Ránking 2025: estos son los 10 barrios más "cool" del mundo
La revista Time Out presentó una nueva edición de su ránking anual de barrios. La lista, que se publica desde hace ocho años, destacó lugares que combinan cultura, gastronomía, vida nocturna y un fuerte sentido de comunidad.

La lista incluyó barrios de ciudades de Asia, Europa, América y África, con propuestas que van desde enclaves bohemios hasta polos gastronómicos y culturales.
ShutterstockDesde hace ocho años, la revista Time Out confeccionó una lista con los barrios más “cool” del mundo. El objetivo de este ránking fue señalar aquellos distritos que reflejaron la esencia de las grandes ciudades y ofrecieron experiencias únicas a residentes y visitantes. Para la edición 2025, la publicación convocó a periodistas y editores de distintos países, quienes nominaron los espacios más vibrantes de sus ciudades.
Los criterios de selección incluyeron cultura, vida nocturna, gastronomía, calidad de vida, espíritu comunitario y esa difícil de definir “sensación de actualidad”. El resultado fue una lista diversa que abarcó desde antiguos centros industriales convertidos en polos artísticos hasta enclaves de fuerte identidad barrial revitalizados por nuevas generaciones.
Te Podría Interesar
El top 10 del ránking
En el primer puesto apareció Jimbocho en Tokio. Se trata de un barrio universitario con una larga tradición intelectual y literaria, que alberga más de 130 librerías de segunda mano. En sus calles conviven cafeterías tradicionales, casas de curry y pequeños clubes de música que aportan un aire renovado. La llegada constante de estudiantes transformó el lugar en un centro dinámico, que mantuvo sus raíces pero sumó propuestas culturales y gastronómicas contemporáneas.
El segundo lugar correspondió a Borgerhout, en Amberes. Conocido por los locales como “BoHo”, es un distrito atravesado por la multiculturalidad, donde los almacenes turcos y marroquíes se mezclan con bares veganos y galerías independientes. La zona se caracterizó por iniciativas comunitarias como la instalación de “parklets” que reemplazaron estacionamientos por espacios de encuentro. También fue escenario de eventos masivos, como la mesa de dos kilómetros en la Turnhoutsebaan que unió a miles de personas en celebraciones compartidas.
En tercera posición se ubicó Barra Funda, en São Paulo. Con un pasado industrial todavía visible en galpones y vías de tren, el barrio se transformó en un polo artístico y nocturno. Viejos talleres dieron paso a estudios de arte, cafés de moda y restaurantes de vanguardia que renovaron la vida urbana. Entre sus atractivos figuran la galería Mendes Wood, tiendas como Amarello y una movida nocturna que va desde fiestas electrónicas hasta muestras culturales.
El cuarto puesto lo ocupó Camberwell, en Londres. Este distrito del sureste de la capital británica destacó por su diversidad cultural y su marcada tradición gastronómica. Camberwell Church Street se consolidó como una de las zonas más buscadas por los amantes de la cocina internacional, con restaurantes emblemáticos de cocina china, libanesa y kurda. Además, cafés, panaderías artesanales y pubs históricos completaron la oferta de un barrio que combinó vida comunitaria y modernidad.
En quinta posición apareció Avondale, en Chicago. Conocido como "Bricktown" por sus antiguos ladrilleros, el barrio recibió a familias y artistas que se desplazaron desde Logan Square en busca de alternativas más accesibles. Conservó su carácter multicultural gracias a la influencia de las comunidades polaca y latina, que conviven con bares de vino, mercados especializados y espacios culturales. Sus calles mostraron la fusión entre tradición obrera e innovación, con boliches retro, estudios de bienestar y tiendas excéntricas.
El sexto lugar correspondió a Mullae-dong, en Seúl. Antiguo epicentro metalúrgico, conserva fábricas y talleres en funcionamiento que se mezclan con cafés, bares y galerías. Durante el día, el sonido de martillos y máquinas industriales marcó el pulso del barrio; por la noche, los murales, las luces de neón y la música en vivo crearon un ambiente alternativo. Jóvenes artistas eligieron este distrito por sus alquileres accesibles y su carácter auténtico, que lo convirtió en uno de los polos culturales más interesantes de la capital surcoreana.
En el séptimo puesto se destacó Ménilmontant, en París. Con un pasado ligado a viñedos y tabernas, y más tarde a la clase trabajadora, logró mantener un ambiente bohemio y diverso. En sus calles empedradas abundaron bares económicos, librerías de activistas y arte urbano. Además, cerca de la estación Saint-Maur surgió una nueva escena gastronómica con restaurantes como Oobatz, Lissit y La Joie, que aportaron frescura al tradicional espíritu parisino del barrio.
El octavo lugar fue para Nakatsu, en Osaka. A pocos minutos del moderno distrito de Umeda, esta zona conservó un aire retro con casas de madera, templos antiguos y pasajes estrechos. Entre sus particularidades, se destacó el Osaka Food Lab, un espacio bajo las vías del tren donde jóvenes chefs probaron conceptos gastronómicos innovadores. El barrio se transformó en un centro de actividad creativa con boutiques, bares pequeños y comercios familiares que atrajeron tanto a locales como a visitantes.
En novena posición figuró Vallila, en Helsinki. Originalmente habitado por conductores de tranvía y trabajadores fabriles, se convirtió en un espacio cultural con bares, restaurantes y clubes instalados en viejos edificios industriales. Una de sus joyas es Puu-Vallila, un conjunto de casas de madera de principios del siglo XX que ofrecieron una atmósfera única. Allí también se encuentra Pikku-Vallila, un bar emblemático que simbolizó el espíritu relajado y alternativo de la zona.
Por último, el décimo puesto fue para Labone, en Accra. Lo que hasta hace unos años fue un barrio residencial tranquilo con casas bajas, hoy se transformó en un polo cultural y gastronómico. La apertura de museos, galerías y restaurantes de cocina internacional impulsó su crecimiento. Su vida nocturna se volvió uno de sus grandes atractivos, con bares, clubes y espacios que reunieron a artistas, profesionales y jóvenes en busca de propuestas innovadoras.
Barrios con identidad propia
Más allá de la variedad geográfica y cultural, todos los barrios reconocidos compartieron un denominador común: conservaron una identidad fuerte y auténtica. Cada uno se convirtió en ejemplo de cómo la creatividad y la vida comunitaria pueden revitalizar un espacio urbano. Con esta lista, Time Out volvió a destacar aquellos lugares que reflejaron el alma de las ciudades y ofrecieron experiencias únicas tanto a quienes los habitan como a quienes los visitan.