Uno en Burdeos y otro en Mendoza: dos restaurantes para ser feliz
La Tupiña es un restaurante de Burdeos y la particularidad es que tiene un hermano en Mendoza. Cómo nació esta unión, qué se come y por qué hay que visitarlos.
Burdeos y Mendoza unidas por el sueño de un francés. En la nota, te contamos sobre ese nexo.
MDZ estuvo participando este año de la premiación anual de los Best Of Wine Tourism que se entregaron en la Ciudad de Burdeos, Francia; y que tuvo a bodega Doña Paula como ganadora mundial en el apartado de sustentabilidad. Durante esos días, nos encontramos con una interesante curiosidad: uno de los espacios gastronómicos más reconocidos y tradicionales de esa ciudad -reconocida como la meca del vino-, tiene un "restó hermano" en la provincia de Mendoza, con el mismo nombre.
Es que cuando uno viaja, además de conocer paisajes, deleitarse con arqutectura sorprendente o museos interesantes; un apartado especial es el disfrute de la gastronomía... por lo cual no pudimos resistirnos a conocer este lugar.
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Enclavado en el corazón de Burdeos, La Tupiña es mucho más que un simple restaurante: es una auténtica institución donde las tradiciones culinarias del suroeste de Francia se celebran con pasión. Cuando nos lo recomendaron, no dudamos en acercarnos a disfrutar de esa experiencia, y al momento nos sumergimos en un ambiente cálido y auténtico, que invita a descubrir los sabores únicos de la región, realzados por productos locales excepcionales y un entorno encantador.
Sumergirse en el mundo de La Tupiña es dejarse seducir por una perfecta armonía entre productos locales y la cordialidad de su staff. Pero lo que nos llamaba la atención era un dato muy curioso: su creador, Jean Pierre Xiradakis, se enamoró de Mendoza en un viaje y no descansó hasta generar una experiencia similar en estos pagos.
"En La Tupiña, celebramos la riqueza y diversidad del terroir del suroeste a través de una rigurosa selección de productos locales. Cada ingrediente se selecciona por su excepcional calidad y autenticidad, garantizando una experiencia culinaria fiel a nuestras tradiciones. Trabajamos en estrecha colaboración con productores apasionados que comparten nuestro compromiso con el respeto a la naturaleza y el saber hacer ancestral", nos contó Franck Audu, el master chef.
El edificio está en el corazón del casco histórico de Burdeos. Franck nos dio la bienvenida y, apenas entrar, pudimos sentirnos abrazados por un ambiente cálido y auténtico. "Nuestro restaurante, con sus paredes de piedra y su chimenea crepitante, evoca el encanto rústico de una posada rural", detalla Audu, mientras nosotros sentimos que el tiempo parece detenerse, ofreciendo un remanso de paz donde se disfruta de manjares exuberantes, de una mesa generosa. El ambiente único de La Tupiña invita a relajarse, a comer con tiempo, a detenerse en los sabores... al descubrimiento, convirtiendo la visita en una experiencia memorable.
Un hermanito en el Valle de Uco
Con productos locales, frescos y de estación, y bajo la dirección del chef Lucas Bustos, La Tupiña se creó en Gualtallary, Tupungato. "Creo que la historia de la llegada de La Tupiña a Mendoza te la deben contar sus creadores, pero fue parecida a muchas de las que tienen que ver con un enamoramiento. Xiradakis quedó impactado con Mendoza y sus vinos, lo conocí, y entonces decidimos que La Tupiña Mendoza debía ser una realidad", nos dice Lucas.
"El objetivo en el restó del Valle de Uco es reinterpretar sabores arraigados en la memoria de nuestra tierra. Cada plato debe tener simpleza, pero al mismo tiempo debe realzar la identidad regional, maridar con nuestros mejores vinos y ser disfrutado en un entorno único, en plena conexión con el lugar donde nacen nuestros vinos y aquello que nos representa", nos dicen desde su staff.
Si bien Lucas Bustos -un absoluto referente mundial en cuanto a cocina Cordillerana y de fuegos- es el chef ejecutivo, el residente es Alberto Castillo, quien presenta una propuesta con una mirada profundamente arraigada en el territorio. Su cocina celebra el vino, el fuego y el producto de altura, como lenguajes que narran el alma de Gualtallary.
Una mini entrevista con Blandine y algunos platos increíbles
Charlamos con Blandine, que es parte de La Tupiña, y además mostramos algunos de los platos que más nos gustaron, a continuación:
- ¿Cuál es el vínculo con Mendoza? ¿Cómo nació?
El vínculo con Mendoza nació de la pasión compartida por el vino y la gastronomía. Jean-Pierre Xiradakis, fundador de La Tupiña en Burdeos, siempre tuvo una fuerte conexión con el vino como parte esencial de su cocina del sudoeste francés. En sus viajes por América Latina descubrió en Mendoza un terroir y una cultura del vino muy afines al espíritu bordelés. De ese encuentro entre dos mundos nacieron los primeros intercambios, que con el tiempo se transformaron en un espacio propio de La Tupiña en Mendoza, pensado como un puente entre ambas tradiciones.
- ¿Cómo es que un restaurante situado en el corazón de Burdeos tiene en Mendoza también un espacio? ¿Qué los une?
Los une la cultura del vino, la gastronomía, la autenticidad y la hospitalidad. Burdeos y Mendoza comparten algo más que viñedos: comparten un modo de vivir la mesa. La Tupiña quiso trasladar su filosofía —productos locales, cocina a fuego abierto, mesas que invitan a quedarse— al paisaje mendocino, donde el vino tiene el mismo protagonismo que en Burdeos. El de Mendoza es, en cierto modo, una extensión natural del restaurante original, un lugar donde el fuego y el vino vuelven a encontrarse al pie de los Andes.
- ¿Cuáles son las características de la cocina de La Tupiña?
La cocina de La Tupiña es rústica, generosa y profundamente regional. Está inspirada en el sudoeste francés, con recetas tradicionales que honran el producto y la estacionalidad. Todo gira en torno al fuego: las carnes, los guisos, los pescados, las verduras, los pates…El nombre “La Tupiña” proviene precisamente de una olla de hierro fundido que se coloca sobre las brasas, símbolo del restaurante. Es una cocina de sabores honestos, sin artificios, donde el tiempo de cocción y la calidad del producto marcan el ritmo.
- ¿Tienen algún parecido La Tupiña de Burdeos con La Tupiña de Mendoza?
Sí, comparten el alma. Ambas versiones conservan el espíritu del fuego, la cocina abierta, la cercanía con los productores locales y la idea de compartir la mesa. Por supuesto, cada una tiene su identidad: en Burdeos predominan los productos del Atlántico y de la campiña francesa; en Mendoza, los ingredientes andinos, las carnes argentinas y los vinos locales reinterpretan la tradición con un acento propio. Pero en las dos se respira el mismo espíritu de hogar, de comida sincera y de placer por la buena compañía.
- Si me tuvieras que mencionar dos o tres platos estrella de La Tupiña, o que es lo que no hay que dejar de probar… ¿Cuáles me recomiendas?
En Burdeos, los huevos fritos con jamón del suroeste, la Côte de Bœuf y el pato asado al sarmiento de viña. También las papas fritas en grasa de oca y el cassoulet son clásicos imperdibles.
- ¿Cómo definirías el espíritu de La Tupiña? ¿Por qué quien llega a Burdeos debe visitarlo?
El espíritu de La Tupiña es auténtico y hospitalario. Es un lugar donde el fuego siempre está encendido, donde se cocina con tiempo y se come con alegría. Quien llega a Burdeos debe visitarlo porque es una experiencia que va más allá de la comida: es una inmersión en la cultura gastronómica del suroeste francés, donde el producto, la tradición y el calor humano se combinan para crear algo único. Es una casa más que un restaurante.




