Por qué Gualcamayo ingresa al RIGI como un caso singular dentro de la minería argentina
A diferencia de los proyectos greenfield, el plan aprobado extiende la vida útil de una mina en operación mediante minería subterránea.
Gualcamayo concentra más de 5 millones de onzas de oro en recursos.
GualcamayoEl proyecto Carbonatos Profundos de la mina Gualcamayo fue formalmente aprobado e incorporado al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), consolidando una de las decisiones más relevantes para la minería argentina en los últimos años.
La iniciativa, impulsada por Minas Argentinas S.A., empresa del Aisa Group, contempla una inversión superior a US$ 660 millones y proyecta una vida útil mínima de 30 años, pero con una característica que la vuelve única dentro del régimen: no se trata de un proyecto completamente nuevo, sino de la reconversión de una mina en operación.
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A diferencia de los desarrollos greenfield que dominan el debate sobre el RIGI, Gualcamayo ingresa al régimen como un proyecto brownfield, apoyado en infraestructura existente, conocimiento geológico acumulado y experiencia operativa previa. El eje del plan aprobado es el desarrollo del yacimiento Carbonatos Profundos, un sistema mineral distinto al explotado históricamente, que requiere minería subterránea, nuevas instalaciones industriales y tecnología de procesamiento de alta complejidad.
Inversión, recursos y escala técnica
El plan aprobado bajo el RIGI incluye una inversión total de más de US$ 660 millones, de los cuales US$ 50 millones están destinados específicamente a exploración geológica, un dato poco habitual en proyectos de este tipo y que refuerza la visión de largo plazo. Carbonatos Profundos cuenta actualmente con más de 3,5 millones de onzas de oro en recursos, certificados bajo estándares internacionales NI 43-101 y JORC, con 2,45 millones de onzas ya clasificadas como reservas.
En términos distritales, Gualcamayo concentra más de 5 millones de onzas de oro en recursos, incluyendo 3,2 millones de onzas de reservas probadas y probables, según el último informe técnico internacional certificado en abril de 2025. La compañía avanza además en una actualización de recursos y reservas que proyecta un incremento cercano al 20%, reforzando el horizonte productivo del distrito.
Un proyecto brownfield con tecnología de frontera
Uno de los aspectos técnicos más relevantes del proyecto aprobado es la incorporación de una planta de oxidación a presión (POX), una tecnología clave para el procesamiento de minerales refractarios. Esta instalación permitirá liberar el oro contenido en el mineral y alcanzar recuperaciones eficientes, posicionándose como una de las pocas plantas POX en operación a nivel mundial y la primera de este tipo en Sudamérica.
El plan incluye además el desarrollo de una mina subterránea de última generación, una nueva planta de procesamiento y la construcción de un parque fotovoltaico de 50 MW, destinado a abastecer parte de la demanda energética de la operación y reducir significativamente su huella de carbono.
Exploración distrital y empleo de largo plazo
Pese a su historia productiva, solo alrededor del 4% del distrito Gualcamayo ha sido explorado en profundidad, lo que explica la magnitud del programa de exploración aprobado en paralelo al desarrollo minero. El objetivo es ampliar la base de recursos y sostener varias décadas de actividad, bajo una visión técnica integral del distrito.
En términos laborales, el proyecto prevé generar entre 1.000 y 1.500 empleos durante la etapa de construcción, prevista hacia fines de 2027, y consolidar alrededor de 600 puestos de trabajo directos permanentes una vez iniciada la producción, proyectada para fines de 2029. A esto se suma un fuerte componente de formación técnica y desarrollo de capital humano, asociado a la operación de procesos industriales complejos.
De una mina en cierre a un polo productivo
La aprobación del RIGI marca un punto de inflexión en la historia reciente de Gualcamayo. Hace apenas dos años, la mina se encontraba en proceso de cierre. Desde la llegada de Aisa Group en 2023, se mantuvo la operación, se regularizaron compromisos con proveedores, se avanzó en la reclasificación de recursos y reservas y se reactivaron campañas de exploración que hoy sostienen un plan de desarrollo de largo plazo.
A lo largo de su historia, Gualcamayo ha aportado más de US$ 33 millones al Fideicomiso de Jáchal y US$ 66 millones en regalías, además de impulsar cientos de proyectos sociales, deportivos y productivos en la región. Con el nuevo esquema bajo el RIGI, la empresa apunta a profundizar ese impacto y consolidar a Gualcamayo como uno de los polos mineros e industriales más relevantes del país.
Un mensaje que excede a San Juan
Más allá del proyecto puntual, el caso Gualcamayo redefine el alcance del RIGI: no solo como una herramienta para atraer nuevas minas, sino también como un instrumento para extender, reconvertir y tecnificar yacimientos existentes, bajo reglas claras y previsibilidad jurídica de largo plazo.
Un mensaje que resuena con fuerza en provincias como Mendoza, donde existen áreas con información geológica avanzada y antecedentes de exploración, y donde el desafío ya no pasa únicamente por descubrir recursos, sino por crear condiciones que permitan transformarlos en proyectos productivos sostenibles.


