Campaña

Una campaña que entra en una etapa electrizante

Una encuesta le devolvió el alma al cuerpo a Rodolfo Suarez. Allí se sostiene que el palazo contra Mauricio Macri en las PASO nacionales no afectó a su candidatura. Anabel Fernández Sagasti se juega todo en el srpint final con una estrategia:  machacar con que lo mejor que le puede pasar a Mendoza será alinearse con Alberto Fernández que, muy posiblemente, sea el próximo presidente de la Argentina.

domingo, 25 de agosto de 2019 · 11:54 hs

La campaña electoral de Mendoza, a poco más de un mes de la elección, entró en una etapa electrizante.

Al gobierno de Alfredo Cornejo pareció volverle un poco el alma al cuerpo el lunes pasado, cuando Rodolfo Suarez recibió los datos de una encuesta presencial realizada el fin de semana posterior al mal resultado de las PASO.

Allí el intendente de Capital aparecía sumando un par de puntos más, a los siete de ventaja que le había sacado a Anabel Fernández Sagasti en las internas de junio. Ese mismo sondeo consolidaba una tendencia nacional: la disputa por saber quién se quedará con el poder en la provincia a partir de 2020 apunta a ser polarizada.

Cae José Luis Ramón y cae la Izquierda. Y algunos de los votos que perdería Noelia Barbeito terminarían sumándole chances a la candidata del Frente Elegí.

El muestreo fue realizado por Reale Dallatorre entre el 17 y el 20 de agosto pasado sobre 1.200 casos en el Gran Mendoza, San Martín y San Rafael y le marca a Suarez una intención de voto del 49%, contra un 34% de Sagasti. Ramón aparece con un 7,2% y Barbeito llega apenas al 5%.

Suarez trata de mostrarse tranquilo y confiado en que su plan lo llevará a buen puerto. Creer ver en ese estudio que su intención de voto no está afectada por la ola nacional que le pasó por encima al gobierno de Mauricio Macri el 11 de agosto.

No se correrá por ahora de su estrategia de apostar a la gestión de Cornejo como catapulta y seguirá un tren de inauguraciones (como las de ayer en el centro mendocino con la nueva Casa de San Martín) para demostrar que, más allá de la profundidad de la crisis económica que sacude al país, su proyecto es insular.

“Mendoza es una isla que se maneja de la manera más independiente posible de lo que sucede a nivel país”, se le escucha decir.

Quizás ese es el argumento que se utilizó para difundir un mensaje que se viralizó entre la militancia radical después de la victoria de Alberto Fernández en Mendoza, en donde se instruía a todos para que, en las redes sociales, se concentren en compartir contendidos que mencionen a Suarez, a Cornejo y que critiquen a Anabel, a Francisco Pérez o a Celso Jaque. Pero que de ningún modo se hagan menciones a Alberto, críticas a Crisitina Kirchner o se hable de Macri.

El peronismo mendocino, por su parte,  entiende que está en su mejor momento. O “con el ánimo por las nubes”, como lo definió uno de los estrategas principales de Fernández Sagasti.

A decir verdad, cuando comenzó con su proyecto para tratar de convertirse en gobernadora, Anabel no esperó llegar a esta instancia de la manera en la que llegó.

Su plan era la construcción de poder a largo plazo para competir fuerte en 2023, pero los acontecimientos le fueron acelerando los tiempos.

Después de ganar la interna del PJ, consiguió uno de sus objetivos principales: concentrar el voto de todo el peronismo detrás de su figura. Y entiende que esa misión fue cumplida en la PASO nacional.

Esa misma elección, con el triunfo de Fernández y Fernández, le imprimió mucha más velocidad a su ambición por llegar a la Casa de Gobierno.

De aquí al 29 de setiembre machacará en la campaña con que lo mejor que le puede pasar a Mendoza será alinearse a quien, casi con seguridad, será el próximo presidente de la Argentina.

Algo así, dejó en claro Alberto en su última visita y a través de este spot.

La encuesta de los radicales minimiza un poco este posible impacto, con un dato un tanto particular: si bien Alberto le gana a Macri en cuanto intención de voto (38% a 34%) y para el 53% no hay posibilidades de que el presidente logre su reelección, para Reale Dallatorre casi un 65% de los consultados esta “poco dispuesto” o “nada dispuesto” a votar a la candidata de la dupla Fernandez en Mendoza. Para Anabel, según la encuesta encargada por el oficialismo, existe un techo importante ahí según la encuestadora que trabaja para Cornejo.

Al ritmo de la coyuntura política actual, hay mucho de estrategia en la propuesta del alineamiento. Pero el ADN kirchnerista tira, por supuesto.

Anabel entiende al vínculo con la Nación como siempre lo expresaron Néstor Kirchner y Cristina, es decir, como una relación fuertemente centralizada en el poder de la Casa Rosada que termina siempre limitando el rol que puedan cumplir los gobernadores.

Pero para su jugada de setiembre, sin embargo, Fernández Sagasti tiene pergaminos que mostrar.

Es, sin dudas, una de las dirigentes más cercanas a la expresidneta y consolidó un vínculo con Alberto que fue trabajado  fuerte en los últimos meses. Ella, por encargo de CFK, fue quien estructuró junto al actual candidato a presidente, los acuerdos entre el kirchnerismo y los gobernadores del PJ que lograron evitar las internas en algunas provincias.

Alberto pagó el jueves y viernes último. Y con creces. Se mostró más que dispuesto a solidificar la imagen que quiere dar Anabel en el mes y pico que queda para el comicio y, por caso, les mostró a los empresarios con los que se juntó en el Hotel Intercontinental que su candidata aquí tendrá verdadero poder de lobby en Buenos Aires.

¿Llegará Sagasti a convencer al votante que lo mejor será alinear a Mendoza con lo que se viene a nivel político y económico nacional?

Esta es la pregunta clave para comprender en dónde se juega la senadora la mayoría de sus chances en esta elección que, está convencida, va a terminar ganando en el sprint final.