No es el pelo: de dónde viene realmente la alergia a los gatos, según la ciencia

Aunque muchos culpan al pelaje, la causa real de los estornudos está en otro lado. Te contamos por qué los gatos hacen reaccionar con alergia a tanta gente.
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Durante mucho tiempo se creyó que la alergia a los gatos se debía a la cantidad de pelo que largan y a cómo este queda flotando por la casa. Sin embargo, la ciencia demostró que el problema no está en el pelo de esta mascota, sino en una proteína microscópica llamada Fel d 1.
Esta proteína se encuentra en la saliva, la piel y las glándulas sebáceas del gato. Cada vez que se lamen para limpiarse, se esparce por todo su cuerpo. Luego, esa sustancia pasa al ambiente a través de la caspa, el polvo o los pelos sueltos que quedan en la ropa, sillones o alfombras.
Esto explica por qué muchas personas tienen síntomas de alergia incluso en casas donde ya no vive ningún gato. Los efectos más comunes incluyen estornudos, congestión nasal, picazón en los ojos, y en casos más graves, tos, dificultad para respirar o ataques de asma.
La Fel d 1 es especialmente molesta porque es muy liviana, se adhiere con facilidad a cualquier superficie y puede quedar suspendida en el aire durante mucho tiempo. Por eso, estar en contacto con objetos que estuvieron cerca de un gato también puede generar una reacción.
Para quienes aman a los gatos pero sufren las consecuencias, los expertos recomiendan ventilar bien los ambientes, aspirar con frecuencia, evitar alfombras o tapizados que acumulen alérgenos, y si es posible, bañar al gato o limpiarlo con toallitas especiales. También existen tratamientos médicos para controlar los síntomas o desensibilizar el sistema inmunológico.