Nazareno Casero: "Traté siempre de no ser un fantasma, de no ser el pibito de la tele"
El actor habló sobre su presente en Vorterix, su paso por la biopic de Maradona y cómo se adapta al mundo del streaming junto a Mario Pergolini.

Nazareno Casero repasó su carrera, cómo fue el paso al mundo del streaming y cómo se adapta a este nuevo medio.
Agustín Tubio/MDZNazareno Casero, actor, que participó en Los Simuladores, Historia de un Clan y en la biopic de Diego Maradona; ahora, volcado en otro rumbo, donde se define como un “culo inquieto”, eligió apostar por una nueva faceta, en el streaming, en Vorterix. En esta charla, repasó su carrera, este momento que atraviesa y de cuando se “sintió con vida”.
En una nueva entrevista en MDZ, Nazareno habló de la exigencia que representa trabajar junto a una figura como Mario Pergolini, junto a la facilidad con la que se adaptó al programa. Repasó también cómo fue la preparación, junto a los problemas que afrontó en la grabación y el estreno de la serie donde interpretó a Diego Maradona.
Te Podría Interesar
Además, en el marco de la tercera y última edición de “Párense de Manos”, organizado por el programa de Vorterix, Paren la Mano, habló de cómo vivió esa preparación previa, lo que disfrutó ese momento a pesar de la dureza de los entrenamientos, junto al deseo de haber participado de esta nueva edición.
Entrevista completa a Nazareno Casero
Su llegada y actualidad en Vorterix
- Incursionaste en el mundo del streaming, y Vorterix junto a Mario Pergolini, ¿cómo fue, cómo se dio esa llegada? Porque también fue en un momento de cambios del programa.
- Yo había tenido en algún momento contacto con algunos de ellos, y yo estaba de viaje, estaba con otras cosas, y en un momento, bueno, yo estaba disponible y ellos también estaban necesitando a alguien, así que se dio más o menos de esa manera. Fue como… momento indicado en el lugar indicado, y está bueno porque también es, principalmente, yo llego porque es un medio que consumo. Me divierte, lo sigo a Mario, entonces de golpe es un lugar en el que no solamente lo veo como un laburo, sino también como un lugar de aprendizaje. Y hay algo de sentido de pertenencia, como poder, viste, que tenés que, tal vez, tenés que hacer menos esfuerzo para adaptarte o para adecuarte, porque por ahí lo venís viendo y entendés un poco más.
- Sí, es algo que consumís y es algo que te gusta, entonces es más cómodo.
- Sí, hay algo del humor que se maneja también, que me divierte; de golpe hay algo de humor ácido. También se pone en la mesa mucha data, mucha información, que eso por ahí no es lo que abunda en los streamings, que por ahí muchas veces quedan algo más, no mundano, pero algo más cotidiano, y acá por ahí va a otros lugares. Como que se habla de tecnología, de información o de puntos de vista de cosas, y la verdad que me parece que es un programa muy lindo, así que agradecido, disfrutando, aprendiendo.
- Venís de otra rama, venís del cine, del teatro, de la televisión. ¿Cómo fue esa llegada? ¿Cómo te adaptaste? Porque encajaste muy bien en un momento, como decís, de que necesitaban gente y, dentro de todo, se fue dando. Además, estás con Mario, que eso también quiero que me cuentes un poco: cómo es el día a día con una persona él.
- Mirá, vamos de lo primero que preguntaste. Teniendo la formación de cine, tele, hay algo también que no te cuesta tanto: bueno, de momento tenés que saber que tenés que hablar a un micrófono cerca, que hay perfiles, que hay algo de las cámaras, que vos tenés que, más o menos, eso, respetarlo y hay pautas. No estás libre, que podés hacer lo que quieras, y no es un escenario. Digamos, después, eso no me costó. Después me pasa que, dentro de todo, si bien puedo ser un poco zarpado, para decirlo de una manera, me manejo en márgenes en los cuales…
No me gusta pedir perdón ni disculpas, entonces trato de no tener que hacerlo. Yo sé que uno por ahí está cómodo, pero no estás en el living de tu casa diciendo cualquier cosa. Y con Mario lo que pasa es que a él también hay algo que le gusta, que son los datos; le gusta, no le gusta tanto el delirio, y yo por ahí soy más de delirar.
- A veces invita también a que vos vengas y te pases un poco de la línea.
- Porque también es parte de ese juego, pero vos tenés que saber que tenés que tener una carta con algún dato, con alguna cosa, porque hay algo de todo eso. Y él también te lo dice: también salimos al aire en una radio, en una emisora de radio, entonces son los alcances y límites que podés tener en cuanto a lo legal. La verdad que no hay pautas donde no ir o qué no decir, estamos muy libres con eso; por lo menos nunca me han dicho nada. Pero entiendo que es el programa con Mario, no podés enchastrar algo dónde está él y, de alguna manera, lo salpiques. Entonces es ese cuidado. Y después Mario es muy divertido, tiene una manera de ser que, si bien es picante, también la verdad que es muy generoso con cómo enseña y las cosas que te explica. Y, por ahí, muestra una herramienta de IA, por ejemplo, y le decís afuera de cámara, le decís cómo se usa, y se toma el tiempo para explicártelo y te lo explica. Y ya pasó a ser como algo que dicen, que es mucho más humano afuera de cámara que en cámara, pero la verdad que es un trato muy bueno. Está esta posibilidad que te digo de poder jugar, de poder ir a donde quieras; después tenés que bancar. Así que, la verdad, es una linda experiencia.
Su paso del cine y el teatro, al streaming
- ¿Y cómo definís este recorrido de ir pasando por distintos medios, distintas formas?
- Que soy un culo inquieto. Hay algo que me pasa que… Sí, me aburro también. Te doy el ejemplo con el look: si tengo siempre el mismo pelo y la misma barba, en un momento me aburro y quiero hacerme otra cosa. Algo quiero diferente. Sobre todo cuando se puede, cuando es posible. Y me parece que solamente quedarme en querer actuar no logra contenerme, porque en un momento tengo otros intereses, quiero hacer otras cosas. Y si sirvo y si puedo hacerlo, y si en el lugar que me dan el espacio tengo cabida, sé qué puedo dar y qué no. Y cuando no puedo dar algo, también doy un paso al costado. Y para mí no es un problema. Y no hay ningún problema. Y desdramatizo un poco eso. También entiendo que es un medio en el cual la susceptibilidad no es lo mejor, porque muchas veces es: che, no es con vos, pero no servís, no es este tu lugar. Y, bueno, es entenderlo. Pasa algo con el actor: cuando a vos te dicen que no para un casting, te están diciendo a vos que no, no al personaje que vos inventaste. Te están diciendo a vos, que puede ser personaje, pero vos lo recibís de esa manera. Hay algo del ego.
- Sí, no lo transmitís de la forma que lo buscaba.
- Muchos castings, por ejemplo, te llaman y en realidad necesitan a una persona con otros rasgos. Igual te toman el casting para ver qué, pero era casi obvio que no era para vos. Entonces tenés que aprender a lidiar con esas cosas y que no te frustren. A mí muchas veces me preguntan, me dicen: che, ¿qué consejo me das para empezar a actuar? Bueno, resistencia a la frustración. Sabés que, por ahí, hiciste mil castings y en el mil uno quedaste. O por ahí en el dos, o por ahí en el uno. Pero pueden pasar muchas cosas en el medio. Entonces que te digan que no a diez castings no quiere decir que no sirvas; quiere decir que, por ahí, no estás encontrando el lugar. Entonces son cosas que vas aprendiendo con los años de experiencia y con algunos golpes que te vas pegando.
Interpretar a Maradona
- ¿Tuviste la posibilidad de representar a Maradona con todo lo que eso representa, con las cosas representa para bien y también las cosas para mal? ¿Cómo fue ese rol para vos?
- Increíble, porque creo que meterse con Diego es algo que… te estás metiendo con algo sacro para mucha gente.
- Claro, esto de una figura nacional.
- Y todo el mundo, internacional. O sea, internacional. O sea, vos vas a muchos lugares del mundo y la figura de Maradona representa algo que, si me das el espacio, te digo que linda con algo místico. Porque hay algo que sucede que decís: che, esto no… Y en Nápoles, por ejemplo, está San Gennaro y después está Diego. Y tienen altares en donde hay un mechón de Diego y donde está el pedazo de uña que se cortó. Pero hay algo que linda con lo sacro. Entonces, es un personaje que es súper conocido, que todo el mundo sabe: que si no hacés un gesto parecido, no es; que si hacés el gesto parecido, es.
- Y pasa que es una figura muy… que tenemos muy presente.
- Y además te pasa que, al ser tan querido o, por lo menos, tan reconocido, si lo hacés mal les va a molestar. Despierta algo de rispidez. Hasta que después ven, y ya sucedía, que al principio todos te veían llegar y medio que te veían, qué sé yo, y cuando en un momento te ven jodiendo, te ven en personaje, ven que tenés una energía… Que podés hacerlo. Que, yo digo, también hay algo que es que todos tenemos algo de ese personaje adentro.
- Y es una figura argentina que representa un poco la Argentina, y todos tenemos como si vos…
- Si vos empezás a buscar, pensás en diez personas y dos tienen aspectos parecidos: o una manera de hacer un chiste, una manera irreverente de contestar, una… Todos tienen algo que podés llegar a encontrar. Entonces no es tan difícil encontrar esas cosas en gente que tenés alrededor. Pero, a su vez, también es muy difícil, porque tuve que desaprender cosas que vas aprendiendo con la actuación. Uno actúa pensando en la cámara que te mira de frente, y vos actuás con los perfiles para ahí. Diego no; Diego hablaba acá y se iba por un lugar y en un momento te preguntaba. Y eso tenía que hacerse en cámara. Entonces es donde, además de cómo lo actuás, a dónde se pone la cámara, qué gestos hacés, qué gestos te quedan orgánicos.
¿Y eso lo fuiste perfeccionando antes de que empezara todo? ¿Empezás a consumirlo mucho más?
- Nos dieron mucho, mucho material de él y se hizo un laburo increíble. El showrunner y el director Alejandro Aymeta hizo equipo. Hicieron un trabajo muy intenso en el cual, de golpe, tenías 20 recortes de Diego haciendo un gesto, que vos lo ves y es normal. Pero si vos lo hacés en el contexto y demás, es. Si no lo hacés, no es. Entonces todos esos gestos: ver qué gesto es el que te queda cómodo, qué gesto es el que lo podés hacer de una manera orgánica y un montón de cosas que… Bueno, a ver, creo que fue de las últimas series que se hicieron antes que empezara la IA o que empezara esta nueva ola. Entonces, por ejemplo, los estadios que se tenían que recrear… Y, bueno, se tardó un montón más de tiempo porque justo fue pandemia cuando se estaba empezando el montaje y la edición, y en la pandemia no estaban las computadoras que tenían que hacer el CGI de un estadio representado. Entonces eso tardó meses, cuando hoy, por ejemplo, lo puede hacer uno desde su casa.
- Y ahora sabés más de IA.
- Ahora, por ejemplo, un poquito más, pero porque también ya está, independientemente de que lo vea en el programa, también está sucediendo que, de golpe, aparecen todo el tiempo cosas nuevas y ya empezás a decir: no sé qué es verdad y qué no. Ya hay una cosa de que decís: no tengo idea. Entonces, todos esos efectos que se hicieron y todo, ya en un momento quedaron viejos, y eso significa un tiempo que tarda en rodaje y ahora es otra cosa que va a empezar y veremos para dónde va también. Estoy un poco expectante de ver cómo, no solamente cómo lo recibe el medio audiovisual, sino también cómo va a adaptarse el medio audiovisual, porque es real que hay mucha gente que, de golpe, empieza a ser prescindible. Incluidos los actores. Hay muchos actores, incluidos muchas cosas. Ya estamos en un cambio de paradigma. Entonces, bueno, veremos a ver qué pasa. Y la serie de Diego fue también la primera biopic grande que se hacía así en Argentina.
- Sí, con la pandemia en el medio. Muchas cosas con la muerte de Diego.
- Sí, se rodó antes de la muerte de Diego. Bueno, cayó la pandemia en el medio, que eso demoró lo que fue la edición y la salida de la serie. Se iba a grabar una segunda temporada que no se pudo grabar en ese 2020, no se pudo grabar en 2021 y, fines de 2022, ya después de haber estado tres años contratado, esperando, con preproducción, con ensayos, con un montón de cosas, finalmente no se hace. Y, bueno, también es bueno. Termina la aventura no como queríamos, porque había un montón de materiales para hacer, pero también termina. Y es como, bueno, volver a empezar desde otro lugar, porque quedé con un cuerpo que no era el mío. Yo subí un montón de kilos de piernas y de musculatura, que cambié el pelo, cosas que cero quejas, todo lo contrario, pero te ponen en un lugar diferente. Tenés que arrancar de vuelta a volver al gimnasio para que se me marquen los abdominales, cosas que eran diferentes a cómo laburé los últimos cinco años.
- ¿Te quedaron estos modismos?
- Yo traté siempre de no ser un fantasma, de no ser el pibito de la tele, que no sé qué, el hijo del famoso, todo eso. Siempre no hice el esfuerzo, porque no fue que tuve que reprimir cosas, pero siempre lo tuve presente: como, ante la mirada del otro —laburás con la mirada del otro—, no puedo decir “no, no me interesa”. Sí, me interesa de un lado; me afecta o no, eso es otra cosa. Pero me interesa la mirada del otro hacia mí. Y de golpe, ponerme a agarrarme de berretines de Diego, no sé si me da, me parece que es mucho, me parece que sería abusarme de algo que no me gustaría que me digan “mirá que no sos el Diego, mirá que no estás haciendo la serie del Diego”. Entonces, no me fue difícil no meterme en eso. Sí sucede que, cuando estás invadido por eso, estás contaminado por una imagen como la del Diego y, bueno, también es esto: es parte de ser argentino. Y de golpe mandás a la concha de su madre a alguien y, por ahí, en otro momento lo hacés de otra manera. Pero no, pude salir de eso sin que me signifique tener que modificar algo intrínseco.
La exposición de su padre
- Hablás esto un poco de la exposición, de ser el hijo de… ¿Cómo es cuando, por ahí, se habla un poco de tu papá, o cuando aparece, por ejemplo, esto con Majul y estas reacciones hablando de política, los videos? ¿Cómo lo tomás vos como hijo? La exposición que eso después tiene en redes y las cosas que se pueden llegar a decir, ¿cómo lo tomás vos?
- La mayoría de las cosas me río mucho; con lo de Majul me río un montón. Primero vi: de golpe me metí en Twitter y vi que era Trending Topic número uno, y dije “¡ay, qué hizo ahora!”. Entonces me meto: a ver, Alfredo, ¿qué hiciste? Y al final veo qué hiciste y “ah, está bien”. Me parece que está bien, me parece que él —y lo digo casi como espectador, en esto no lo digo como hijo, lo voy a decir como espectador— me parece que él ha, también, representado de alguna manera una mirada de ciudadano común, porque sus críticas y sus cosas creo que van hacia el sentido común, van hacia un lugar que no se ha hecho rico por opinar de política; de hecho, creo que le ha perjudicado y le ha sido complicado. Ha estado muchos años cancelado, sin laburo. Entonces lo que lo moviliza —y ahí sí hablo también desde un lado de adentro— me parece que lo que lo moviliza es bastante verídico, te parezca o no.
Pero, digamos, lo moviliza algo y va con eso. Entonces hay algo en lo que, bueno, ante una persona que no… También, hoy por hoy, hay mucha gente que repite un texto con mucha locuacidad y con mucha velocidad y parece que saben lo que están diciendo y, en realidad, son charlatanes también. Existe eso, sin quitarle mérito, pero, digamos… Entonces, alguien que, de golpe, viene con un pensamiento formado pero que no lo tiene ensayado como para poder decirlo en un TikTok, genera cierta empatía en mucha gente, porque dice “esto es lo que yo quiero decir”, o “me parece sincero”. Y después, bueno, las lecturas de cada uno. Es como, qué sé yo, yo, como actor, me parece que no puedo opinar de un montón de cosas, porque vivo en un palacio de cristal también. O sea, mi vida es muy distinta a la de un 95% de la población. Inclusive las cosas que vivís día a día, es como… De golpe —vamos a partir la pelota afuera—, de golpe un gringo, un yankee te habla de una cosa, pero, si vos no vivís eso… O sea, hay algo que es tipo: bueno, a ver, sacate todo esto, sacate los guardaespaldas, el auto, la casa en la Brea en California, y vivilo, porque si no, es de un lugar muy cómodo. Se opina y muchas veces la gente se pliega a esas cosas para que no le caigan, para que no… Y para que todos digan “vos sos bueno”.
- Y esto de la objetividad, esto que, por la manera que te expresabas y hablabas, también viene un poco por la manera en la que te criaste, porque, por lo que estuve leyendo y todo, hablabas de que tuviste una infancia muy fácil, por así decirlo, muchas mudanzas…
- Mirá, a mí mi viejo no me llevó a Disney, no me llevó a conocer Punta Cana cuando era chiquito. O sea, tipo, el Caribe lo conocí yo cuando fui: me saqué un pasaje y me fui con una chica que era mi novia ese día y fui al Caribe yo, porque me lo pagué yo. A Disney me lo pagué yo. Viste, hay algo de que, si bien realmente, hasta que mi viejo empezó a laburar en tele, no teníamos un mango, no había dónde caerse muerto. O sea, realmente era una situación en la cual no había miras de un ascenso social marcado. No lo había, realmente. Y después, cuando mi viejo empieza a laburar, también siempre tuvo un poco una mirada de sobreviviente, y lo primero que empezó a hacer, la verdad, que no fue y se compró un auto cero kilómetro: juntó guita y compró una casa, que es en la que vive hoy mi madre, que vivimos nosotros cuando éramos chicos. Hay algo de ese mundo que, viste… Que yo después, cuando me hice grande, fui y me compré anteojos de Dior, porque me tenía ganas; pero, digamos, no me criaron con eso. Fui siempre a escuela pública. Todo eso, no me… Viste, es como… Tengo una mirada un poco más amplia.
Su preparación para Párense de Manos
- Hablabas de esto de la preparación física que tuviste que hacer para Maradona. Llevándote ya a otro lado, ¿cómo fue la preparación para Párense de Manos?
- Ah, hermoso. Fue hermoso porque me gusta entrenar, me gusta hacer actividad física, pero cuando, de golpe, tenés una fecha en la cual hay otro que, si vos no llegás en tiempo y forma, te van a cagar a palo.
- Claro, porque hay mucha gente que habla de eso, de que si por ahí no te preparás bien sabés que vas y pasás vergüenza.
- Es que el desgaste físico es increíble. Hice sparring con un pibe de 90 kilos y me saca una cabeza y media. Si no tenés aire, durás 20 segundos, y 20 segundos con humillación. O sea, terminás pidiendo, por favor, que dejen de pegarte. Entonces tenés que saber lo que hacés: mover el cuerpo de una manera, respirar, atacar, defender. Fue increíble.
- Fue una pelea sorpresivo encima, con mucha expectativa.
- Sí, con muchas dificultades también, porque Jaime estuvo con problemas, le costó llegar. Entonces los dos decidimos, bueno, bajemos un poco la intensidad, evitemos algún golpe, y está bien, porque yo le dije: “vení igual, dale, no te lo pierdas”. Yo, sabiendo que él tenía una lesión que había tenido, y yo podría haber sido deshonesto y haberle pegado donde a él le dolía, y no me parecía, porque, aparte, no fue una pelea que tuvo bronca. Pero me sentí vivo.
Hay algo de que, de golpe, llegué cagado de hambre para dar con el peso; él no vino con el peso y aceptamos, obviamente, igual. Y yo, de golpe, estaba 67,6, y yo pesé 72 kilos: son 5 kilos, que es un porcentaje de tu peso, y venís entrenando. Y la verdad que fue una experiencia que la viviría una y otra vez, porque, aparte, me gustó. Descubrí también en el boxeo —si bien había hecho deporte de contacto—… Acá, de golpe, fue: tenés que cagarte a palo tres, cuatro veces por semana, y me peleaba con mi amigo Sebastián, que pesa 12 kilos más que yo y mide 10 centímetros más que yo y boxea hace 25 años. Y, de golpe… Yo quiero irme con la nariz sangrando, porque yo quiero que me pegues, viste. Y, de golpe, es como cambiar un switch. Hay algo fraternal en eso, y te encontrás con el boxeo: pibes que llegan y saludan a todos, muy respetuosos; y es un pibe que, por ahí, viene a pelear en un título importante y saluda. Hay algo de una humildad que te da también eso. Después, por ejemplo, entendí que somos bastante más duros de lo que pensamos, de lo que creemos. Y, de golpe, te dan cinco piñones en la cabeza. No hay que perder la parte salvaje o, por lo menos, la parte animal del humano, porque nos estamos ablandando mucho, y ahora estamos todos muy sensibles: me dijiste en mal tono algo y me agarraron palpitaciones. Me parece que no es un gran camino para la humanidad. Me parece que, si bien, con todo lo que ya tenemos, hay que saber cómo y mejorar un montón de cosas, no hay que abandonar las cosas que hacen, también, que el humano pueda adaptarse a prácticamente todo.
- ¿No pensaste en volver a pelear para esta nueva edición?
- Sí, me propuse. Tienen un montón de gente que quiere pelear; después empiezan a armar también el rompecabezas. Y está bien: no tuve lugar en esta edición. Me parece bien, hay un montón de gente que quiere pelear y hay un montón de peleas también que son interesantes para ver. Es un gran espectáculo: se genera un montón de laburo, se genera un movimiento de marketing y unas cosas que me parece son muy importantes. Es muy importante lo que se hace desde el streaming, que llega a la gente, porque empiezan a nacer otro tipo de espectáculos. A mí me gusta lo que hace Luquitas: es un pibe que llegó siendo actor y que haciendo comedia, y, de golpe, hoy se posiciona como un empresario. La verdad, eso me parece importante, y es parte también de este cambio de paradigma que digo: como la gente que llega a la masividad por la posibilidad de mostrarse en un medio gratuito y después la gente lo elige. Me parece que eso es importante, está bueno. Hay quienes reniegan de esas cosas.