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Tres pueblos de España donde todavía se siente la vida auténtica

España es uno de los países más visitados del mundo, pero en sus pequeños pueblos aún se conserva la esencia de su historia, su gente y su ritmo cotidiano.

En los pueblos españoles se conserva la esencia más pura del país.

En los pueblos españoles se conserva la esencia más pura del país.

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España es un destino turístico global. Millones de viajeros recorren cada año sus grandes ciudades, sus playas y sus monumentos más fotografiados. Sin embargo, esa popularidad a veces diluye lo más valioso: la identidad real de cada región. Lejos de los circuitos masivos, los pueblos guardan la verdadera voz del país.

En ellos el visitante descubre la vida sin prisa, las tradiciones intactas y la hospitalidad que define a la España profunda, esa que se conoce mejor andando por calles empedradas o conversando en una plaza.

Albarracín, Aragón

Considerado uno de los pueblos más bonitos de España, Albarracín parece detenido en el tiempo. Ubicado en la provincia de Teruel, sobresale por su casco medieval, sus murallas y las casas color terracota que se aferran a la montaña. Entre sus callejones empinados se puede visitar la Catedral del Salvador, el Museo Diocesano y los miradores del río Guadalaviar. Además, los alrededores ofrecen rutas de senderismo entre pinares y formaciones rocosas rojizas.

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Albarracín, uno de los pueblos más bellos, mantiene su encanto medieval.

Albarracín, uno de los pueblos más bellos, mantiene su encanto medieval.

Cudillero, Asturias

En la costa norte, Cudillero deslumbra con su anfiteatro de casas de colores que miran al Cantábrico. Este pueblo pesquero conserva una atmósfera viva y genuina: los vecinos todavía subastan el pescado en el puerto y los bares sirven sidra y mariscos recién salidos del mar. Entre sus atractivos destacan el mirador de La Garita, la iglesia de San Pedro y los senderos que bordean los acantilados hacia el faro. Es un destino ideal para quienes buscan el encanto del norte sin las multitudes.

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Cudillero enamora con sus casas de colores frente al mar Cantábrico.

Cudillero enamora con sus casas de colores frente al mar Cantábrico.

Vejer de la Frontera, Andalucía

En lo alto de una colina gaditana, Vejer combina la elegancia del blanco andaluz con un aire árabe que aún respira en sus calles estrechas. Sus patios llenos de flores, la muralla medieval y el castillo ofrecen un paseo por siglos de historia. Desde la Plaza de España —una de las más pintorescas del sur— se llega a miradores con vistas al Atlántico. Además, a pocos kilómetros están las playas de El Palmar, perfectas para completar la visita con mar y tranquilidad.

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Vejer de la Frontera deslumbra con su arquitectura blanca y vistas al Atlántico.

Vejer de la Frontera deslumbra con su arquitectura blanca y vistas al Atlántico.