Creatividad extrema: un día impactante de moda en Mendoza
No te pierdas los diseños de los finalistas de UEST ’25 y todas las fotos y sociales del evento que revalorizó las voces jóvenes de la moda.
Durante la tarde del 10 de diciembre, el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza se transformó en un pequeño universo paralelo, donde la moda emergente del Oeste argentino pudo respirar sin restricciones, y en el que UEST ’25 cerró un recorrido que se había extendido durante meses. Desde las 18:30 hasta las 22:00, cada rincón del MMAMM se pobló de texturas y cuerpos que se movieron entre lo performático y la moda, rompiendo cualquier expectativa asociada a un desfile tradicional.
La producción de Victoria Gassull e Iván Hernández había empezado con una convocatoria abierta a diseñadores, artistas y mentes inquietas que buscaban un espacio donde experimentar sin miedo. Luego llegaron las entrevistas, la selección y, finalmente, el paso por mentorías con largas conversaciones, hasta que cinco proyectos resultaron como finalistas para poder presentarse.
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Lo que siguió fueron pasadas performáticas que no se limitaron a mostrar ropa, sino que más bien se vivieron como microrelatos, cada uno precedido por su fashion film. Estos cortos, realizados con directores audiovisuales mendocinos, expandieron las propuestas en nuevas dimensiones, mezclando cuerpo, territorio e identidad en un lenguaje más cercano al arte contemporáneo que al circuito comercial.
La pasarela abrió con Clec, cuyo concepto se vivió como una declaración política y estética. La prenda parecía construida desde un caos perfectamente calculado, con parches, retazos, telas intervenidas a mano, palabras, dibujos. Una rebeldía contra la censura que tomó forma de vestido. El corset bien estructurado contrastó con la falda deconstruida y fragmentada, creando una silueta que avanzó como un pequeño manifiesto en movimiento. Sin embargo, la clave estuvo en el cuerpo de la modelo, con aquellos textos, grafismos y dibujos tatuados sobre la piel que transformaron su figura en el soporte final del discurso. Con labios rojos intensos y una mirada que no esquivó a nadie, la performance fue inolvidable.
El diseño de Danelo marcó uno de los momentos más poéticos de la velada. Su vestido era de un satén marfil, con el cuerpo marcado bajo una corsetería de líneas precisas que delineó la silueta sin rigidez excesiva. La falda, suave en su caída, se fundía con una cola negra y rojiza como si se estuvira quemando. La modelo avanzó con movimientos delicados, casi musicales, con una sensación de elegancia contenida que atrapó a todos.
Ahora bien, cuando entró en escena la obra de Felipe Prisco, el mood cambió por completo y la pasarela se volvió oscura y dramática. Luego de desprenderse de unas alas blacas y un vestido de novia, la modelo surgió con un corset negro rígido, cuyo torso estuvo bordado con hilos brillantes y texturas que parecían telarañas cristalizadas, como si una araña couture hubiera tejido la prenda con paciencia siniestra. La falda era una cascada de volados y capas profundas, lo que le dio un peso teatral que también definió la presencia de la modelo.
La pasarela tomó un giro abrupto con el diseño de N°X, que se movió de lleno en terreno avant-garde. Su propuesta fue una criatura, con un traje de PVC negro ultra brillante, de acabado espejo, y cuya silueta estuvo plagada de estructuras agresivas como picos y garras abstractas que escapaban del cuerpo en direcciones inesperadas. El casco/máscara deshumanizó por completo al modelo, y la cola peluda que arrastró detrás sumó una textura animal que chocó con el plástico futurista del resto del conjunto. El look estuvo diseñado para dominar la pasarela, no para caminarla. Fue simplemente impactante.
Para cerrar llegó Contra, que presentó un estallido de fantasía textil. Su base translúcida en nude funcionó como un lienzo vivo donde crecieron fieltros, lanas teñidas, flores y cúmulos de fibras que, en conjunto, recordaron a arrecifes submarinos. La mezcla de verdes oceánicos, azules profundos, naranjas y rosas creó un relieve tridimensional completamente orgánico, casi respirante. El maquillaje constó con una máscara de azul eléctrico, líneas blancas cristalinas y un cuello rígido verde que evocaba branquias, lo que potenció esa sensación de criatura salida del fondo del mar.
En paralelo a las pasarelas, artistas locales intervinieron la sala con piezas que abordaron los vínculos entre producción textil, cuerpo y sostenibilidad. Ese cruce entre industria, diseño y arte no solo profundizó el criterio curatorial de la noche, sino que también lo expandió hacia preguntas que excedieron la moda.
¡Mirá el video con los diseños presentados!:
Finalmente, cuando llegó el momento de anunciar a los ganadores, Clec se llevó el reconocimiento a Fashion Film, mientras que Felipe Prisco ganó por Pasarela. Fue así como UEST mostró su lugar como plataforma esencial para el diseño emergente argentino, y como espacio donde nuevas voces puedan encontrar libertad para crear, cuestionar y mostrarse sin miedo.

