qué empresas pueden participar

El Gobernador postergó un mes la licitación a la espera que haya otro oferente, mientras cuestionó a las empresas nacionales. Una negociación entre privados donde el Estado tiene que cumplir un rol en el que no tiene buenas experiencias.

Pablo Icardi
Pablo Icardi viernes, 15 de mayo de 2020 · 08:24 hs
Por qué se postergó la licitación de Portezuelo del Viento y qué empresas pueden participar

“Van a participar todos”. La frase la mencionó el gobernador Rodolfo Suarez con la idea de transmitirla a las empresas locales que, preocupadas por la situación, reclaman que la obra Portezuelo del Viento garantice igualdad de oportunidades. Nunca una obra pública ha representado tanto en Mendoza. Claro, Portezuelo del Viento será una represa que está tan alejada del Gran Mendoza que a la mayoría le cuesta mensurar su trascendencia. Pero detrás de ese “monstruo” hay más de 40 años de pelea de Mendoza con la Nación y los recursos que generará son en realidad el resarcimiento a las pérdidas que tuvo la industria mendocina por las políticas nacionales.

La licitación se ha transformado en tema de Estado y obligó a hacer una retrospectiva: quién y cómo se armó a licitación, por qué no hay oferentes y se sumó a ello un enorme cúmulo de presiones a poco de adjudicar la obra más importante de la historia de Mendoza. El propio Gobernador reconoce entre quienes consultan que el problema de fondo es de credibilidad. Que nadie confiaba en que Portezuelo iba a construirse, mucho menos que en el contexto político que rodeó al tema y a Argentina la Nación iba a mandar los dólares que había comprometido. “Cuando se confirmaron los pagos, las empresas vieron que era real y recién ahí se lo tomaron en serio”, aseguran. Por eso hubo letargo en muchas empresas que ahora manifiestan interés.

El Gobierno decidió adjudicar la obra en combo y con llave en mano. Las empresas no corren riesgo ni formarán parte de la concesión. La Nación transfiere los fondos, la provincia licita, paga, controla y recibe la obra para explotarla. En el medio está el problema: cómo se resuelve el sistema de asociación de empresas para ser parte del negocio. La pelea es por qué empresas son parte y, sobre todo, de qué manera.

Hasta ahora hay una sola firma que confirmó su participación y es justamente la que tiene “llave de oro” en el proceso. Se trata de la metalúrgica IMPSA, quien iría en consorcio con CEOSA y Obras Andinas. Ninguna de esas tres puede liderar el proyecto porque no cumple con el requisito de haber construido tres represas en los últimos 15 años. Por eso todo apunta a que el líder de ese consorcio será una empresa de origen chino.

La prórroga de un mes podría abrir la puerta para algún competidor, aunque con posibilidades más rezagadas. La firma "Tres gargantas" (, también de origen chino, podría ser el mascarón de proa. La tensión mayor está justamente con las empresas nacionales que por su volumen podrían liderar la obra pero que encuentran un filtro. En la lista de posibles oferentes estaban Techint, la empresa más grande de Argentina y cuyos representantes se reunieron con Rodolfo Suarez; Panedile, empresa que construyó los tres diques de San Juan y es la que antecedentes más recientes tiene; Chediack, que ya anunció su rechazo al pliego; SACDE, firma de Marcelo Mindlin (que tiene negocios en Mendoza a través de Pampa Energía), entre otras. No hay ninguna empresa mendocina que pueda "liderar" el consorcio. La que más se le acercaba era Cartellone, que estaría afuera por problemas administrativos y financieros. Por eso el adjudicatario de Portezuelo probablemente tenga balances en otro idioma, casi con seguridad en chino. 

La tensión es tal que se generó una inédita pelea entre la Cámara Argentina de la Construcción y su sucursal local. La primera se hizo eco de la queja de las empresas nacionales que creen tener vedada su posibilidad de participación. La sucursal vernácula de la CAC, que tiene influencias de empresas que sí estarán en Portezuelo, criticó a sus pares. 

“A mí nadie va a venir a presionarme”, refunfuñaba Suarez tras recibir la carta de la Cámara Argentina de la Construcción en la que sugerían que la licitación estaba direccionada. La respuesta fue dura desde el punto de vista institucional, aunque el propio Gobernador prorrogó por un mes la apertura de sobres y en el mismo acto echó a un funcionario que fue parte de todo el proceso de Portezuelo por estar de los dos lados del mostrador: como funcionario y como asesor de las empresas. Chicahuala es uno de los integrantes del equipo de los dos gobiernos que siempre fue parte del proceso de Portezuelo. Fue él el anfitrión durante la primera visita a la zona de obra, el año pasado

Salvemos a IMPSA

IMPSA es una empresa tan arraigada a Mendoza que todos se permiten una licencia que al tomar distancia podría generar problemas: todos reconocen que la metalúrgica debe ser parte de Portezuelo del Viento por el valor agregado local que generaría. Esa firma tiene más de 100 años en Mendoza, pero su sede social estuvo en Luxemburgo. Hasta noviembre del 2014 IMPSA era una empresa controlada por Venti, firma registrada “bajo las leyes de Luxemburgo”, un paraíso fiscal. Ese año fue radicada en Personas Jurídicas de Mendoza para buscar algún plan de rescate que finalmente no llegó y derivó en la profundización de la crisis de esa empresa. Actualmente es propiedad de quienes fueran sus acreedores, la mayoría de ellos bancos que no se dedican a la gestión sino al negocio financiero. Sin embargo, IMPSA mantiene el “know how” y el sistema de desarrollo de tecnología propia. Tanto que el CEO es un hombre “nacido y criado” en la IMPSA que lideraba Enrique Pescarmona. También fue el semillero del equipo energético de los dos últimos gobiernos y que participó del armado del proyecto Portezuelo del Viento. Se trata de Pablo Magistocchi (uno de los funcionarios de mejor imagen interna en el Gobierno), Emilio Guiñazú y Santiago Fernández Herrero.

Las turbinas tipo “francis” que podrían ser producidas para Portezuelo ya tienen desde hace más de un año su plan de desarrollo en los talleres del carril Rodríguez Peña. En Argentina no hay otra empresa que las fabrique y la promesa de IMPSA es subcontratar a otras 7 empresas de metalmecánica de Mendoza y generar 2500 empleos con Portezuelo del Viento.

El pliego obliga a que el proveedor de las turbinas esté dentro del consorcio por lo que IMPSA solo podría transferirle los privilegios que tiene en la licitación a un solo consorcio. "Las Asociaciones de Empresas deberán estar compuestas como mínimo por un integrante responsable de la construcción de todas las obras civiles del Proyecto, “socio civil”, cuya participación no podrá ser inferior al 40%; un integrante responsable de la construcción de todos los equipos hidro-electro-mecánicos del Proyecto, “socio electromecánico”, cuya participación no podrá ser inferior al 20%", dice el pliego. ; 

En el Gobierno aseguran que no es así porque hay alternativas para subcontratar al proveedor de las turbinas, pero que la empresa mendocina fue la que “decidió” no ser proveedor sino parte de uno de los grupos que peleará por la licitación completa. El lado B de la empresa mendocina es su solidez financiera, pues aún no resuelve la crisis que se generó tras el quebranto.

Para muchos el problema no es IMPSA, sino con quién se asocia y cómo participará el resto de las empresas mendocinas. No es lo mismo que las empresas sean parte del consorcio, a que sean subcontratadas después. El formato indica que el Estado transfiere toda la potestad al consorcio ganador. Entonces, como se dijo, hay una dura negociación entre privados que requiere mediación, control y atención del Estado. Los antecedentes en Mendoza en esos procesos han demostrado cierta impericia. Ocurrió con las concesiones de servicios y también con obras.

Los dólares para realizar Portezuelo son el principal señuelo, y también generan algún temor. Según aseguran, la garantía de los futuros desembolsos está atada al avance de la obra. Es decir que “debe respetarse la curva prevista” para que Alberto Fernández mantenga la transferencia de fondos. 

En Mendoza no se construye un dique desde hace más de 20 años. Potrerillos fue el último y ahora el modelo de negocios es distinto. Las empresas privadas van a riesgo cero y tampoco tendrán beneficio de concesión. La energía que se venda irá a las arcas públicas pero con un destino exclusivo: financiar más obras. Portezuelo tiene una paradoja. Será una obra que en el contexto actual tiene más importancia el proceso que el producto. Es que no hay demanda de energía que responda a esa necesidad. Claro, todos esperan que el contexto cambie de aquí a cinco años, cuando la obra esté lista si todo sale bien.