El asado, Sancor y el "estamos como en Venezuela": qué hay de cierto en lo que dijo Cristina en Mendoza
La senadora nacional pronunció en Mendoza un fuerte discurso contra el gobierno de Mauricio Macri . Datos y análisis de algunas de sus polémicas frases.
En lo que finalmente fue su acto de campaña en San Martín, Cristina Fernández lanzó duras críticas al gobierno de Mauricio Macri y lo comparó con sus ocho años de presidencia en algunos tramos de su discurso. Hizo referencia a que en comida Argentina hay hambre como en Venezuela, también habló de la imposibilidad de comprar manteca Sancor y de las elevadas tarifas e impuestos. Si bien son ciertas las afirmaciones, desde los datos ¿cuánto tiene que ver sus ocho años de gobierno con lo que ella denuncia? ¿Toda la culpa es de Macri o también de ella?
1. El caso Sancor y las segundas marcas
Cristina señaló que los argentinos ahora no pueden consumir manteca Sancor. La cooperativa Sancor estuvo formada por 70 cooperativas que representaban a más de 1.600 tamberos. En 2016, ante un mercado interno recesivo, pérdida de producción por inundaciones, caída del precio internacional de la leche y sobre todo caída de exportaciones a Venezuela, perdió 2.421 millones de pesos. En abril de 2018 la firma fue adquirida por el grupo agroindustrial Adecoagrode y pasó de cooperativa a sociedad anónima.
Si bien la crisis de 2016 fue determinante, la debacle comenzó en los dos últimos años del gobierno de Cristina Kirchner, ya que en 2014 registró pérdidas por $263 millones y $ 447 millones en 2015. Conviene analizar en este caso la situación en general de la industria lechera.
Agrupando todas las marcas, entre 2011 y 2012 se logró la mayor producción a nivel nacional de leche. Empezó a caer en 2012 y 2013, repuntó un poco en 2014 para luego volver a caer en 2016.
Las exportaciones también tienen que ver con el sostenimiento de una firma láctea. En lo que respecta al comercio exterior de productos lácteos, según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina "a partir del año 2011 se aprecia un claro estancamiento":
Tomando esta serie (2006-2015) se aprecia que comparada con Nueva Zelanda, Estados Unidos y Uruguay, en la era K Argentina fue el país que más retrocedió en las exportaciones de productos lácteos:
Otro factor que ha influido en el desgaste de las firmas que producen lácteos en el país -en este caso, Sancor- es el costo laboral: pasó del 8,2% (sobre el total de ventas) en 2006 a 14,5% en 2015. A nivel internacional oscila entre 6 y 13,5%.
Respecto del consumo de productos lácteos en el país se ha mantenido en un promedio de 200 litros (de equivalente -leche) por persona y por año, aunque durante el segundo gobierno de Cristina se registra un descenso entre 2012 y 2014:
Respecto de las segundas marcas de productos lácteos, que Cristina ironizó con los nombres de marca como "pindonga y cuchuflito", la realidad es que al menos 51 empresas integran el ranking de la industria láctea de Argentina, que encabeza La Serenísima con solo el 11,8% de participación en el mercado. Otras marcas conocidas son Dadone, con el 2,4% y Nestlé, con el 1,8% de participación. Es decir, es una industria muy atomizada. ¿Es correcto afirmar que el resto de las firmas que integran ese ranking son marcas "pindonga y cuchuflito"? En todo caso fue un mensaje negativo para empresas y pymes que se esfuerzan por ganar su lugar en el mercado.
En 2018 las exportaciones crecieron 29,7% en valor; la producción también creció (4,2%) y lo que retrocedió fue el consumo, que se redujo a un promedio de 193 litros por habitante al año.
En conclusión, la producción nacional de leche casi no creció entre 2006 y 2015, mismo período en que países vecinos aprovecharon para crecer entre 5% y 7%. La inversión en tecnología en los tambos fue muy baja y no hubo políticas activas para fortalecer el sector y la industria, lo que generó pérdidas de productividad y peores condiciones para el trabajo.
Los datos más recientes sobre existencia de productos lácteos en el país:
Si bien la situación actual es compleja y grave, no todo empezó con el gobierno de Macri: tanto Sancor como la industria lechera en general arrastran una crisis que ya venía del gobierno de Cristina Kirchner.
2. "¿Se acuerdan del asado?"
Fue otra de las frases de Cristina de ayer que más hizo ruido, apuntando a la baja del consumo de carne durante el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, ¿qué pasó con el consumo de carne durante los años kirchneristas?
Según el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina el consumo promedio anual de carne en Argentina bajó de 68,9 kilos al año (2008) a 58,6 kilos (2015). De hecho bajó más el consumo de carne en los primeros cuatro años de Cristina que en los 3 y medio de Macri: en el primer caso, de 68,9 a 55,2 kilos (de 2008 a 2011), y en el segundo caso, de 55,3 kilos (2016) a 50,0 (2019).
En realidad es una crisis que arrastra el sector desde hace dos décadas, si se compara la producción de carne respecto de otros productos en el período 1997-2016:
En cuanto la producción de carne vacuna se advierte una tendencia positiva desde 2017:
Respecto del comercio exterior, en los años de Néstor y Cristina, Argentina pasó de ser del 3° exportador mundial de carnes al 12º, según destaca el informe El estado del Estado.
Algunos títulos de la época:
3. "Han podido convencer a algunos de clase baja de que en realidad pagaban muy poco de tarifas, y sin embargo los más ricos de la sociedad andan diciendo que pagan muchos impuestos”.
En realidad no hay conexión entre los dos mensajes que hay en esta frase. El mensaje final es algo irrefutable: que la gente está agobiada de pagar altas tarifas e impuestos. Sin embargo, la gran pregunta: ¿esto se originó con el gobierno de Macri o ya venía de antes? Aquí aparece algo más complejo de explicar: producto de las pésimas políticas en materia de energía en los años de Néstor y Cristina, para tener luz y gas Argentina tuvo que depender de países como Bolivia y Venezuela. La situación que se vivía en ese entonces era tan absurda que ENARSA (empresa pública argentina creada en 2004 por la administración de Néstor Kirchner dedicada al estudio, exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos) gastaba más de 19 millones de dólares por mes en generadores de emergencia en barrios porteños como Recoleta o Barrio Norte.
El siguiente interactivo muestra, en datos, lo que fue la crisis energética en los años de Néstor y Cristina, que derivaron -en la gestión macrista- en el fin de los subsidios y por consiguiente, en los tarifazos:
Los "altos" impuestos también es de larga data, de hecho en 2015 Argentina tenía la mayor presión tributaria de su historia. El siguiente gráfico muestra su evolución desde 2004:
Si bien ha sido promesa de campaña de muchos candidatos a lo largo de los años, la realidad es que desde fines de los 90, pero sobre todo en la era kirchnerista, hubo un fuerte avance del Estado sobre los ingresos de las personas y las empresas, aumentando la presión tributaria, en promedio, al 25% del PBI, 12 puntos por encima de la media de la década de 1990.
4. "Nos decían que nos íbamos a parecer a Venezuela. Sorry, hoy con la comida estamos igual que Venezuela".
Fue la frase de Cristina que más trascendió en los medios. Y agregó que "no lo digo yo, lo dice la FAO, que en 2014 había sacado aquel informe que Argentina había llegado entre los países de hambre cero. Ahora nos marca a Guatemala, Venezuela y Argentina".
El documento "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo", difundido este año por Naciones Unidas, Organización Mundial de la Salud y Unicef, entre otros, destaca el avance del hambre en Venezuela y al momento de comparar países elabora un indicador llamado "Prevalencia de la inseguridad alimentaria grave en la población", en el que los únicos países sudamericanos que brindan datos son Argentina, Ecuador, Chile y Uruguay:
Según ese indicador, el promedio de la región es 6,0% (años 2014-16) y 8,2 %(2016-18). Los de Argentina son 5,8% (2014-16) y 11,3% (2016-18), contra 3,4% (2016-18) de Chile y 7,6% (2016-18) de Uruguay. Por su parte, en América del Norte, México tiene 8,6% (2016-18). O sea, todas estas naciones, con niveles inferiores a la Argentina.
En América Latina y el Caribe, el número de personas que pasan hambre en creció en 2018 por tercer año consecutivo y afecta a 42,5 millones de personas.
Casi 9 de cada 10 venezolanos (87%)vive bajo la línea de la pobreza. En Argentina, un poco más de 3 de cada 10 habitantes (32%), bajo la línea de la pobreza. Si bien avanzó el hambre, como lo demuestra el informe de Naciones Unidas, Argentina está lejos de ser Venezuela, que vive una crisis terminal.
5. "Les dejamos un país desendeudado y dejaron el país en crisis. A veces dudo de si lo chocaron o vinieron en realidad a hacer esto que hicieron"
Desendeudado significa "dejar a alguien (en este caso, una nación) libre de deudas". Es decir, quedarse libre de deudas.
Durante los ocho años de presidencia de Cristina Kirchner la deuda externa aumentó de 153,400 a 167.412 millones de dólares.
También creció la Deuda Bruta de la Administración Central (la que mantiene el Estado con particulares u otros países) de 179,1 mil a 240,6 mil millones de dólares, que resulta coherente con el enorme aumento del déficit fiscal, motorizado por el crecimiento récord del gasto público, pese al estancamiento económico de esos años.
No hubo desendeudamiento porque el país no quedó libre de deudas a fines de 2015.
En todo caso se puede afirmar que - en millones de dólares- la deuda disminuyó tras el pago efectuado hecho el 3 de enero de 2006 por el entonces presidente Néstor Kirchner al Fondo Monetario Internacional por la suma de 9.800 millones de dólares, apenas el 5,9% del total de la deuda bruta de la Administración Central de ese año, que era 165.111 millones de dólares. Si bien como porcentaje del PBI -comparado con la gestión Macri- la deuda creció bastante menos en los 8 años de Cristina, el uso de las reservas del Banco Central como chequera hicieron que los 45.566 millones de dólares que recibió en diciembre de 2007 disminuyera en diciembre de 2015 a 24.862 millones de dólares , es decir, redujo el 45% de las reservas que recibió al asumir en diciembre de 2007.
Además, una serie de deudas que explica el enorme déficit fiscal al cierre de la gestión de Cristina Kirchner, en diciembre de 2015: la ANSES adeudaba 1.348 millones de pesos a otros organismos, 7.000 millones de pesos le debía el Estado a las universidades nacionales, tras la decisión de dejar de enviar fondos en septiembre de 2015; 400 millones de dólares de la petrolera estatal Enarsa a la petrolera boliviana YPFB, que pese a esta deuda seguía enviando gas a la Argentina; 350 millones de pesos en facturas no pagas de telefonía móvil y consumo de datos de Internet de la administración pública. El PAMI acumulaba una deuda de 5.500 millones de pesos y perdía unos 250 millones por mes. La deuda total en la secretaría de Industria era de más de 1.500 millones de pesos. El Ministerio de la Producción acumulaba una deuda de 400 millones de pesos. La Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) - la empresa estatal que administración la infraestructura de los trenes del Estado - tenía deudas atrasadas con contratistas por más de 1.200 millones de pesos y reclamos por aproximadamente 800 millones de pesos por multas o mayores costos originados por incumplimiento. La Dirección Nacional de Vialidad tenía obligaciones impagas por 13.000 millones de pesos. El astillero Tandanor tenía una deuda de 360 millones de pesos y la Unidad Penitenciaria de Ezeiza debía 800 millones de pesos. Por otra parte, una deuda impaga de más de 2.000 contratos por un monto total de 19 millones de pesos en el Centro Cultural Kirchner. La Comisión Nacional de Energía Atómica heredó una deuda de 2.200 millones de pesos (equivalente al 40% del presupuesto del organismo). Las deuda impaga de contrataciones artísticas de Tecnopolis era de 15 millones de pesos. Con la fabricante de aeronaves Boeing se sostenía una deuda de 3.500 millones de pesos, una gran parte de la cual consistía en obligaciones incumplidas en 2015. A Airbus, otra fabricante de aeronaves, se le debían 1.250 millones de pesos. La deuda de capital con Embraer por compra de aviones era de 6.400 millones de pesos. El Ministerio de Cultura tenía deudas impagas por 156 millones de pesos y en publicidad oficial, unos 800 millones de pesos (más de la mitad correspondía a la pauta oficial de 2015).