Presenta:

El pueblo bonaerense donde volver no es nostalgia, sino elección

En este pueblo de Buenos Aires, quienes se fueron siempre encuentran una excusa para volver. La vida tranquila, la memoria compartida y el sentido de pertenencia lo mantienen vivo en cada regreso.

General La Madrid es un pueblo que combina memoria, identidad barrial y descanso al aire libre en el corazón bonaerense.

General La Madrid es un pueblo que combina memoria, identidad barrial y descanso al aire libre en el corazón bonaerense.

Municipalidad de General La Madrid

En el centro-oeste de la provincia de Buenos Aires, General La Madrid es mucho más que una ciudad tranquila: es un pueblo con alma. Sus poco más de diez mil habitantes saben que allí se puede caminar sin apuro, saludar a cada vecino por su nombre, dejar la bici sin candado y confiar en que todo estará donde lo dejaron.

Para quienes nacieron en sus calles, cualquier excusa es buena para volver. Y para quienes llegan por primera vez, la sorpresa es inmediata: La Madrid transmite ese aire sereno que muchas veces se busca y pocas veces se encuentra.

Conectada por la Ruta Provincial 86 y rodeada de paisajes rurales, la ciudad despliega su historia en cada rincón, desde las postas ferroviarias hasta las plazas llenas de juegos y encuentros. También sus cuatro delegaciones —La Colina, Líbano, Pontaut y Las Martinetas— completan un mapa que combina naturaleza, cultura e identidad comunitaria.

Este pueblo tiene naturaleza, cultura viva y memoria colectiva

Uno de los puntos más valorados por locales y visitantes es el Balneario Municipal Eduardo Baraboglia, a solo 3 kilómetros del centro. Ubicado a orillas del arroyo Salado, el predio ofrece zonas parquizadas, camping con todas las comodidades, colonia de vacaciones, parrillas, servicios y un gran espejo de agua. Ideal para pasar el día, relajarse o acampar bajo las estrellas.

La propuesta cultural también tiene su lugar en el Complejo Cultural Juan Carlos Pacín, que concentra talleres, biblioteca, museo de bellas artes, escuela de ajedrez, y un museo arqueológico e histórico inaugurado en 1987, gracias al trabajo de investigadores de la UBA y el CONICET.

General La Madrid 2.jpg
Entre museos, balnearios, juegos y paseos, La Madrid propone una forma de vida más lenta, más cercana, más propia.

Entre museos, balnearios, juegos y paseos, La Madrid propone una forma de vida más lenta, más cercana, más propia.

En paralelo, la Casona Laplacette funciona como museo histórico y propone un recorrido por la vida del fundador del pueblo, su familia y sus descendientes. Desde salas de armas hasta una casita de muñecas, el recorrido es tan íntimo como revelador.

El paseo urbano más querido por las familias comienza en la Garita Norte del ferrocarril, atraviesa la Plaza Las Américas, el cartel intervenido de “La Madrid”, la mesa giratoria y la vieja calesita, y se extiende por unos 800 metros hasta la Garita Sur. A lo largo del camino, se pueden ver el tanque de agua, el galpón de máquinas de 1883 y las canchas de tejo. Todo está pensado para caminar, jugar, fotografiar y compartir.

General La Madrid.jpg
En cada rincón de este pueblo bonaerense se respira historia, calma y ese sentido de comunidad que convierte lo cotidiano en algo especial.

En cada rincón de este pueblo bonaerense se respira historia, calma y ese sentido de comunidad que convierte lo cotidiano en algo especial.

El presente que mira al futuro sin olvidar sus raíces

En los últimos años, La Madrid sumó un Paseo Gastronómico al aire libre que reúne food trucks, mesas comunitarias y juegos para chicos. Las noches de verano en este espacio se convirtieron en punto de encuentro familiar. A pocos pasos, el Barrio Chino, uno de los más antiguos del pueblo, conserva su traza original y su impronta de barrio histórico.

Desde el arte público hasta los recuerdos compartidos, desde la bici sin candado hasta la charla en la vereda, La Madrid sigue siendo un ejemplo de que otra forma de vida es posible. Un pueblo bonaerense que no necesita gritar para hacerse notar: alcanza con visitarlo una vez para sentir que uno ya pertenece.

Embed