Receta de galletas de limón caseras: frescas y suaves

Las galletas de limón son un clásico irresistible que combina una textura suave y ligeramente crujiente con el toque fresco y vibrante del cítrico. Perfectas para cualquier ocasión, estas galletas son ideales tanto para acompañar un té por la tarde como para endulzar un desayuno o merienda. Su sabor balancea la dulzura de la masa con la acidez natural del limón, creando un contraste delicioso y refrescante.

El éxito de estas galletas radica en la calidad de los ingredientes. Usar limones frescos es esencial, ya que su ralladura y jugo son los protagonistas del aroma y sabor. La mantequilla a temperatura ambiente garantiza una textura cremosa en la masa, mientras que una pizca de sal resalta los matices cítricos. Además, la ligera capa de azúcar glass que las cubre les da un toque final elegante y un dulzor delicado.

Preparar estas galletas no solo es fácil, sino también una experiencia reconfortante. El aroma a limón que invade la cocina durante su horneado es simplemente irresistible. Sigue el paso a paso y disfruta del placer de hornear algo delicioso, con un toque casero y lleno de amor. ¡Vamos a la receta!

Ingredientes

150 g de mantequilla sin sal, a temperatura ambiente, 200 g de azúcar granulada blanca, 1 huevo grande, a temperatura ambiente, 1 cucharadita de extracto de vainilla, ralladura de 2 limones medianos (aproximadamente 2 cucharadas), 2 cucharadas de jugo de limón fresco, 260 g de harina de trigo para todo uso, 1 cucharadita de polvo para hornear, 1/4 cucharadita de bicarbonato de sodio, 1/4 cucharadita de sal, azúcar glass (100 g) para espolvorear.

 

Procedimiento

1. Asegúrate de tener todos los ingredientes listos y a temperatura ambiente para que se mezclen correctamente. Lava bien los limones, sécalos y ralla la cáscara, asegurándote de no rallar la parte blanca para evitar el sabor amargo. Luego, exprime el jugo fresco.
2. En un tazón grande, bate la mantequilla con el azúcar granulada usando una batidora eléctrica a velocidad media durante 2-3 minutos o hasta que la mezcla esté ligera y esponjosa. Este paso es esencial para que las galletas queden suaves.
3. Agrega el huevo, el extracto de vainilla, la ralladura de limón y el jugo de limón. Bate hasta que todos los ingredientes estén bien incorporados. Es normal que la mezcla tenga una textura ligeramente separada debido al jugo de limón, pero esto se solucionará al añadir los ingredientes secos.
4. En un tazón aparte, mezcla la harina, el polvo para hornear, el bicarbonato de sodio y la sal. Tamiza estos ingredientes para eliminar grumos. Luego, agrégalos poco a poco a la mezcla húmeda, batiendo a baja velocidad hasta formar una masa homogénea.
5. Cubre el tazón con plástico film y refrigera la masa durante al menos 1 hora. Esto permitirá que los sabores se intensifiquen y que la masa sea más fácil de manejar.
6. Precalienta el horno a 180 °C (350 °F) y forra una bandeja para hornear con papel pergamino o un tapete de silicona. Con una cuchara para galletas o una cuchara normal, forma bolitas de masa del tamaño de una nuez grande. Si prefieres un toque más dulce, puedes rodar las bolitas en azúcar glass antes de hornear.
7. Coloca las bolitas de masa en la bandeja dejando un espacio de unos 5 cm entre cada una. Hornea durante 10-12 minutos, o hasta que los bordes estén ligeramente dorados pero el centro aún esté blando. No las hornees en exceso, ya que endurecerán al enfriarse.

Retira las galletas del horno y déjalas reposar en la bandeja durante 5 minutos. Luego transfiérelas a una rejilla para que se enfríen por completo. Una vez frías, espolvorea generosamente con azúcar glass para darles un toque dulce y elegante.

Para una presentación festiva, puedes sumergir la mitad de cada galleta en chocolate blanco derretido y dejar que se endurezca antes de servir. ¡Y a disfrutar! Recuerda, si tienes dudas o quieres aportar sugerencias de recetas, nos puedes contactar a cocinemosjuntosmdz@gmail.com te contestaremos a la brevedad.