El gesto inesperado de Messi en pleno festejo del Inter Miami: un trencito rechazado que sorprendió a todos
Mientras David Beckham y el resto del plantel desataban la locura al ritmo de cumbia santafesina, el 10 eligió caminar serio y no sumarse al baile. El video tomó visibilidad rápidamente.
La actitud del campeón que sorprendió. Créditos: Archivo MDZ / Captura
El Inter Miami volvió a tocar el cielo con las manos este domingo al consagrarse campeón de la MLS 2025. La franquicia de Florida desató una gran fiesta, posterior a la victoria. En medio del éxtasis colectivo, un detalle protagonizado por Lionel Messi se robó toda la atención.
La escena viral muestra el momento en donde suena la música santafesina y a los jugadores armar el clásico "trencito" de celebración. La euforia era tal que hasta David Beckham, presidente y copropietario del club, se dejó llevar por el ritmo y se unió a la fila bailando con una sonrisa de oreja a oreja.
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La actitud del mejor del mundo
Pero la cámara captó algo inesperado. Mientras la fila de jugadores pasaba bailando, Lionel Messi decidió no participar. Lejos de la algarabía física de sus compañeros, el capitán argentino fue filmado caminando en paralelo al grupo, con un semblante absolutamente serio, como si fuera ajeno a la celebración.
El 10 no estaba solo en su caminata solemne. A su lado, como una sombra inquebrantable, marchaba Rodrigo De Paul. El "motorcito" de la Selección, inseparable amigo de Leo tanto dentro como fuera de la cancha, acompañó el paso calmo del capitán, manteniéndose también al margen del baile grupal.
¿Cansancio o perfil bajo?
La actitud de Messi contrastó fuertemente con la imagen festiva que suele mostrar tras la obtención de títulos. Si bien levantó el trofeo con orgullo minutos antes, su decisión de excluirse del momento más "folclórico" del festejo despertó todo tipo de teorías entre los fanáticos: desde un simple agotamiento físico tras una temporada intensa, hasta una muestra más de su personalidad reservada cuando las cámaras no lo enfocan directamente.
Lo cierto es que, mientras Miami bailaba al ritmo de la cumbia, el mejor jugador del mundo eligió vivir la gloria a su manera: caminando tranquilo, con la satisfacción del deber cumplido, pero sin subirse al tren de la locura.


