Mauro Icardi rompió el silencio sobre su infidelidad con la China Suárez

Como niño castigado, así se sentó de frente a las rubias. Una especie de carnicería televisiva improvisada. No se lo vio cómodo. Tampoco se la vio cómoda a Wanda Nara respondiendo a Susana Giménez. Una escenografía con la torre Eiffel de fondo. La sensación es la de la calma que antecede al huracán. 

Según aseguró Juan Etchegoyen en Mitre Live, “Lo más trascendente de todo esto es que la relación entre Wanda e Icardi me la dan como terminada más allá de lo que se muestra. Wanda está tratando de ver como hacen con los hijos para terminar la relación de mejor manera”. De este modo se confirma la llegada de la nueva tempestad luego de un breve corto publicitario.

Wanda aprovechó para promocionar su línea de maquillaje y cobró un jugoso valor por la entrevista. Mauro Icardi apareció por un costado, vestido casual y sin cobrar un peso. Así se sometió al interrogatorio de las rubias que no tienen un pelo de sonsas. “El amor que tengo por ella lo saben todos. Yo me casé muy chico y era para toda la vida. Soy muy a la antigua” decía intentando excusarse. 

El concepto de “a la antigua” es más bien un modo de referirse al conservadurismo, la monogamia y a cuidarse del que dirán. Un futbolista casado escribiéndole a una modelo famosísima e inclusive visitándola a un hotel es más compatible con el concepto de “poliamor” que propone la querida Flor Peña. Explicación fallida, no convence el rosarino.

Ya escuchamos a Nara, a la China, a Mauro Icardi y a un sinfín de periodistas. Si las versiones se confirman entonces la pobre Ana Rosenfeld tendrá trabajo las próximas semanas. Estos remolinos de viento van cruzando el Atlántico, y este huracán ya tiene nombre, el infinito:“Wandagate”.