Opinión

Ahora que vuelve el turismo internacional... ¿aumentará todo y olvidaremos al local?

Las bodegas y los emprendimientos turísticos de Mendoza esperan con ansias la llegada de los visitantes internacionales, pero es una realidad que los turistas locales no pueden quedar desatendidos.

Federico Lancia
Federico Lancia sábado, 9 de octubre de 2021 · 06:48 hs
Ahora que vuelve el turismo internacional... ¿aumentará todo y olvidaremos al local?
Turistas en pandemia. (Imagen ilustrativa) Foto: ElPeriódico.

Las expectativas en el sector son enormes y tienen sus razones. Estos años de pandemia han sido una tortura para una de las industrias que mejor funciona en el país: el turismo. A lo que se agrega una condición híper favorable en materia económica para visitantes extranjeros. Argentina es barata en el mercado internacional y sus opciones están a la altura de lo mejor a nivel global. 

Ya es todo un verdadero logro que se hayan mantenido en pie durante estos tiempos oscuros, porque como todos sabemos fue uno de los sectores más castigados por el encierro y la falta de circulación de personas. 

Pero lo cierto es que gracias a un visitante local o nacional es que gran parte de ese sector pudo seguir adelante. Fueron mendocinos y en general argentinos los que poblaron bodegas y alojamientos, y empezaron a descubrir un mundo que veían por una vidriera, en su gran mayoría. 

Turistas en Mendoza.

Aparte de ser un sostén a la hora de “momentos difíciles” es necesario remarcar lo primordialmente importante que es que el habitante local conozca, sepa y sienta lo que tiene. Supone un valor cultural enorme que se transforma en más promoción y en pequeños embajadores de marca de un sitio con enorme potencial.

Resultaría decepcionante encontrarse nuevamente con un escenario, que producto de la oferta y la demanda, genere una brecha cada vez más distante entre lo que pasa en el lugar donde vivimos, pero que de ninguna manera podemos ser parte. 

Hay lugar para todos

Integrar al turista local deberá tener un fin potenciador. Y eso sucede cuando el turista está dentro del producto, porque allí aparecen nuevas formas y estilos para desarrollar. Es cierto, que como en toda industria, debe haber opciones para las distintas gamas y diferentes precios. Pero con todos adentro. 

La industria del vino se tiene que llenar de sinergias. No pueden ser acciones aisladas del sector privado y el Estado acompañar. Ni querer el Estado cambiar lógicas exitosas por capricho, sin conocer el rubro. Todo y todos tienen que ser parte de una estrategia en común que abarque la mayor cantidad de visitantes a vivir las experiencias que se ofrecen. 

En estos últimos días, en mis visitas a bodegas y lugares turísticos he visto con gran alegría la presencia de turistas que descubren experiencias que antes pensaban que estaban fuera del país. He visto bodegas llenas en sus horarios de degustación, y sus restaurantes completos. 

No vaya a ser que esta época de pandemia que tantos golpes nos dio nos haga cometer viejos errores. Soy un convencido que hay muchas cuestiones que sucedieron en este tiempo que nos ayudaron a crecer. No desechemos las cosas buenas que quedaron de estos tiempos. Porque cuando no se suma, indudablemente se resta. 

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