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El pueblo de Córdoba donde el silencio y las sierras invitan a desconectar

En el corazón de la Pampa de Olaén, este pueblo cordobés sorprende con cascadas, arroyos, cerros y una serenidad difícil de encontrar.

El pueblo de Characato, en Córdoba, es un refugio de silencio y belleza natural entre las sierras.  

El pueblo de Characato, en Córdoba, es un refugio de silencio y belleza natural entre las sierras.

 

Córdoba Turismo

En plena Córdoba, rodeado de formaciones rocosas y vegetación serrana, el pueblo de Characato se despliega como un refugio natural donde el tiempo parece detenerse. A solo 130 kilómetros de la capital provincial y cerca de La Falda, este rincón conocido como “Villa del Silencio” ofrece una experiencia distinta: aquí, el murmullo del agua y el canto de los pájaros reemplazan al ruido de la ciudad.

Entre sus atractivos naturales se destacan los arroyos y cascadas que atraviesan el valle, creando escenarios ideales para nadar, caminar o simplemente descansar bajo la sombra de los frutales. La cascada Las Bandurrias es uno de los imperdibles, donde el agua se desliza entre piedras rojizas y forma un espejo perfecto para disfrutar del verano.

Muy cerca del balneario, los cerros Tres Picos y Characato dominan el paisaje. Desde sus miradores es posible ver cóndores andinos sobrevolando las sierras, una postal que resume la esencia salvaje y pura del lugar.

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Cascadas, arroyos y un cielo estrellado hacen de este pueblo cordobés un destino perfecto para descansar y disfrutar de la naturaleza.

Cascadas, arroyos y un cielo estrellado hacen de este pueblo cordobés un destino perfecto para descansar y disfrutar de la naturaleza.

Un pueblo con historia y calma

Además de sus paisajes, Characato conserva un valioso patrimonio histórico y espiritual. Su capilla Nuestra Señora del Rosario del Milagro, sencilla y pintoresca, es punto de encuentro para los vecinos y escenario de antiguas leyendas serranas. En los alrededores se hallan más de 150 aleros que fueron utilizados por los comechingones, los primeros habitantes de la región.

La zona invita también a recorrer los senderos en mountain bike, realizar cabalgatas hasta la Cañada del Laurel o visitar la Estancia Jesuítica La Candelaria, a pocos kilómetros del pueblo. Por las noches, el cielo despejado regala un espectáculo de estrellas nítidas, casi al alcance de la mano.

Quienes buscan descanso pueden alojarse en el Hostal Characato o acampar cerca del arroyo, disfrutando de comidas caseras y productos regionales elaborados con ingredientes orgánicos. Todo está pensado para que la desconexión sea completa, y el contacto con la naturaleza, total.