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Revelan carta de Alan García: "Otros se venden, yo no"

El ex mandatario dejó una carta antes de suicidarse este miércoles, mientras era detenido por su participación en la trama de corrupción de Odebrecht. "Dejo mi cadáver como muestra de desprecio a mis adversarios", escribió.

viernes, 19 de abril de 2019 · 16:00 hs

El ex presidente peruano Alan García dejó una carta antes de suicidarse este miércoles, en la que afirmó que no tenía que sufrir "la injusticia" de ser detenido por presuntos actos de corrupción y que cumplió con su misión como político y gobernante de su país.

La misiva, fue leída por una de sus hijas, tiene mensajes para sus aliados y adversarios políticos, y duras frases sobre su muerte.

"Cumplí la misión de conducir al Aprismo al poder en dos ocasiones. Creo que esta fue la misión de mi existencia teniendo raíces en la sangre de este movimiento" , empieza la carta de Alan García.

"Nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme por más de 30 años pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente porque nunca encontrarán nada más que sus especulaciones y frustraciones", dijo sobre las investigaciones en su contra.

"He visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar y vejar no para encontrar verdades. Por muchas años me defendí y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran comprobar sus calumnias", continúa la misiva.

"No hubo ni habrá, cuentas ni sobornos ni riquezas, la historia tiene más valor que cualquier riqueza. Nunca podrá haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista, por eso repetí: 'Otros se venden, yo no'", volvió a asegurar el expresidente cuando aún estaba con vida.

"Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otros países no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos. Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo, y mi cadáver como una muestra de desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse. Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes", finaliza la carta.