Se define tras la Vendimia

El laberinto de la interna peronista marca el destino del Presupuesto 2020

A pesar del diálogo, el PJ no daría los votos en el Senado para autorizar al Gobierno a endeudarse con el objetivo de ejecutar su plan de obras. Por qué viene el ministro de Wado De Pedro a Mendoza y las razones por las cuales el vicegobernador Abed se niega a tirar la toalla.

Juan Carlos Albornoz
Juan Carlos Albornoz viernes, 6 de marzo de 2020 · 16:49 hs
El laberinto de la interna peronista marca el destino del Presupuesto 2020
Mario Abed, vicegobernador de la provincia, es optimista a pesar de todo.

Para el vicegobernador Mario Abed, la discusión del presupuesto se asemeja al cierre de listas para una elección: muchos nombres se definen a último momento.

La comparación lo alienta en un escenario muy complejo. Abed confía en su manejo político para torcer la realidad y por ello no dará por fracasada ninguna negociación con el justicialismo por las obras hasta el martes en la mañana. Y todavía se ilusiona con conseguir algo el mismo día de la sesión del Senado en la que se votará la pauta.

En el medio pasará ni más ni menos que la Fiesta de la Vendimia. La presencia confirmada en el desayuno de la Coviar del ministro del Interior de la Nación, Eduardo de Pedro, podría ser un dato relevante en relación con las negociaciones del presupuesto, que están estancadas en Mendoza. 

Sin embargo, la venida de De Pedro no tiene que ver con la política partidaria o la relación con el Gobierno mendocino. Es reflejo, en cambio, de las numerosas gestiones que ha hecho esta corporación para conseguir aval político en momentos que es atacada por un sector de la industria vitivinícola.

Coviar intentó traer incluso al presidente Alberto Fernández a la Vendimia. Y el dato político de la venida de De Pedro ha sido que la llave para que asistiera el titular de Interior se la proporcionó la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti. .

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De Pedro, de todos modos, ya tuvo su intervención en el debate presupuestario de Mendoza, pero la experiencia no fue buena para Suarez.

El gobernador y el ministro del Interior hablaron por teléfono la noche en que se definía el presupuesto en Diputados. Tras esa conversación, Suarez les bajó el pulgar a las negociaciones, el oficialismo denunció presiones de la Casa Rosada y el endeudamiento no se aprobó.

Más allá del optimismo de Abed, cuesta encontrar algún dato político positivo para el pedido principal del Gobierno provincial: una autorización para endeudarse en 221 millones de dólares.

El vicegobernador acude al sentido común. Abed insiste en que hay obras que están listas para la firma (las del BID, especialmente) si la Legislatura aprueba los empréstitos solicitados. Recuerda que el propio Alberto Fernández autorizó esta semana avanzar en préstamos por 2.400 millones de dólares para obras en CABA, provincia de Buenos Aires y Jujuy. Pero es como remar en dulce de leche.

El laberinto del PJ mendocino es mucho más intrincado que la sencilla lógica de razonamiento sobre las obras y los beneficios para Mendoza. La puja de poder en el principal partido opositor se mantiene y neutraliza cualquier avance.

En lo formal, el bloque justicialista en el Senado ya le dijo "no" al presupuesto con endeudamiento en dólares. Oficialmente, insistió esta semana con el despacho alternativo que había impulsado en Diputados. 

Esa propuesta contiene apenas el permiso para refinanciar las deudas que vencen este año (roll over) y bajo una serie de estrictas condiciones de plazos y tasas que el oficialismo rechaza. 

La única esperanza de poder endeudarse para hacer obras provino del peronismo no kirchnerista, que sugirió la posibilidad de aprobar un plan de obras acotado después de sancionar el presupuesto. "Eso es puro biri biri", respondieron secamente desde el oficialismo, que ya ha escuchado promesas similares.

La trama de la interna justicialista le da, entonces, un significado diferente a las reuniones que el sector del peronismo que se autodenomina como "racional" (los intendentes Félix, Righi y Stevanato, más legisladores que responden a ellos) mantuvo a comienzos de esta semana.

De esos encuentros surgió que parte del PJ podría aceptar el endeudamiento para obras más adelante. Pero el acuerdo central fue que se votará un presupuesto sin deuda, lo que en realidad le marcó la cancha de antemano al kirchnerismo puro, que manda en el bloque peronista del Senado a través del senador Lucas Ilardo.

Con este pronunciamiento de los justicialistas que no comulgan con el kirchnerismo, Ilardo (mano derecha de Fernández Sagasti) quedó atado de manos para negociar con Abed en el Senado y prácticamente se retiró de la mesa de las conversaciones.

Los radicales con más experiencia en la rosca legislativa, también. Salvo Abed, un ex intendente que debuta en estas lides y es demasiado nuevo para tirar la toalla antes del último round.    
 

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