Análisis

El Gobierno no quiere poner jueces amigos, quiere "ser la Justicia"

El Gobierno nacional entra en otra semana clave. Martín Guzmán inicia, 10 meses más tarde, la gestión económica real en medio de una posible devaluación. Por qué avanzan sin freno sobre la Justicia.

Paulino Rodrigues
Paulino Rodrigues lunes, 5 de octubre de 2020 · 12:41 hs

El Gobierno nacional entra en una etapa clave. En Argentina, en realidad, todas las semanas parecen clave porque siempre todo tiempo es urgente y trascendente. Sin embargo al final del camino es un espiral que vuelve al principio. Es un intento permanente en medio de una decepción constante. Esto describe a la Argentina todo el tiempo.

La agenda oficial tiene como eje el intento de relanzar el Consejo Económico y Social, que ya nace con problemas: la primera reunión es con los empresarios de la Unión Industrial Argentina, desde donde antes de empezar ya anunciaron que hace falta un programa económico porque con las medidas anunciadas no hay posibilidades de que atraigan inversiones. 

Justamente allí hay un dato conceptual. Ahora, 9 meses después del inicio del Gobierno, comienza la gestión económica de Martín Guzmán. Hasta ahora el ministro de Economía se había dedicado de manera exclusiva a la renegociación de la deuda, cuestión que se demoró y generó más problemas. Fuera de todos los condimentos que se agregan al debate, Argentina parece estar más cerca de una devaluación que de otra cosa. 

El Gobierno tiene muchos frentes de conflictos abiertos. Lo que más sorprende es que a un gobierno peronista le pase lo que le ocurre a Alberto Fernández. Hoy los más postergados y damnificados por las malas políticas para enfrentar la pandemia son los trabajadores informales, cuentapropistas y otros sectores que han sido siempre la base del peronismo. Hasta ahora han logrado contener las protestas, pero ya se anunció el primer paro. Comenzó la pandemia como los mejores gestores, y luego de 7 meses estamos entre los países con más contagios y muertos. 

"Volvieron mejores"

Es un Gobierno que nos ha hecho a todos un poco más pobres. Todos han perdido, salvo las personas que tenían dólares en el colchón. Hay un problema más político que económico.

El problema de base es profundo: no hay liderazgos y credibilidad. Se necesita un gobierno robusto; que devuelva confianza. Eso no ocurre porque se profundizan las diferencias y la idea de que quien conduce es la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El peronismo siempre ha sido resiliente en el poder. Trabaja para generar sus propios anticuerpos y por eso alguna estrategia habrá. Una de ellas es, por ejemplo,  buscar atomizar la oposición en las próximas elecciones financiando y promoviendo candidaturas que resten poder. 

Cuando Alberto asumió festejó asegurando que  habían vuelto y habían vuelto "mejores". Es real: profesionalizaron los métodos. Ahora el foco está puesto en el Poder Judicial y allí se ve ese perfeccionamiento. Antes, buscaban poner juces afines. Ahora no; directamente quieren ser ellos la "Justicia". 

El gobierno quiere constituirse en la Justicia. No alcanza con poner amigos. Por eso Ramos Padilla está por ascender, por eso el abogado de Cristina es el que va a reformar la Corte. Por eso no sorprenden las declaraciones de Leopoldo Moreau. Por eso no es casualidad que todos los jueces que buscan remover tengan directa relación con causas donde está involucrada la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

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