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Secuestro, violencia y explotación sexual: el infierno que vivió una adolescente en Santa Fe

Una joven denunció que, junto a su bebé de 11 meses, fueron víctimas de violencia y explotación sexual en Santa Fe.

Una adolescente y su hijo fueron víctimas de explotación sexual en Santa Fe. 

Una adolescente y su hijo fueron víctimas de explotación sexual en Santa Fe. 

El hallazgo de una adolescente en estado de shock en el noroeste de la ciudad de Santa Fe, permitió destapar una trama de violencia sostenida durante cinco años, después de que la menor denunciara haber sido secuestrada, abusada y sufrir explotación sexual.

En estado de desesperación, la niña de 16 años apareció en la calle junto a su bebé de 11 meses pidiendo ayuda y una mujer que se encontraba en el lugar dio inmediato aviso a la policía. La joven, identificada como J., llegó hasta la parada de colectivo de calle Piedrabuena al 6400. Nerviosa y en estado de shock, pidió ayuda a dos mujeres que estaban en el lugar. Luego de un descuido, aprovechó que su captor, un chico de 19, salió de la casa, dejó la puerta abierta y logró escapar.

El bebé presentaba signos de un golpe en la panza, producto de una agresión reciente. La adolescente solo quería llegar a un hospital.

Las testigos decidieron resguardarla en su casa. Allí le dieron comida, ropa limpia y la posibilidad de hablar. Fue entonces cuando el silencio se quebró: J. contó que desde los 11 años vivía bajo las amenazas y golpes de R. L., que además la obligaba a mantener relaciones sexuales con otras personas, incluso con la complicidad de su suegra.

Según su testimonio, la violencia alcanzaba también al niño: su agresor lo castigaba físicamente y lo había quemado con un cigarrillo y un espiral. El pequeño fue atendido luego por personal médico, que diagnosticó dificultad respiratoria. La menor aseguró que no sabía leer ni escribir y que cada intento de fuga terminaba en nuevas amenazas contra ella y su hijo.

Intervención de la Justicia de Santa Fe

La fiscal Vivian Galeano tomó intervención inmediata y ordenó que la adolescente permaneciera en la vivienda de la mujer que la había auxiliado hasta concretar las medidas de resguardo. También dispuso la búsqueda y detención del agresor.

Mientras tanto, el área de salud intentó asistirla, aunque la prioridad fue mantenerla en un lugar seguro. Al cierre de la jornada, la joven se mostró más tranquila y expresó su único deseo: alejarse definitivamente de su captor.