Buscó salir de la cárcel el peligroso asaltante condenado por el crimen de un policía en el golpe al blindado
Víctor Vargas Cabello, el asaltante condenado a perpetua por el crimen del policía Eduardo Correa, pidió las salidas transitorias. La Justicia se lo negó.
Víctor Vargas Cabello, el asaltante seguirá en la cárcel tras el asesinato del policía Eduardo Correa en 2008.
Archivo MDZ.La historia de Rubén Víctor Vargas Cabello, un expolicía condenado a prisión perpetua por el recordado asalto a un blindado en la Universidad Maza, que resultó en el asesinato del policía Eduardo Correa en 2008, sigue sumando capítulos en los tribunales mendocinos a 17 años del hecho. Ahora, el asaltante pidió el beneficio de salidas transitorias, pero le fue denegado.
El pedido de Vargas Cabello (52) fue analizado por la jueza Patricia Alonso en una audiencia celebrada en la Sala 6 del Polo Judicial Penal. Allí, la magistrada ratificó la posición de la Fiscalía, representada por el fiscal de Ejecución Penal Jorge Calle, quien entendía que el reconocido delincuente debía permanecer tras las rejas mientras purga la pena máxima.
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De esta manera, se determinó que el exmiembro de las fuerzas, siga recluido en el Complejo Penitenciario N°3 Almafuerte, localizado en Cacheuta, Luján de Cuyo, sin tener todavía la posibilidad de acceder a beneficios mientras cumple su castigo.
El famoso golpe al blindado y asesinato del policía
El 1 de septiembre de 2008, Vargas Cabello participó de un violento intento de robo a un camión de recaudación de caudales que tuvo lugar en el ingreso de la Universidad Juan Agustín Maza (UMaza), ubicada en Guaymallén.
Mientras el vehículo esperaba sobre calle Bombal, fue abordado por un grupo de delincuentes que armados atacaron a los efectivos que custodiaban el rodado, lo que desató una balacera en plena vía pública. Como resultado del tiroteo, Eduardo Jesús Correa (48), uno de los efectivos actuantes, recibió 15 impactos de bala que terminaron con su vida en el acto.
Además, una compañera de la víctima fatal, también fue blanco del ataque de los delincuentes y debió ser intervenida quirúrgicamente en el Hospital Militar, donde se logró preservar su vida.
Al complicarse la situación, Vargas Cabello, junto a su banda, huyeron de la zona en tres vehículos, sin poder llevarse nada del botín, relataron en aquel entonces los testigos del hecho.
El tiempo prófugo, el proceso judicial y una causa pasada
Tras el hecho de sangre, el delincuente quedó con pedido de captura y, tras un tiempo en la clandestinidad, la Justicia dio con el asaltante en el año 2009, en una vivienda de la localidad bonaerense de José C. Paz, donde se había recluido junto a su pareja e hijos.
Tras el arresto, en septiembre de 2011, Vargas Cabello fue condenado junto a Darío Alejandro Cantos (38), otro miembro de la banda que perpetró el crimen. A partir de las pruebas recolectadas por la investigación, ambos recibieron la pena máxima prevista en el Código Penal: prisión perpetua.
Cabe destacar que este caso no fue el primero que puso el nombre de Vargas en los expedientes judiciales. Dos años antes del asesinato de Correa, el expolicía fue detenido e imputado por el crimen de Enrique Flores, otro efectivo que era custodio en la compañía financiera Montemar y que la madrugada del 6 de marzo de 2006 fue emboscado y acribillado a unas cuadras del Kilómetro Cero de la Ciudad de Mendoza.
Aunque en los principios de la investigación Vargas era uno de los principales apuntados por ese homicidio, la Quinta Cámara del Crimen decidió absolverlo al no encontrar suficientes pruebas que lo comprometieran en la causa.
El destino de otro miembro de la banda
Más allá de la condena a Vargas y a Cantos, otro sujeto que fue juzgado por el crimen en las puertas de la Universidad Maza fue Víctor Miguel García Rivera (58), quien fue identificado y capturado por orden de la fiscal Claudia Ríos más de una década después del asesinato de Correa.
Así, terminó siendo hallado culpable por un jurado popular en 2021, pero no recibió la misma pena que sus compañeros. Al momento de dar su veredicto, los doce ciudadanos consideraron que el imputado tuvo una participación menor en el hecho y descartaron que haya sido coautor de los delitos. Por eso, zafó de ser condenado a prisión perpetua.
En su lugar, terminó siendo sentenciado a 15 años de prisión por el delito de homicidio criminis causa en concurso ideal con robo agravado por el uso de arma de fuego y por ser en poblado y en banda en grado de tentativa, todo como participe secundario del hecho.



