Qué estudia la hija de Rodrigo de la Serna y Erica Rivas

Debido al contexto en el que se crió, el destino de Miranda de la Serna parecía estar escrito. Es que con Rodrigo como padre y Érica Rivas como madre, el árbol no puede caer muy lejos de la manzana. Por eso, a sus 21 años se dedica de lleno a la actuación con el objetivo de seguir los mismos pasos que sus progenitores.
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Por eso, en diálogo con la revista ¡HOLA!, habló de la decisión que tomó a la hora de elegir a qué se iba a dedicar en la vida. “Jamás dudé que iba a ser actriz. Sé que quiero estar arriba de un escenario, adelante y atrás de una cámara toda la vida”, aseguró sobre la gran pasión que tiene.
“Casi que crecí en el San Martín. Es muy fuerte trabajar acá porque recuerdo que venía a este teatro a verlo a papá. También iba a otros teatros a ver a mamá”, expresó ante su actual labor en La Novia en Bodas de Sangre, un clásico de Federico García Lorca.
Con dos padres actores, Miranda mamó desde chica todo lo que tiene que ver con el mundo de la actuación, y esto sin dudas inclinó su decisión: “Mi casa siempre estuvo repleta de actores, cineastas, directores, productores y siento que eso me nutrió muchísimo. Las conversaciones eran muy interesantes y no me quería perder nada”.
En cuanto a cómo es ella en su trabajo, se describió como obsesiva con un objetivo que será difícil de cumplir: “Tengo un monstruito en mi cerebro que me dice que tengo que ser mejor que ellos. A medida que fui creciendo lo fui calmando, pero siempre está esa vocecita”.
Si bien muchas veces para los hijos suele ser un peso cargar con el apellido de sus padres, ella lo utiliza de manera positiva. “Es un privilegio ser hija de estas dos personas increíbles, que además son dos actorazos. Y es un privilegio hacer lo mismo que ellos. Pero reconozco que si no hubiese sido por ellos no sería lo mismo”, comentó elogiando a Rodrigo de la Serna y Érica Rivas.
Relacionado con esto, habló sobre cómo llevó durante su infancia y adolescencia el hecho de tener dos padres reconocidos: “De chica era más difícil, yo lo fui entendiendo. Ahora me está empezando a pasar que me reconozcan a mí. Eso me da un poco de nervios porque tengo flashbacks de experiencias lindas pero también otras no tanto. Confío que voy a saber reaccionar por lo que aprendí de ellos”.
El año viene positivo para Miranda, ya que logró coronarse como ganadora del Premio Sur como Revelación. Por eso compartió sus sensaciones: “Fue divino. Además, fue por una película que adoro, Errante corazón, con Leo Sbaraglia, que fue un antes y un después en mi carrera. Gracias a esa peli Vivi Tellas me llamó para el San Martín. Este año es como un sueño para mí”.