Mendoza

La alarmante denuncia vecinal sobre un búnker de delincuentes en Guaymallén

El grupo de vecinos relató los dos años de episodios que viven en esa zona de Dorrego. Un pitbull suelto, venta de drogas con total impunidad, robos a los propios vecinos, violencia con armas blancas y después, el silencio.

Ángeles Balderrama
Ángeles Balderrama jueves, 10 de marzo de 2022 · 12:02 hs
La alarmante denuncia vecinal sobre un búnker de delincuentes en Guaymallén
Según el reclamo vecinal, los patrulleros se presentan constantemente por la cantidad de robos que se producen. Imagen ilustrativa Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Hartazgo. Eso es lo que sienten los vecinos de una coqueta zona de Guaymallén. En diálogo con MDZ, denunciaron que existe un búnker de delincuentes en su propia cuadra: venden drogas, asaltan a los propios vecinos, los lastiman con armas blancas y, cuando se levantan sospechas, se mantienen en silencio por algunos días. Aunque intentaron denunciar la situación y alertaron a la Policía, nada hacen contra ellos: "Acá llegan los patrulleros y se sientan a charlar, son cómplices".

"Tenemos una situación con unos vecinos desde hace más de dos años. Se dedican al narcotráfico, todo el mundo lo sabe y la misma Policía lo sabe", expresó de manera contundente uno de los vecinos, que por su seguridad, no mencionamos el nombre.

La casa "búnker" está ubicada en la calle Rosales, entre Espejo y San Juan de Dios, en Dorrego, Guaymallén. El grupo de vecinos afirma que la familia que vive allí alquila desde hace aproximadamente dos años. Los primeros reclamos comenzaron con el dueño de la vivienda, quien les afirmó en reiteradas veces que "no los conoce y no sabe cómo hacer para sacarlos".

La zona del conflicto.

"El dueño es el capo máximo y vive acá cerca, en el Alto Dorrego. Dice que no los conoce, pero se la pasa tomando cerveza con ellos en la vereda", explicaron.

La gota que rebalsó la paciencia de las familias de la calle Rosales fue el último incidente, ocurrido el sábado, a plena luz del día. Uno de los integrantes de esa casa asaltó a una vecina, que estaba en la parada del colectivo, y le cortó la mano con un cuchillo. "Se armó un revuelo tremendo, llegaron los móviles de la Policía y, un vecino que lo vio, lo empezó a perseguir hasta llegar a la puerta de la casa y el ladrón desapareció por el techo".

Desde ese día, las personas que viven en ese domicilio desaparecieron por tres días, hasta que el martes a la madrugada los escucharon "por la música a todo volumen" y la presencia de personas a que desconocían.

Más hechos delictivos

Hace algunos meses, una vecina colindante sufrió un robo en su casa: el resto de vecinos veía cómo subían, a través del techo, elementos del jardín. Mesas y sillas fueron el botín de esa jornada. Luego, le robaron la camioneta a un repartidor del correo, que llegaba a dejarle un paquete a una vecina.

Al tiempo, sucedió otro hecho delictivo: en enero, uno de los integrantes de la casa ubicada en la calle Rosales asaltó a otra vecina, pero esta vez "la cagó a palos". "Llegó la Policía con armas, hizo un allanamiento y se llevaron a uno que es mayor de edad. A los 20 días lo vimos otra vez y se cagaba de risa".

"Fui a hablar con el dueño y me dijo que no conocía al chico que había robado, que jamás le había visto la cara", dijo una de las vecinas de la zona sumamente angustiada. "Yo veía al propio dueño abrir la puerta de la casa, entrar, salir a comprar cerveza. Cuando se lo llevaron, la casa estuvo deshabitada por ese tiempo y venían a buscar las boletas para pagar, supongo, pero nadie sale a trabajar, están siempre ahí con la música a todo volumen", agregó.

El movimiento es claro para las familias de la calle Rosales. Durante la noche, la casa "búnker" se llena de autos que se quedan un tiempo y luego vuelven a salir. "Sabemos que venden droga, hasta la propia Policía nos lo dijo, pero no los pueden atrapar".

Como si fuera poco, los vecinos de Dorrego no solamente son testigos de robos. Hace dos semanas, le quitaron la tenencia de una menor a un matrimonio que vive allí. "Llegó minoridad y se llevaron a la nena porque estaba toda lastimada de la paliza que le habían dado".

"Pienso comprarme un arma"

El relato es constante en todo el grupo de vecinos de Guaymallén: "están cansados y temen por la seguridad de sus hijos". "Ya no se puede vivir más así, no damos más. Todo el tiempo tienen un pitbull suelto en la calle y no sabemos cuál es el carácter por eso los chicos ni salen a jugar".

El perro fotografiado por vecinos.

"He visto policías sentados ahí con ellos y también llegan patrulleros, pero no he sacado fotos porque, lamentablemente, es una escena cotidiana, a la que nos hemos acostumbrado", dijo otra vecina. La mujer afirma que vive bajo constante miedo y teme salir a la calle.

"Sé que ya no existen zonas seguras, pero este barrio era tranquilo dentro de todo, pero esto es demasiado. Estuve pensando en comprarme un arma y tener un gas pimienta", comentó a este portal.

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