Victorio D'Alessandro, sobre su unipersonal: "Es un manifiesto a favor del amor"
El actor habló con MDZ de la obra que protagoniza y produce, En mitad de tanto fuego. Se presenta los viernes en Dumont 4040 y el próximo mes, en Mendoza.

Victorio D'Alessandro protagoniza En mitad de tanto fuego.
Gentileza prensaVictorio D’Alessandro sabía de la existencia del dramaturgo español Alberto Conejero por La Piedra Oscura. De hecho, fue ese texto el que lo motivó a entrar al Teatro del Barrio, en Madrid, a ver En mitad de tanto fuego. “No sabía de qué iba, solamente sabía que era de Conejero”, admite a MDZ mientras se ceba unos mates.
Y, sobre la primera impresión que tuvo de la obra que hoy protagoniza y también produce, señala: “Me pareció un texto riquísimo desde la prosa, desde la poesía, desde las distintas citas a otros autores; con maneras de escribir parecidas a (Jorge Luis) Borges y (Federico García) Lorca”.
Te Podría Interesar
Él, reconoce, ya conocía la historia de Troya por La Ilíada y La Odisea, poemas que leyó en el colegio, y siempre le gustó todo lo relacionado a la cultura griega. “Acá vemos a un personaje que no conocíamos, que es Patroclo. Cuenta la historia de Troya pero no quiere contar eso, sino su amor con Aquiles. La obra atraviesa toda una historia de amor, de su infancia, de por qué lo sacan del palacio, cómo conoce a Aquiles y por qué este era hijo de una diosa y todo ese tema que desenlaza en la guerra -cuenta-. Por más de que Troya haya sido antes de Cristo, hay cuestiones bélicas que hoy vivimos, de disidencia, de homosexualidad, de discriminación. La obra es un gran manifiesto a favor del amor, de lo humano”.
- La obra revisita la Guerra de Troya y, decías, también habla de amor, pérdida, deseo, de la homosexualidad, ¿qué parte de todo ese universo es lo que más te interpela a vos de forma personal?
- A mí me atrajo mucho la obra, me pareció maravillosa y una gran aventura meterme en la piel y narrar esta historia no contada entre Aquiles y Patroclo. Hay textos, obras o películas que por ahí me atraviesan de un lugar o de otro, pero en este caso más que interpelar realmente me atravesó lo maravilloso y lo potencial del texto, el ponerme a prueba. A mí me gusta leer, me gusta tener un léxico que se corra de lo coloquial, y entender que uno puede hacer un unipersonal atravesando un montón de colores y de maneras de decir fue un poco lo que más me atrajo y me atravesó. Además, por supuesto, el tocar un tema como Troya y La Ilíada, podría decir que por ahí me interpeló: por mi amor por la literatura y los personajes griegos. El autor escribió la obra en la época que estaban en guerra Ucrania y Rusia y por eso es totalmente antibélica. Por ahí también me interpela, el poner hoy un manifiesto en el mundo que vivimos, que no dejamos de lado lo bélico porque lo tenemos a la vuelta de la esquina todo el tiempo.
- ¿Qué observás que pasa en el espectador cuando ve una historia antigua contada desde una sensibilidad más contemporánea?
- Lo primero que veo es que hay mucha concentración porque el texto lleva a que estés ahí presente y las imágenes te van apareciendo a medida que vas escuchando. Hay mucho de seguir al narrador y meterte y entrar en un viaje. Yo rompo la cuarta pared, que tiene que ver con lo que buscamos con Alejandro (Tantanian) de romper y mirar a los espectadores y ahí lo que percibo es mucha concentración. La obra se mete tanto, entra y cala hondo en todos estos temas; es profunda que cuando se termina, no te das cuenta que terminó. Uno se va metiendo solo en el viaje, puedas saber o no de la Guerra de Troya.
- También producís el espectáculo, ¿qué es lo que te interesa de estar del otro lado, no solo arriba del escenario?
- Siempre me gusta estar mirando teatro y buscando textos. A veces, dentro de lo que es el circuito off, si tengo la posibilidad de poder llevar algún texto que no veo en el comercial o que no me lo ofrecen y lo puedo conseguir, bueno… voy. Somos seres creativos, hablo también de mis colegas actrices y actores. A mí, desde muy pequeño me gusta escribir, siempre me gustó ir detrás de cámara y por supuesto me empecé a interesar mucho por cómo llevar a cabo cosas que por ahí o no las tengo o si no me ofrecen determinada historia y la encuentro en otro lado. Entonces ahí empecé a ver cómo producir, qué había que hacer, con quién me tenía que juntar, armar esto o aquello, que el equipo tiene que ser así… La verdad fue un proceso muy lindo y una jugada para mí. El hecho de no solo comprometerme actoralmente, sino también de comprometerme a armar un buen equipo, en entender de qué va la producción. Es una época de mucha autogestión. Hoy podés hacer películas con celulares. Juntás un grupo de amigos, podés armar algo y lo podés presentar en teatro. También frente a la poca producción audiovisual, hay un montón de actores y actrices en el teatro y hay mucha autogestión.
- ¿Cuáles son los textos que te gustan para autogestionar?
- Los que, por ahí, no son los más cotidianos. Me gustan las historias que no te dan todo servido en la mesa, me gusta la intriga, me gusta lo que no te anticipa nada… Me gusta que el teatro, a veces, realmente pase por la voz y pase por lo auditivo y obviamente por lo visual, pero sobre todo por lo humano, esto de la forma de hablar, el ver a un actor ahí en vivo. Para mí, en teatro la autogestión es muy linda de llevarla a cabo. Este año, siendo productor de la obra, también se sumó Luzu porque tengo amigos en el canal de streaming que cuando les ofrecí me dijeron que les encantaba el hecho de poder meterse en un teatro no tan comercial y empezar a hacer un caminito por ahí. Está siendo una experiencia muy linda.
- ¿Qué sentís que te sumó esta experiencia tanto a nivel personal como profesional?
- En lo personal, tengo una sensación dentro muy linda. Me dejo llevar mucho por la intuición, por lo sensorial a la hora de ver una obra, de leer un libro o un texto para ir para adelante o no, para ver si lo hago o no. El poder llevar a cabo algo que nace en España, que me compré los derechos, que me junté con el autor y que armé todo el equipo es una razón para abrazarse a uno mismo y decir “bueno, lo dejaste todo, lo intentaste”. Después, puede ir mejor, peor, mal, bien, pero el proceso y todo eso ya es ganar. Y en cuanto a lo profesional, estoy aprendiendo mucho de producción y también aprendiendo a poder entre varios a sacar algo adelante y a hacer buenos equipos. Siempre lo digo a los que están empezando a estudiar teatro o les interesa realmente el actuar, el decir un texto, el atravesar emociones, estados, búsquedas… te tiene que gustar mucho, te tiene que gustar mucho de verdad, te tiene que gustar, yo lo digo siempre, es una vocación, acá es un camino muy largo, hay que tener un montón de paciencia, a veces la puerta de un productor te toca más rápido, a veces no tanto pero hay un motor que tiene que ver con la autogestión y lo creativo que tiene que estar encendido y eso creo que lo vi reflejado con esta obra, en mi caso, y lo estoy disfrutando un montón.
- Si hoy tuvieras que autogestionar una obra a partir de una historia tuya, ¿qué contarías y qué parte de tu vida te gustaría que fuera representada en escena?
- Es una buena pregunta, un lindo ejercicio. Es como la película de la vida de uno, la gente la vería en imágenes. Creo que podría rememorar alguna linda Navidad, fin de año, acá en la ciudad de Buenos Aires con la familia y recrear a cada uno de los personajes de mi familia, porque algunos personajes de la familia siempre son muy ricos a la hora de escucharlos, mirarlos y en las festividades, que nos toca una fibra sensible a todos, aparecen actitudes o cosas que se dicen que en un día normal, por ahí, no aparecen.
- La última. Si pudieras aconsejar a tu yo de hace 20 años, ¿qué le dirías?
- Le daría el consejo de que la paciencia se practica, de que hay que hacer las cosas sin mentirse a uno mismo, sin traicionarse a uno, siendo fiel a la convicción de uno y confiando en uno y que la seguridad es un poder que te abre puertas y genera que uno pise de una manera muy contundente en la vida.
Para agendar:
Victorio D’Alessandro protagoniza En mitad de tanto fuego
- Buenos Aires: viernes (hasta el 31 de octubre), a las 21:30, en Dumont 4040 (Santos Dumont 4040, Buenos Aires). Entradas en Alternativa teatral.
- Mendoza: domingo 2 de noviembre, a las 20, en Teatro El Círculo (Olegario V. Andrade 510, Ciudad de Mendoza). Entradas en EntradaWeb.