Deliciosos buñuelos de espinaca o acelga que sorprenderan

Los buñuelos de espinaca o acelga son una de esas recetas clásicas de la cocina casera que combinan sabor, practicidad y un toque nutritivo en cada bocado. Esta preparación es muy común en hogares de distintas regiones, especialmente en países de habla hispana, donde se aprovechan las verduras de hoja verde de manera creativa y sabrosa. Ya sea como acompañamiento, entrada o incluso como plato principal junto a una ensalada, los buñuelos siempre resultan una excelente opción.

Lo más encantador de estos buñuelos es su textura: crujientes por fuera, suaves por dentro, y con el sabor inconfundible de las verduras frescas realzado por un toque de ajo, queso o nuez moscada según la versión. Además, son una excelente forma de incorporar vegetales a la alimentación de niños o adultos que no suelen consumirlos con gusto. Gracias a su versatilidad, se pueden adaptar a muchas variantes: con o sin queso, con cebolla salteada, con harina común o harina de garbanzos, incluso en versión sin gluten.

Otra gran ventaja es que permiten aprovechar hojas de espinaca o acelga que ya están un poco pasadas para ensalada pero aún perfectas para cocinar. También son ideales para preparar en grandes cantidades y congelar. Se pueden servir calientes o a temperatura ambiente, lo que los convierte en un excelente alimento para llevar al trabajo, picnics o reuniones familiares. ¡Vamos a la receta!

Ingredientes

1 atado grande de espinaca o acelga, 2 huevos, 1 diente de ajo picado, 2 cucharadas de queso rallado (opcional), 1/2 taza de leche, 1 taza de harina común, 1 cucharadita de polvo de hornear, sal al gusto, pimienta a gusto, nuez moscada al gusto (opcional), aceite para freír.

Procedimiento

1. Comienza lavando bien las hojas de espinaca o acelga, asegurándote de quitar tierra o impurezas. Si usas acelga, retira los tallos más gruesos si prefieres una textura más suave. Hierve las hojas en agua con un poco de sal durante 3 a 5 minutos, solo hasta que se ablanden. Luego escúrrelas bien y deja que se enfríen un poco. Una vez frías, exprímelas con las manos o un paño limpio para eliminar el exceso de agua y pícalas finamente.
2. En un bol grande, bate los huevos junto con la leche, el ajo picado y, si decides usarlo, el queso rallado. Agrega sal, pimienta y una pizca de nuez moscada. Incorpora la espinaca o acelga ya picada y mezcla bien. Esta será la base húmeda de la preparación.
3. Agrega la harina junto con el polvo de hornear a la mezcla anterior. Hazlo de a poco mientras vas mezclando, hasta formar una masa espesa pero húmeda. La consistencia debe ser tal que puedas tomar porciones con una cuchara sin que la mezcla sea demasiado líquida ni demasiado seca. Si queda muy espesa, puedes añadir un chorrito extra de leche. Si queda muy líquida, una cucharada más de harina solucionará el problema.
4. En una sartén amplia, calienta abundante aceite a fuego medio-alto. Cuando esté bien caliente (puedes probar con un poquito de masa: debe burbujear de inmediato), ve colocando cucharadas de la mezcla, sin amontonarlas. Fríe durante unos 2-3 minutos por lado, hasta que estén dorados y crocantes. Retira y coloca sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

Sirve los buñuelos calientes, tibios o incluso fríos, acompañados de una ensalada fresca, un poco de limón o alguna salsa suave como alioli, mayonesa casera o yogur con hierbas. También van muy bien con puré de papas o arroz blanco. ¡Y a disfrutar! Recuerda, si tienes dudas o quieres aportar sugerencias de recetas, nos puedes contactar a cocinemosjuntosmdz@gmail.com te contestaremos a la brevedad.