Presenta:

Nuevo freno a las inversiones

Costoso retroceso de la racionalización. Preocupan (más) los puertos. Crecen los lácteos. Suba de tasas (créditos más caros).

Javier Milei, presidente de la República Argentina.

Javier Milei, presidente de la República Argentina.

Se sabe que los tiempos de la política no son los de la producción, pero sin duda, la fuerte pulseada pre-eleccionaria que se está produciendo, implica costos para el país que parecen no estar siendo evaluados por los legisladores, y tampoco por los gobernadores, en más de un caso directamente afectados por los rechazos del Congreso a las propuestas del oficialismo. “¿O es justamente eso lo que se busca para intentar debilitar al mileismo?”, se preguntan en voz no demasiado alta, en los más variados grupos empresarios.

De hecho, tanto el rechazo del Senado a algunas de las propuestas oficiales, como la aprobación de Diputados a otra serie de proyectos del “no” mileismo (que tampoco se puede llamar oposición directamente), está dejando en un limbo una serie de cuestiones que van marcando desde arbitrariedades, hasta directamente retrocesos, y una evitable pérdida de plata e inversiones.

Y esto abarca tanto los aumentos a la clase pasiva sin inclusión de los fondeos correspondientes (que Javier Milei prometió vetar), como la situación indefinida en la que quedaron una serie de organismos como el INTA, Vialidad Nacional, Conicet, o el Inase (semillas), entre otros, al rechazar el legislativo la propuesta de racionalización del Ministro Federico Stuzzenegger.

Y, si bien se sabe que en varios de estos casos, el Ejecutivo sigue haciendo recortes de estructuras y cargos (como en el INTA donde se teme, además de despidos, la venta de miles de hectáreas del organismo), la situación es irregular y no se conoce el alcance o el plan final para estos entes.

¿Dónde está la taba?

Contrariamente, otro grupo de organismos, como el Senasa, tanto o más necesitados de racionalización que los anteriores (por tamaño, personal, infraestructura, falta de control de gestión interna, etc.), ni siquiera es nombrado en los planteos, ni del oficialismo, ni de la supuesta oposición.

Todo este proceso terminó empeorando la situación respecto al estado previo, pues aunque entonces fueran ineficientes y sobre- dimensionados ahora, directamente, están inmovilizados.

Es que el rechazo de Diputados a los Decretos 462, 345, 351, 340 y 461 que había propuesto el Poder Ejecutivo, dejó al INTA, al INASE (semillas), al INPI (propiedad Intelectual), INTI (Tecnología Industrial), a la Marina Mercante, y a Vialidad Nacional, en una situación ambigua, especialmente jurídica, que va a traer mucha cola (y más costos).

Para el campo, la mayoría de estos organismos son clave y el hecho de tener varios de ellos “principio de ejecución” (de la racionalización), hacen imposible la marcha atrás total, aunque tampoco pueden seguir adelante con la adecuación, hasta que no se destrabe la cuestión en el Congreso, lo que no ocurrirá hasta después de las elecciones. Y, como para entonces, estarán terminando las Sesiones Ordinarias, habrá que esperar a marzo del año próximo para ver que queda de todos los cambios (si es que queda alguno para entonces).

En ese momento, según los que conocen los vericuetos del Congreso, se pueden “reponer” los Decretos rechazadlos por el Congreso pero, seguramente, ya no va a ser en forma conjunta, sino que van a ir planteándose caso por caso, según como quede la composición de las Cámaras después de las elecciones de octubre.

En todo caso, lo ocurrido, aunque frenó algunos daños, también dejó un saldo fuertemente positivo para el ala sindical que logró mantener el statu quo de cantidad de organismos públicos sobrepoblados, y sin mayores controles de eficiencia y productividad. (Ej. caso fentanilo).

El asunto, además, tendrá un efecto fuertemente negativo para las licitaciones que ya están en marcha y/o anunciadas, como las del mantenimiento de más de 8.000 km de rutas nacionales; el nuevo concurso para la Hidrovía (que ya había fracasado en febrero pasado); o los FFCC de carga (Belgrano, San Martín y Urquiza), entre otras, debido a la indefinición actual sobre cada área, y su autarquía ya que la propuesta oficial considera que la mayoría pasarían de “descentralizados” a “desconcentrados”, pasando a depender, finalmente, del funcionario de turno.

Puertos e Hidrovía

Junto con los FFCC y la nueva licitación de la Hidrovía, el caso de los puertos es uno de los más grave, tanto por el nivel de inversiones extranjeras que trae aparejado (mineras, cerealeras, dragadores internacionales, etc.), como por los costos de los servicios que Argentina en general, y el campo en particular, deben bajar aceleradamente, si se quiere seguir compitiendo en los mercados internacionales. El ya famoso “costo argentino”.

Y esta es una de las principales batallas, pues en uno de los Decretos volteado, el 340, se definía a la alicaída Marina Mercante Argentina como “servicio esencial”, lo que iba a impedir “parar” los puertos, medida de fuerza a la que alternadamente apelan alguno de los más de 12 gremios que operan sobre los ríos, y además, desregulaba el tráfico de cabotaje permitiendo, por ejemplo, que las barcazas tomaran, o dejaran cargas, en puertos intermedios de destino, cuestión que hasta ahora está prohibida ya que la mayoría de ellas (para evitar las costosas cargas laborales), son de bandera paraguaya, o boliviana.

Solo esas dos cuestiones ya iban a significar una fuerte reactivación para distintos puertos de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa, etc. con absorción de mano de obra local, y reactivación económica además, claro está, de una baja considerable en uno de los principales costos del campo: el traslado de las mercaderías.

“El transporte interno por agua es casi inexistente, lo que implica una enorme ineficiencia obligando a las cargas a ser movidas por medios de transporte mucho más caros. El camión en largas distancias tiene un costo que es el doble del transporte por agua”, alerta la Cámara de Puertos Privados Comerciales, preocupada por la creciente falta de competitividad de los fletes locales.

Mayores costos, igual a menor inversión

El compás de espera que se abre ahora, de al menos otro semestre, cae también en un particular mal momento, pues es justo cuando se juega la siembra de los granos gruesos (maíz, soja, girasol, etc.) que constituirán el grueso de los ingresos de divisas, y también fiscales (por ventas y retenciones) del año que viene.

Con costos altos en dólares, y precios bastante flojos en Chicago, las expectativas de crecimiento del área de siembra y de la producción, que se esperaban por las muy buenas condiciones de humedad que hay este año (por el inédito invierno húmedo), pueden diluirse y es más que probable, que si no hay cambios, también disminuyan fuerte las inversiones en insumos, clave para obtener los mejores rindes.

Sin duda, el golpe de gracia lo dio la inesperada suba de las tasas de interés que, además de desalentar la aplicación de todo el paquete tecnológico en los cultivos, seguramente va a impactar en la incipiente recuperación que se estaba dando en el sector de maquinaria agrícola e implementos, por encarecimiento de los créditos, y donde el parque de maquinaria tiene ya más de 15-20 años.