Televisores de ultra definición: un nuevo estudio demuestra por qué no valen la pena
Investigadores de Cambridge y Meta Reality Labs evaluaron el desempeño visual de los televisores de ultra definición y publicaron novedosos resultados.
Un estudio científico examinó cómo percibe el ojo humano la calidad de los televisores de ultra definición en condiciones de uso habituales.
ShutterstockUn grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge y de Meta Reality Labs determinó que, en la mayoría de los hogares, los televisores con resoluciones ultra-altas como 4K u 8K no brindan una ventaja visual significativa frente a modelos de menor resolución.
Los resultados del estudio fueron publicados este lunes en la revista científica Nature Communications.
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El trabajo analizó el rendimiento visual de diferentes pantallas en contextos de uso real, como una sala de estar promedio. Según los científicos, cuando el televisor se observa desde una distancia de aproximadamente 2,5 metros, una pantalla de 44 pulgadas con tecnología de ultra-alta definición no ofrece mejoras perceptibles respecto de una pantalla “Quad HD” del mismo tamaño.
La razón se encuentra en los límites físicos de la visión humana: el ojo solo puede distinguir una cantidad determinada de píxeles, más allá de la cual no hay una mejora apreciable.
Además del estudio, los investigadores desarrollaron una herramienta en línea gratuita que permite calcular qué tipo de pantalla se adapta mejor a cada espacio. Al ingresar las dimensiones del ambiente y las características del televisor, el sistema recomienda la resolución óptima para aprovechar al máximo la experiencia visual sin realizar un gasto innecesario.
Los autores del trabajo destacaron que una mayor cantidad de píxeles no garantiza una mejor calidad de imagen. “Más píxeles no siempre significa una mejor percepción visual porque el ojo humano tiene un límite de resolución que depende de factores como el tamaño de la pantalla, la distancia o la visión central o periférica”, explicaron. También señalaron que un incremento en la resolución implica mayores costos de fabricación y un consumo energético superior, sin que esto se traduzca necesariamente en un beneficio para el espectador.
“A medida que se realizan grandes esfuerzos de ingeniería para mejorar la resolución de las pantallas móviles, de realidad aumentada o de realidad virtual, es importante conocer la resolución máxima a la que las mejoras adicionales no aportan un beneficio apreciable”, afirmó Maliha Ashraf, investigadora del Departamento de Ciencias de la Computación y Tecnología de Cambridge y primera autora del estudio.
El equipo descubrió, además, que el límite de resolución del ojo humano es ligeramente más alto de lo que se creía, aunque varía según el tipo de imagen. Las diferencias son especialmente notorias entre las imágenes en blanco y negro y las de color: el cerebro tiene una menor capacidad para captar los detalles en imágenes a color, sobre todo cuando se observan con visión periférica.


