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La joya de Chile que se esconde en plena Patagonia y que pocos conoce

Capital del archipiélago de Chiloé, Castro seduce con sus palafitos, sus iglesias Patrimonio de la Humanidad y sus paisajes únicos que la posicionan como uno de los destinos imperdibles de la Patagonia chilena.

Castro, en el corazón de Chiloé, combina paisajes únicos, tradición y gastronomía en un destino que enamora todo el año.

Castro, en el corazón de Chiloé, combina paisajes únicos, tradición y gastronomía en un destino que enamora todo el año.

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Castro, reconocida como la tercera ciudad más antigua de Chile, es la capital del archipiélago de Chiloé y un emblema del sur del país. Su postal más icónica son los palafitos: casas de madera construidas sobre pilotes que se asoman a las aguas del Fiordo de Castro, especialmente en el barrio Gamboa. Estas construcciones, junto con sus coloridas fachadas, representan la identidad arquitectónica chilota y atraen a viajeros en busca de experiencias auténticas.

La ciudad no solo fascina por su aspecto pintoresco, sino también por su historia y su ambiente cultural. Caminar por su plaza central permite descubrir la Iglesia de San Francisco, uno de los templos de madera más famosos de Chile y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde aquí, los visitantes pueden iniciar un recorrido por varias de las 16 iglesias patrimoniales que se distribuyen por la isla.

Las iglesias de Chiloé son auténticas joyas de la arquitectura religiosa latinoamericana. Entre las más destacadas se encuentran la Iglesia de San Francisco, con su estilo neogótico y estructura íntegramente de maderas locales como el ciprés, y la Iglesia Nuestra Señora de Gracia de Nercón, de estilo neorrománico y más de 40 metros de largo, visible desde la distancia.

Cada una de estas construcciones refleja la historia, la fe y la creatividad de las comunidades locales en esta isla de la Patagonia. Recorrerlas es adentrarse en siglos de tradición, con la madera como elemento protagonista y un cuidado trabajo artesanal que ha resistido al paso del tiempo.

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Casas tradicionales en este rincón único de Chile.

Casas tradicionales en este rincón único de Chile.

Visitar el mercado de Castro es una experiencia obligada para quien busque conocer el alma de la ciudad. Aquí se concentran aromas y sabores típicos como el curanto, las empanadas de mariscos, las papas chilotas y la chicha artesanal. También hay espacio para lo dulce, con kuchenes y mermeladas elaboradas con frutos del bosque y miel de ulmo.

Además de la gastronomía, el mercado es un punto ideal para adquirir artesanías: prendas de lana tejidas a mano, tallas de madera inspiradas en la mitología chilota y joyería local que se lleva como recuerdo de un viaje especial.

El entorno natural de Castro invita a la desconexión. El Parque Nacional Chiloé ofrece senderos, miradores, áreas para acampar y refugios, mientras que el Humedal de Putemún —santuario de la naturaleza— es el hogar de 161 especies, incluyendo flamencos chilenos.

Para los amantes de la aventura, la oferta incluye recorridos en kayak por canales y fiordos, guiados por expertos locales, y rutas de trekking señalizadas que permiten disfrutar de vistas panorámicas. Las emblemáticas barrancas y miradores naturales son perfectos para contemplar atardeceres inolvidables.