Todos los Sociales de la inolvidable gala por el comienzo de la Feria del Libro de Mendoza
La apertura de la Feria del libro en el Teatro Independencia transformó la obra de Juan Giménez, el historietista mendocino, en una experiencia audiovisual. ¡Mirá las fotos!
No te pierdas la galería de fotos, al final de la nota.
La Feria del Libro 2025 de Mendoza tuvo su apertura oficial con un despliegue que contó con lo mejor de la literatura y el arte visual. La cita fue el miércoles 24 a las 20.30 en el Teatro Independencia y, lejos de un acto protocolar clásico, la inauguración apostó por una experiencia inmersiva de música, imágenes y un homenaje a Juan Giménez, el historietista mendocino que marcó a generaciones enteras con sus mundos de ciencia ficción.
La jornada inaugural no fue solo el inicio de once días de programación intensa de una feria que se extiende hasta el 5 de octubre en el Espacio Cultural Julio Le Parc y en cinco departamentos de la provincia, sino que también quiso mostrar que la literatura se vive, se escucha y se experimenta más allá de las páginas.
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En esta edición, la Feria del Libro rinde tributo a Juan Giménez, fallecido en 2020 a los 82 años, considerado una leyenda en el mundo de la historieta. Su obra fue el punto de partida para la pieza central de la inauguración: Cuestión de tiempo. El espectáculo estuvo a cargo de Jorge Martín, quien asumió la dirección integral, con música original, diseño sonoro y visuales que tomaron como base el guion y las ilustraciones de Juan Giménez.
“Cuestión de tiempo” nació en 1982 como una serie de videocomics que derivaban directamente de la obra gráfica del historietista. Su trama gira en torno a paradojas y viajes temporales, un tema recurrente en la producción de Giménez. En el Teatro Independencia, aquel material cobró una nueva dimensión puesto que, sobre la estructura del cómic, se construyó una narrativa audiovisual inédita, que jugó con la temporalidad y obligó al espectador a habitar el relato de otra manera.
En lugar de tener toda la página a disposición, como ocurre en la lectura de un cómic, el público vio fragmentos, recortes y nuevos enfoques visuales, presentados en un ritmo lineal que transformó la percepción de la historia. Fue una relectura desde lo cinematográfico, enriquecida por el lenguaje audiovisual y el universo de la narrativa sonora. Los diálogos, los silencios, los efectos especiales y la música crearon una atmósfera absorbente que no solo homenajeó a Juan Giménez, sino que también resignificó su obra de manera contemporánea.