Portezuelo del Viento

Aún no se venden pliegos para la "Obra del Siglo" y crece la presión

Aún no se vendieron pliegos en la licitación de Portezuelo del Viento. Hubo cambios en el pliego y hay firmas privilegiadas. Reclamo de empresas mendocinas para que no se concentre todo en pocas manos. El Gobierno asegura que buscan incluir a la mayor cantidad de empresas locales.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 26 de abril de 2020 · 10:29 hs
Aún no se venden pliegos para la "Obra del Siglo" y crece la presión
Foto: Foto: Gobierno de Mendoza

Portezuelo del Viento ya era la “obra del siglo” por la magnitud de los trabajos, la inversión prevista y el impacto para Mendoza. Por la crisis también se convirtió en uno de los pocos proyectos concretos en todo el país que pueden reflotar la obra y la dinámica económica porque tiene recursos asegurados y no depende de financiamiento externo.

Pero en la recta final para comenzar la obra aparecieron problemas. Aún no hay oferentes confirmados porque no se ha vendido ningún pliego y aumenta la tensión por la dificultad para que empresas locales formen parte del mega consorcio que debe armarse para participar. En lo administrativo no sería un problema porque las empresas están en plazo de hacerlo. Pero detrás de escena hay una dura puja para poder participar y la complejidad del proceso ha complicado las aspiraciones de muchas firmas. En ese sentido, hay un riesgo: que haya un oferente único para construir la obra más importante de la historia reciente de Mendoza.

En el proceso hay otro detalle. Se exige que todas las empresas que estén dentro del proyecto sean parte del consorcio y en particular quien provea las turbinas. La ponderación que tiene por fabricación local le da a IMPSA, única marca local que fabrica turbinas, un poder extra, pues quien se  asocie con ellos tiene amplias ventajas para quedarse con la licitación. El problema es que si IMPSA es parte de un consorcio, es difícil que sea proveedor de otro. 

La apertura de la licitación estaba prevista para marzo y se prorrogó hasta junio. Pero no fue el único cambio. El pliego original era estricto y exigía que la empresa que liderara el consorcio tuviera como antecedente haber construido tres represas idénticas a Portezuelo (con un “paredón” de cemento compactado a rodillo) en los últimos 15 años. En Argentina ninguna empresa podía calificar y dejaba el negocio en manos de empresas chinas casi con exclusividad.

Por eso el pliego fue modificado en medio del proceso y ahora quien lidere el consorcio puede tener como antecedente tres represas de cualquier tipo y se rebajó el precio de 300 mil a 100 mil dólares. Pero las empresas aseguran que el estudio del proyecto para presentarse tiene un costo no menor al millón de dólares y demanda no menos de 4 meses de trabajo. 

En principio hubo 26 empresas que visitaron la zona de la obra, en el Río Grande, porque estaban interesadas en ser parte de la licitación. Pero detrás hay además más de 300 empresas mendocinas medianas y chicas que esperan ser parte de la obra. De ese grupo debían salir los consorcios. Ahora la expectativa es alta desde el punto de vista de la oportunidad, pero se complica desde lo operativo. “No se han vendido pliegos y las empresas no saben con quién negociar porque para ser parte hay que formar los consorcios. Hay mucha preocupación porque es una obra que tiene que generar trabajo en Mendoza”, explicó Dalmiro Barbeito, uno de los líderes del Cluster que se formó para nuclear a las empresas mendocinas que pueden participar de Portezuelo del Viento.

La fecha de apertura de la licitación no se ha modificado y en el Gobierno aseguran que la intención es mantener el proceso. El próximo 4 de mayo debe realizarse una segunda visita al lugar, cuestión que se complica por las restricciones para viajar. Sin embargo, la actividad sigue en pie. “El proceso sigue con total normalidad. La pandemia no ha impactado en ninguna de las actividades previstas. La intención es que participen la mayor cantidad de empresas posibles y en especial todas las empresas de Mendoza. La obra es enorme y diversa”, aseguró el ministro de Obras Mario Isgró.

El impacto económico que esperan tenga Portezuelo es similar al de la instalación de una mina metalífera, pero con resultados más intempestivos y menos duraderos. Son más de 1000 millones de dólares a invertir en 5 años con un grupo de obras diversas y complejas que pueden reactivar el sur y toda Mendoza.

El proceso

Portezuelo será una represa, pero en realidad la obra es mucho más que eso. Además de la  hidroeléctrica, que por su tamaño es cuatro veces más grande que Potrerillos, se ejecutarán en simultáneo otros trabajos igual de grades. Un pueblo entero debe mudarse y refundarse, dos rutas internacionales deben cambiarse de traza y hay una obra de tendido eléctrico enorme que también es necesaria. No hay empresa que tenga capacidad de respuesta para hacer todo. 

El paquete de trabajos se licita en conjunto y se adjudicará a un solo consorcio. Por eso la tensión: quienes lideren ese pool de empresas pueden incluir o excluir al resto y tendrán durante el proceso de construcción un poder enorme. La obra tiene un presupuesto de algo más de 800 millones de dólares en el pliego, pero Mendoza tendrá en caja 1023 millones de dólares para hacerla. 

La Nación ya desembolsó dos pagos y se espera que el martes llegue el tercero. Se trata de los fondos provenientes de la compensación a Mendoza por los daños que provocó a la provincia la promoción industrial ejecutada en provincias vecinas. Allí hay un punto clave que hace a la filosofía de la obra: la promoción industrial que tuvieron San Juan y San Luis dañó la industria mendocina; es decir principalmente al sector privado.

Por eso, explican desde la UIM, los recursos para la reparación deberían tener como destino la generación de trabajo en la industria mendocina que fue perjudicada durante esos años.

Allí entre en juego la tensión por promocionar a las empresas mendocinas; pero no a “un grupo de dos o tres”, sino a todas. Allí hay una clave. La licitación prevé que haya subcontratistas y proveedores nominados, es decir que son parte del consorcio y pondera especialmente a las firmas mendocinas. Por eso las firmas que forman parte del Cluster quieren sumarse al consorcio como “socios”. Pero tienen dudas porque no está claro aún cómo se conformarán los consorcios.

 

En el Gobierno hay algo que toman como posible: que haya un solo “mega consorcio” que se haga cargo de la obra. La intención es que de ese grupo forme parte la mayor cantidad de empresas locales posibles. Pero también puede aparecer un problema estructural: sin competencia, el precio de la obra puede ser otro. Ya ocurrió, por ejemplo, en San Juan, donde la represa El Tambolar tenía un precio cuando hubo un consorcio único, pero se adjudicó por la mitad cuando se volvió a llamar a licitación y hubo competencia.  

Las empresas

Entre las empresas que se mostraron interesadas hay firmas chinas, españolas, brasileras, argentinas y alemanas. Pero el tamiz del pliego no lo pasan todas. En cuanto a las empresas mendocinas que podrían liderar, hay varias en problemas. Cartellone, por ejemplo, tiene problemas para calificar por la situación financiera de la empresa (desde el Gobierno aseguran que ese problema podría subsanarse con otra firma que aporte garantías). Algo similar le ocurre a la empresa Green, que entró en convocatoria.

Aunque no está conformado aún ningún consorcio, hay movimientos para que CEOSA (con mucha experiencia en obras públicas e hídricas pero sin represas grandes en su haber) sea una de las que agrupe a otras firmas y podría asociarse con Obras Andinas (que tiene pocos antecedentes pero participó de la construcción de la línea Comahue Cuyo). Allí el tercer integrante sería clave: IMPSA. Justamente la firma mendocina tiene la llave de oro por ser la única empresa local capaz de construir turbinas. La polinómica diagramada para ponderar rubros en la licitación le da un beneficio extra. A ese grupo le faltaría una pata clave: el líder del consorcio que participe con el 40% y que tenga antecedentes de construcción de tres represas en los últimos 15 años.

Entre las empresas nacionales no hay muchas que puedan calificar. Techint, Benito Roggio, Panedile y no muchas más.

En el Gobierno buscan llevar calma porque, aseguran, el proceso es largo y la obra atravesará varias gestiones. “Es una obra de varias gestiones y por eso la exigencia es alta. Pero pueden participar desde las empresas  mendocinas más grandes a las más chicas porque los trabajos son diversos. Si no ingresan en el consorcio, luego pueden ser subcontratadas”, explicó Isgró.

Justamente en el Cluster de empresas formado para Portezuelo cuestionan esa posibilidad porque quienes no sean parte del consorcio ganador negociarán en desventaja luego. Creen que la “cuota de compre mendocino” podría estar cubierta con dos o tres empresas mendocinas grandes que luego tengan mucho poder.

 

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