La serie de Netflix que empieza con una muerte y termina con una confesión

Una estudiante, un crimen sin resolver y un pueblo lleno de secretos. Así comienza la historia que Netflix ha llevado a la pantalla bajo el título Asesinato para principiantes. Una miniserie que, sin efectos ruidosos ni persecuciones, logra lo más difícil: inquietar al público.
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Basada en la novela escrita por Holly Jackson, esta ficción se mueve entre la tensión adolescente y la oscuridad de una tragedia no cerrada. El pasado se convierte en una herida abierta cuando Pippa Fitz-Amobi, interpretada por Emma Myers, decide mirar donde nadie más se atreve.
Todo empieza con una tarea escolar. Un trabajo académico se transforma en una investigación personal que arrastra a Pippa a un terreno misterioso. Lo que parecía una simple injusticia sin resolver se convierte en algo mucho más complejo.
El caso que la obsesiona es la muerte de Andie Bell, una joven querida por muchos pero no conocida por todos. Su novio, Sal Singh, fue señalado como el culpable. Sin juicio, sin pruebas sólidas, solo con rumores y su repentina desaparición. Para muchos, el caso ya estaba cerrado. Pero Pippa no acepta las versiones oficiales y decide usar su proyecto final como excusa para buscar respuestas. Con cada entrevista y cada pista, el pueblo va mostrando un lado que prefería ocultar.
La historia se desarrolla en ocho episodios, cada uno más denso que el anterior. A medida que Pippa se acerca a la verdad, los riesgos aumentan. Lo que empieza como curiosidad se transforma en una amenaza real para su seguridad.
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