Horror

Los desgarradores detalles del femicidio a botellazos en Maipú

El asesinato de Sonia Garberoglio, cometido por su pareja, conmocionó a toda la provincia debido a la brutalidad del hecho. Si bien los vecinos están en shock, afirman que se trataba de la crónica de una muerte anunciada.

Ángeles Balderrama
Ángeles Balderrama martes, 27 de diciembre de 2022 · 13:06 hs
Los desgarradores detalles del femicidio a botellazos en Maipú
La casa donde se produjo el femicidio en Maipú Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Era la crónica de una muerte anunciada, o al menos así lo creían los vecinos de Maipú. Tras escuchar los bocinazos de un auto y, segundos mas tarde, los desesperantes gritos de una joven, vecinos de Sonia Garberoglio (51) pensaron una sola cosa: "La mató". Tras el femicidio a "botellazos" de la mujer, remarcaron cómo era la relación de ellos e incluso detalles sobre la escena del crimen.

Sonia Garberoglio trabajaba en una tienda de ropa y tenía dos hijos con su asesino, Juan Carlos Romero Leiva (51 años y de nacionalidad chilena). Este lunes por la noche, la hija mayor de la pareja recibió un llamado de su padre, quien le dijo que había discutido con Sonia y la había golpeado.

En ese contexto, la joven se subió al auto junto a su pareja y manejaron lo más rápido que pudieron hasta llegar al domicilio ubicado en calle Alem 1053, de Maipú. Según los vecinos, los bocinazos se sintieron desde algunas cuadras antes y luego, el sonido del auto frenando en el puente de la casa, les confirmó una triste situación.

"Este la mató", dijo a MDZ uno de los vecinos clave en el caso.

Los gritos desesperados de la hija generaron que varios vecinos salieran y comenzaran a llamar a la Policía, mientras le solicitaban que llegara la ambulancia. De la misma manera, algunos contenían a la joven mientras que otros dos vecinos decidieron ingresar al domicilio para ver en qué podían ayudar.

La casa, con custodia policial mientras trabaja Policía Científica.

"Agarré un cuchillo de cocina porque lo conozco (refiriéndose a Romero Leiva) y entré con otro vecino de acá. Llegamos a la cocina y lo vimos arrodillado al lado de ella. Estaba bañado en sangre de ella, el pelo de él era rojo y el cuerpo también. Estaba serio", confió el vecino en diálogo con este diario.

"Me da tristeza porque era una excelente vecina, lo que hizo no tiene perdón. La había lastimado por todos lados. No se si fue solamente con una botella, pero si lo fue, era impresionante".

Una relación violenta

Tras el femicidio, personal de Análisis informó que Romero Leiva tenía antecedentes de violencia de género que datan del 27 de noviembre de 2017, bajo el expediente 158.088/17. Durante ese mes de noviembre, y semanas previas, Garberoglio utilizaba sus redes sociales para publicar algunas imágenes que daban cuenta de la situación y su tristeza frente a ello.

"Sabes que amaste a una persona de verdad cuando no puedes odiarlo a pesar de que te rompió el corazón"; "Todo lo que se hace en esta vida, se paga. Algunos le llaman Karma, otros como yo Justicia Divina"; "No te voy a pedir que te quedes, si quieres vete y no, no es porque ya no te quiera, pero si tú no me quieres yo no te puedo detener, todos debemos buscar nuestra felicidad y claramente yo ya no soy la tuya"; "Me gusta tu manera de ignorarme, espero que te guste mi manera de irme", son algunos de los mensajes que la víctima publicó entre el mes de octubre y noviembre de 2017 en sus redes sociales.

Pese a que, según los vecinos, sus propios hijos le habían advertido muchas veces que lo denunciara y se fuera a vivir con ellos, nunca sucedió.

"Uno de los hijos era denigrado por el padre porque no lo aceptaba. El chico se terminó yendo de la casa. La chica hizo lo mismo un tiempo antes. Siempre le decían a la madre que lo dejara", explicaron.

Sonia, la víctima fatal, junto a su agresor.

Según la información aportada, los episodios de violencia databan desde hace varios años.

"Una vez yo lo vi cuando estaba lavando la vereda y justo la mujer salió desde el portón de la casa. El tipo le amagó a pegar una trompada con el secador de piso. Otro vecino que vive al lado ha visto y escuchado los cachetazos que le daba", detallaron en diálogo con este diario.

Aunque el femicidio, para la gente de la calle Alem, era la crónica de una muerte anunciada, puntualizaron que los vecinos "no se metían" en la situación porque "varias veces lo hicieron y la mujer después negaba lo que había pasado". Además, después tenían problemas graves con el agresor.

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