El empresario acusado de abusar a alumnos del colegio Palermo Chico quedó más complicado tras una dura medida judicial
El juez a cargo de la causa frenaría la feria judicial de enero, buscando acelerar la investigación, donde se sumarían nuevos testimonios de más víctimas del empresario.
El juez a cargo de la causa buscaría sumar nuevos testimonios en los casos de abuso sexual.
En medio del escándalo por el caso del empresario que cometió una serie de abusos a chicos de un colegio en Palermo, el juez a cargo de la causa, Carlos Bruniard, tomó la decisión de suspender la feria judicial de enero en el marco de poder seguir investigando el hecho y sumar posibles nuevos denunciantes.
Luego de un pedido del fiscal Pablo Turano, que también solicitó tomar nuevas declaraciones a dos supuestas víctimas, fue que Bruniard decidió frenar la feria. Esto se da en un intento del juez de que la investigación no se detenga durante enero y que pueda avanzar con mayor rapidez.
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En este caso, el empresario Marcelo Porcel está imputado por presuntos abusos sexuales y corrupción de menores, todos estudiantes del Colegio Palermo Chico. Hechos que comenzaron a investigarse luego de la denuncia de seis familias de esta institución, que está siendo llevado adelante por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°50.
Los testimonios de las víctimas del empresario en la Cámara Gesell
Según trascendió, estas víctimas, que serían al menos 10 chicos, fueron sometidas a la Cámara Gesell, donde todos describieron un mismo escenario, donde Porcel se encargaba de organizar, a través de grupos de Whatsapp, encuentros en su casa o su oficina, con la excusa de "divertirse", en donde utilizaba nombres clave como "Yubiyubi" o "Agente P".
“Algo que nosotros le decíamos el ‘yubiyubi’, que era como un baile… le pusimos un nombre clave para saber qué íbamos a hacer”, habría comentado uno de los menores en este procedimiento.
“Nos llevaba a su oficina para que no se entere la madre de mi amigo, y ahí sí que nos daba alcohol, pero un montón, hasta que hagamos literalmente todo lo que nos diga, porque también había plata en el medio”, relató otro de los chicos.
Además, durante estas reuniones, el empresario les ofrecía bebidas alcohólicas a las víctimas, donde las mezclaba con gaseosa e incentivaba su consumo con juegos o una serie de desafíos, donde también les ofrecía recompensas si cumplían con los "retos" que les imponía, como tomar tragos, correr desnudos o bajarse los pantalones.

