Opinión

Balance de cine 2022: entre la batalla y la resurrección

Tras el desolador paréntesis impuesto por la pandemia, este año los cines volvieron a ratificar su poder de convocatoria. Como cuenta pendiente, falta concretar un pacto más equilibrado entre plataformas de streaming y cadenas de salas.

Laureano Manson
Laureano Manson sábado, 31 de diciembre de 2022 · 11:39 hs
Balance de cine 2022: entre la batalla y la resurrección
Argentina, 1985

Muchas veces se ha dicho que nada podrá contra la experiencia de ver cine en el cine, una expresión que ha sobrevivido a la irrupción de múltiples competidores que van de la televisión al video hogareño, hasta el streaming y una pandemia. Este año que se despide, será recordado como una temporada de batalla y resurrección de las salas, en medio de la imparable multiplicación de plataformas que venía anticipándose desde hace un tiempo, pero que terminó de estallar con el efecto de tantos millones de personas retenidas en casa por el virus que ganó protagonismo mundial.

Si 2021 fue un período de transición a la recuperación de la vida social del planeta, este 2022 se caracterizó por un mayor volumen de espectadores poblando las butacas de espacios como cines y teatros. Al igual que en tiempos previos al covid-19, se confirma la tendencia de un público masivo volcado a los grandes tanques de taquilla. En este sentido, desde hace rato ir a ver una película a una sala dejó de ser un plan de cada fin de semana, para transformarse en un evento similar al de la asistencia a un masivo show de música en un estadio.

Las denominadas producciones de mediano presupuesto ganaron su territorio en el campo de las plataformas de streaming, mientras las apuestas de super espectáculo conservan su reinado en los complejos cinematográficos. De hecho, 2022 cierra con el fenomenal éxito de Avatar: el camino del agua, taquillazo que demuestra que las salas todavía tienen gran poder de convocatoria más allá de los productos de superhéroes, o de sagas como Star Wars. También consiguieron un considerable suceso títulos como Top Gun 2: Maverick y Jurassic World 3, demostrando en ambos casos que la nostalgia sigue rindiendo frutos en la venta de entradas.

Avatar: el camino del agua. Las salas de cine ratifican su poder de convocatoria.

Otro apartado que este año cobró una notoria recuperación tiene que ver con las propuestas dedicadas a los más pequeños, con ejemplos como Sing 2: ¡Ven y canta de nuevo!, Lightyear y Minions: nace un villano. En tanto que géneros como la comedia y el drama, quedaron casi relegados al consumo hogareño del streaming, con honrosas excepciones como C'mon c'mon: siempre adelante o Buena suerte, Leo Grande.

Por otro lado, las denominadas salas de cine-arte son las que sufrieron más duramente a nivel global el embate de la pandemia. Resulta llamativo que los cinéfilos hayan sido los primeros en cambiar las butacas colectivas por los sillones solitarios. Si bien es cierto que hay una considerable cantidad de plataformas con exquisito material en sus catálogos, eso no debería justificar que films como Drive my car, Aftersun, Licorice Pizza o Pequeña flor; hayan tenido un discreto paso por las salas, o un aterrizaje casi directo en el streaming.

Párrafo aparte merece el descomunal y merecido éxito de Argentina, 1985. Un caso que resume a la perfección esta tensión entre la batalla y la resurrección que están experimentando las salas. La película de Santiago Mitre, protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, llevó a más de un millón de espectadores a los cines sin ser exhibida en las cadenas más fuertes del país, ya que estas empresas protestaron con justa razón por la breve ventana de exclusividad de solo tres semanas antes del desembarco del film en Amazon. Si bien es entendible que cada plataforma maneje a su criterio el recorrido de las propuestas que producen, queda en claro que la rentabilidad de sus inversiones puede potenciarse con el paso previo de sus films por las salas antes de su destino final en el streaming. En este sentido, 2023 podría avanzar en el esperado pacto entre mercados de exhibición, tendiendo a una resolución más complementaria que antagónica.

Argentina, 1985. Un acuerdo pendiente entre las plataformas de streaming y las cadenas de cine.

 

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