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Mariano Argento estrena "El Portal", la película póstuma de Selva Alemán y Héctor Bidonde: "Viene bendecida doblemente"

El actor Mariano Argento pasó por el estudio de MDZ y dialogó sobre esta película en la que no solo fue protagonista sino también guionista y director.

Mariano Argento pasó por el estudio de MDZ.

Mariano Argento pasó por el estudio de MDZ.

MDZ

Este 6 de octubre, se estrena en los cines "El Portal", la segunda película que dirige Mariano Argento. El actor también estuvo a cargo del guion y fue uno de los protagonistas.

En diálogo con MDZ, contó cómo surgió la idea de este thriller psicológico, y recordó cómo fue trabajar con Selva Alemán y Héctor Bidonde, quienes partieron el año pasado pero brillaron en este largometraje.

La entrevista completa con Mariano Argento

Entrevista a Mariano Argento

- El 6 de noviembre estrenas "El portal". ¿Cómo fue tu experiencia con este thriller psicológico?

- Thriller psicológico que está definido como distópico y perverso. Una película asfixiante. Una película absolutamente distinta desde la estructura del guion a la realización. Pensá que nos metimos seis, casi siete semanas dentro de un edificio en el que nos volvimos locos y volvimos locos al edificio porque fue realmente asfixiante poder grabar, poder filmar una película en todos interiores. Tiene solamente dos pequeñas secuencias de exteriores. ¿Y cómo fue? Fue realmente difícil desde todo punto de vista, porque fue difícil encontrar la locación. Fue difícil armar el elenco. Acabábamos de terminar la pandemia. Estábamos con el Ómicron, creo que se llamaba en ese momento, el hisopado, los miedos, las angustias... más allá de que nosotros, para no perder tiempo porque teníamos un pequeño capital, nos fuimos al Incaa y entonces hicimos la película en forma absolutamente privada.

Y yo estuve como productor también, con lo cual estaba luchando con la parte de impuestos, de pagos, de recaudación de algunos productores asociados; y con la cabeza metida en mi acting y en la dirección.

La historia detrás de "El Portal"

- Bueno, también estuviste en el guion. ¿Cómo es que te nace la idea de hacer "El Portal"?

- Antes de actuar, escribía. Hace muchos años que escribo. Escribí ya once guiones cinematográficos y a uno lo vendí. Uno lo hice, que es mi primera película, "Amigos de la infancia".

Esta es mi segunda película que dirijo. Se me ocurrió en función de algo que me pasó a los 21 años. Creo que esa era la edad para entrar al casino, y tuve una suerte de rareza -que lo describo en una de mis historias de Instagram- con un hombre que se me acercó. Yo estaba jugando al "Punto y banca". Acababa de cobrar un sueldo importante. Trabajaba con mi padre en su fábrica. Mi padre tenía esa, digamos, predilección por el azar del "Punto y banca", y lo acompañaba yo de tanto en tanto.

Esa animosidad se me fue creo que esa noche, porque perdí, perdía y se me acercó un hombre. En esa época eran mesas grandes que había once o catorce (personas que) jugaban a las cartas. El baccarat se saca una carta para la banca, una para una para la banca, una para el punto, otra para la banca, otra para el punto. Y se dan vuelta y uno le gana al otro.

Yo venía perdiendo, me quedaba una sola placa, jugábamos placas grandes. Y uno, en ese momento, en ese contexto, como que se sentía importante jugando. Sería la parte mía actoral que todavía no aparecía, que necesitaba como esa cosa narcisa de... yo creo que a todos los jugadores le pasa, de ceba el pase pagador: "Esta apuesta va a banca, esta puesta a punto".

Y había perdido toda la noche, y en una mesa había un hombre que ganaba muchísimo, tenía una montaña así de fichas. De hecho las fichas las ponía en forma vertical, y estaba lleno. Era el único que ganaba. En algún momento, cuando me quedé sin fichas, que aposté mi última ficha, punto. Se me va y él me cede una placa que era muchos uruguayos y me dice: "Jugá". Digo: "No, yo no puedo hacer esto, no puedo pagarte esto". Y me dice: "No, no voy a jugar un juego que vas a ganar". Pero me lo dijo muy serio, un tipo pintón, un tipo con una camisa, muy bronceado.

Bueno, cuando voy a poner la ficha a punto, me dice: "Juega la banca". Bueno, como asumí que estaba jugando para él, puse la ficha en banca y tiró cuatro bancas. Me daban los excedentes porque estábamos jugando con los máximos, así que me daban el excedente.

En la cuarta banca me dice: "Se va todo a punto". Bueno, agarré y puse todo a punto y gané de nuevo. Me dijo: "Vamos", y le digo: "Bueno, estoy jugando para vos, te doy este dinero". Me dice: "No, no, no, no, no, solo devolveme mi placa, el resto es tuyo".

Francamente, me sentí agradecido. Me sentí como impresionado. Y me dice: "Vamos a tomar un café". Hace muchos años atrás pensé "qué raro este hombre". Pero dije bueno, no vamos a prejuzgar. Me fui a tomar un café. Al final terminamos tomando un gin tonic. Pasó una mujer muy bella, lo saludó y me dijo: "Argento", porque el jefe de croupier vivía en una casa que yo tenía en Uruguay al lado mío. "Sí, soy argento", me dije: "¿Estuviste en Sicilia?". "No, la familia es siciliana". "¿Pero estuviste en la logia?", "¿Qué Logia?". "La 172". Preguntas raras, medias incontestables. Le dije que soy de Buenos Aires, "Estoy acá hace unos días. Me voy a quedar todo el verano".

Él me hacía preguntas que no tenían respuesta. Me dijo: "Te voy a dar un consejo, Argento, tratá de negociar". Esto es un casino. Se sonrió y me dijo: "No, todo se negocia, amigo, Todo. Llega un momento en el que vos negocias, te viene un principio de bonanza y después te pasan una factura".

En principio no lo entendía, no entendía de qué hablaba. Le pregunté cómo se llamaba. Me dijo: "Ale, pero es es un diminutivo de mi mentor". Al día siguiente le conté la anécdota a mi padre, que también había perdido. Estaba contento que había recuperado la inversión de ese día, pero con el tiempo me empecé a dar cuenta que hay un señor que se llamaba Aleister Cromwell, que fue tapa en el disco de los Beatles de "Sargent Pepper", que estaba su cara dentro del disco. Con el tiempo me fui dando cuenta también que John Lennon tenía una parte esotérica bastante importante, este que Aleister Crowley había estado en Sicilia, que formó una logia que se llamaba la Logia" Argentum", que Mussolini lo había echado de Sicilia, pero que no lo había ni mandó a matar, ni presionó. Simplemente le había pedido que se vaya Mussolini, con el poder que en ese momento tenía.

Después fui averiguando que pasaban cosas raras, como por ejemplo, que habían comentado a través del tiempo que este hombre, Aleister Crowley, que era un ocultista, sus herederos habían comprado muchos departamentos en el edificio de Dakota. Ahí se produjeron muchos suicidios en el edificio de Dakota. Mataron a John Lennon en el edificio Dakota. Filmaron "Rosemary Baby", y después todos saben lo que le pasó a la familia Polanski a partir de esa película. ¿Y dónde queda el edificio? En la 1 de la 72. Y él me había preguntado si yo había vivido en la 172.

Toda esa conjunción de hechos todavía me pone la piel de gallina. Me hicieron empezar a pensar a través del tiempo que entiendo que hay gente que negocia. O sea, empecé a pensar que hay gente que nunca le va mal, hay gente que siempre le va a ir bien, pero que de repente cae en un abismo. La bonanza, la factura. Y partir de ahí construí el guion.

- Y, como director, más en el cine independiente, se trata de negociar.

- Sí, pero negocio para que las cosas traten de salir adelante porque es un un camino difícil desde la construcción de de cualquier cosa que hagas en forma independiente. Porque, la realidad es que nosotros podríamos haber tocado la puerta del Incaa, pero en ese momento era difícil porque el Incaa tenía sus tiempos, y yo no los tenía. Ya teníamos un capital, estábamos ansiosos. A veces te corre el fantasma de la edad que te dice: "Metele, metele". Yo había hecho mi primera película en 2005 y sentía que, si no era ahora, no era más.

Y ahora estoy filmando, de hecho, mi tercera película. Sentí que era el momento, el tiempo y el lugar. Lo que no pensé es que iba a ser una construcción tan difícil desde la preproducción, la filmación y la post, en el sentido que en el edificio tuvimos problemas complejos porque vos negocia con el encargado que te lleva la comisión. La comisión te lleva al presidente de la Comisión, eso te lleva al grupo de consorcio y, bueno, todos te dicen que sí, pero los vecinos no tienen nada que ver con eso. Las aprobaciones del consorcio no tienen que ver con los vecinos. Los vecinos se enteran después, y si bien era una propiedad o un edificio que se alquilaba para una locación, para poder filmar- y habían hecho una película muy grande que les había traído trastornos-, entiendo que los visitantes o los vecinos, los propietarios o los inquilinos se sentían un poco ya asfixiados del tema.

Y nosotros grabábamos mucho. Filmábamos mucho de noche y, bueno, el perro, el ascensor, los sonidos, la música... llegó un momento en que no se podía filmar y yo estaba con una carrera contra el reloj, porque sabés que una semana de rodaje, de atraso, para un productor independiente es la muerte.

Entonces (te decían) "no se puede usar el ascensor. No se pueden poner equipos en la terraza. Los equipos electrógenos no tienen que estar. No me consumas luz eléctrica porque me va a venir una fortuna de luz". Y yo preguntaba: "Perdón, si no uso los equipos electrógenos y no utilizo la luz eléctrica, ¿cómo filmo?".

Los equipos se suben por la escalera, no se pueden subir por el ascensor. Es un equipo que pesa una tonelada y, bueno, cosas así que, perdón, no son una queja puntual contra el vecino. El vecino tenía razón, el vecino estaba harto, el vecino estaba cansado. El problema es que evidentemente no había una comunicación entre el consorcio y los vecinos.

Pero bueno, más allá de eso, fue difícil el rodaje. Fue difícil porque tuve seis meses haciendo el montaje. Después fue difícil la postproducción, sonido, posproducción de imagen, corrección de color, mandar las películas a los festivales que, como una película independiente, cuando vos construís algo en forma independiente, no tenés una distribuidora. En principio no tenés el "lobby político", llamémosle del Incaa, ni el lobby político de una gran distribuidora o de una plataforma que te sostiene.

Entonces, cuando yo en el 2005 hice "Amigos de la infancia" en un festival, se presentaban 200 películas. Hoy se presentan 7000, 8000, imposible de que se vea. Entonces el lobby existe y, al no tenerlo y no poder ejercerlo, era golpear la puerta. Y hasta que empezaron a verla en festivales, no sé si tan importantes, pero sí importantes, empezaron los logros. Y bueno, ganó 11 festivales, gané un (premio a) mejor película, mejor director, mejor película de terror, premio honorífico... Bueno, en fin, un montón de cosas que me vinieron muy bien e hicieron que después viniera la distribución a través de MOVING PICS. Y ahora el estreno.

El recuerdo de Mariano Argento trabajando con Selva Alemán y Héctor Bidonde

El recuerdo de Mariano Argento sobre Selva Alemán y Héctor Bidonde

- Un detalle de esta película es que actúa Selva Alemán, que murió el año pasado, y Héctor "Cacho" Bidonde, que también murió en 2024. Para ambos fue su última película. ¿Cómo fue trabajar con ellos?

- Bueno, a ver, mi amor por Cacho viene desde que yo tengo 23 años porque empecé a estudiar con él. Fue mi primer maestro. De hecho salíamos, nos veíamos, nos tratábamos, habíamos trabajado después juntos en varias novelas, la última en Telefe. Yo tenía un gran, gran cariño por Cacho y él por mí. Me parecía increíble poder dirigir a mi maestro.

Con Selva, lo mismo. Conocía a Arturo (Puig), conocía a Selva... Selva había trabajado conmigo en "Malparida", en Canal 13. Estuvimos un año trabajando juntos. No dudó ni un segundo. Ni él ni ella en darme el sí cuando leyeron el libro. Ambos muy amorosos, con mucho oficio, con gran talento. Y además están impecables en la película. Así que fue un orgullo para mí.

Viene bendecida doblemente. Cuando Selva vio una privada de la película, quedó como muy impresionada. Y además, en el propio rodaje, Selva me pedía más: "Quiero más"; porque el personaje de Selva es muy fuerte. Y me decía: "Dame más", y le digo: "Selvi, a ver, tiene un límite esto". "No, no, pero vamos a darle una vuelta". O sea, me encantaba porque me proponía cosas como gran actriz que era. Era una mujer que componía, que se entusiasmaba, que se involucraba y estaba muy contenta en el set, muy contenta.

El Portal: "La película que el poder no quiere que veas"

Mariano Argento: "La película que el poder no quiere que veas"

- En "El Portal" hay algo muy llamativo. Tiene como un eslogan que le pusiste, que es: "Es la película que el poder no quiere que veas". Es muy amplio ese eslogan... ¿Para vos quién es el poder? ¿Y por qué crees que ese poder no quiere que vea esta película?

- Bueno, precisamente por lo que conté en principio no se trata ni un pueblo, ni un poder político, ni hablo de un poder que nuclea a todos los poderes.

¿O sea, cómo puede ser? Si vos te ponés a pensar que el mundo, que tiene miles de millones de personas, dependa de cinco o seis tipos. Son cinco o seis, no hay más que eso; que a su vez dependen de otros tres o cuatro. ¿Cómo puede ser que haya diez familias que tengan cientos de miles de millones de dólares, y millones de familias que se muera de hambre o no tengan agua?

Entonces la distribución está dada como para que algunos sean realmente beneficiados y otros sean perjudicados. Creo que negocian. Creo que hemos llegado a un punto en el cual permitimos, o nos adaptamos, o asumimos que las cosas que están mal, están bien. Y hay algo que nos lleva a pensar que no es tan tan malo, que están bien.

No se trata de un poder político, no se trata de un poder empresario, se trata de un poder que nuclea todo eso. Habrás notado que hay gente que siempre le va muy bien, haga lo que haga.

Hace muy poco, y no sé si puedo explicarlo, vi la serie de Mussolini que me impresionó mucho, que está en una de las plataformas, y arranca diciendo que él era un socialista y que inaugura el fascismo. Y dice al final: "Hicieron de todo para que yo desaparezca. Me adoraron durante 20 años y me maltrataron, me asesinaron, vejaron mi cuerpo. ¿Para qué? Si al final hoy nuevamente vuelvo a estar" y te pones a ver esa analogía y decís "es real". Volvimos a hace 50 años. Entonces creo que hay una cuestión en el mundo que tiene que ver con la perversión, que tiene que ver con un dinamismo utópico y distópico, y yo la muestro en la película en un microclima.

- Dicho todo esto, ¿con qué más se va a encontrar el público y por qué tiene que ir a verlo?

- Yo creo que la tiene que ir a ver porque es una película absolutamente distinta a cualquier película que hayan visto. Y me remonto a la historia. Mirá que he visto, me he cansado de ver cine argentino... he visto, no te digo todo lo que se estrena, pero he visto las películas de los grandes directores. Todas. Soy un cinéfilo enfermo de ir a ver dos películas por semana al cine, de ver en plataformas series enteras en un día, en dos días.

Y me doy cuenta de que es algo absolutamente distinto, desde la concepción de quitar la IA y meter toda una impronta que tiene que ver con el cambio de actitud de un personaje.

Es una atmósfera asfixiante donde la gente cuando ha salido de las privadas que hice me dice: "Sentí frío por la espalda, sentí nervios, sentí angustia, sentí asfixia, sentí mucha perversión en el ambiente", y la gente sale impresionada. De hecho, el otro día en el que hicimos una presentación, un periodista me dijo: "Esto es muy fuerte". Y bueno, en buena hora. Si lo que hicimos es muy fuerte, vale la pena ser visto, entonces desde ese lugar me parece que la tienen que ir a ver. Más allá de apoyar el cine argentino y el cine independiente argentino bien hecho, y no quiero discriminar a los que por ahí no tienen la suerte de hacerlo con una estética por ahí tan particular como la hicimos nosotros, cuidando tan el detalle.

Hay presupuestos más grandes, hay presupuestos más chicos. Nosotros hicimos un cine independiente, pero le pusimos todo.