Menos desempleo, pero más informalidad laboral: datos de un mercado con poco para festejar
El desempleo cayó en el tercer trimestre, pero la creación de puestos de trabajo se produjo en la informalidad laboral y el monotributo.
El desempleo en 2025 baja, pero aumenta la informalidad Foto: Télam
Aunque los últimos datos oficiales del mercado de trabajo argentino muestran una mejora en indicadores clave, un análisis más profundo revela un fenómeno más complejo: una recuperación cuantitativa del empleo que camina de la mano de una creciente precarización y expansión del trabajo informal.
Un informe de la consultora Analytica muestras que si bien hubo creación de puestos de trabajo durante el tercer trimestre de 2025, la calidad del empleo se deterioró y los puestos generados fueron esencialmente inestables, de mala calidad y con bajos ingresos.
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La tasa de empleo se ubicó en 45,4% en el tercer trimestre, con un aumento interanual de 0,4 puntos porcentuales, mientras que la tasa de desocupación descendió a 6,6% (-0,3 p.p.). Más aún, en términos desestacionalizados, el desempleo cayó 0,6 p.p. respecto del segundo trimestre, en un contexto en el que la actividad económica creció 0,3%.
Aunque en el margen, la economía mostró cierta capacidad de absorción de mano de obra, la mejora no se tradujo en una recuperación de la calidad laboral. Por el contrario, el rasgo dominante fue el avance de la informalidad, que pasó de 42,6% a 43,3% de los ocupados en la comparación interanual.
La reducción del desempleo se dio, así, en un contexto donde el 85% de la creación neta de puestos de trabajo se concentró en empleos más inestables y de menores ingresos.
Mayor informalidad laboral
El aumento de la informalidad laboral no fue homogéneo entre las distintas categorías ocupacionales. Entre los trabajadores asalariados, la informalidad se mantuvo prácticamente estable en torno al 36,7%, sin mostrar mejoras pero tampoco un deterioro adicional. En cambio, entre los trabajadores por cuenta propia (monotributo y autónomos) la informalidad se profundizó, pasando del 61,9% al 64,9% en el último año.
Esta categoría consolidó así su condición de segmento con mayor incidencia de empleo informal, reflejando en muchos casos la falta de alternativas de inserción en empleos asalariados estables más que un fenómeno de dinamismo emprendedor.
El análisis por grupos etarios también expone las limitaciones de la mejora observada. Durante el tercer trimestre se registró una caída de la tasa de desempleo juvenil, tanto en varones como en mujeres, pero esta reducción estuvo explicada principalmente por una baja en la tasa de actividad y no por una expansión efectiva del empleo. Esta dinámica admite una doble lectura: por un lado, podría reflejar una reversión del fenómeno del trabajador adicional en hogares con menor presión de ingresos; por otro, sugiere la presencia de un trabajador desalentado que abandona la búsqueda ante la escasez de oportunidades laborales atractivas. Esta última interpretación cobra fuerza si se considera que los jóvenes siguen siendo el grupo más afectado por la informalidad y la precariedad laboral.
En contraste, la situación de los jefes y jefas de hogar aparece como particularmente sensible. En este grupo, la tasa de actividad aumentó y se tradujo en un crecimiento del desempleo con una suba menor del empleo. Dado su rol como principal sostén de ingresos del hogar y su menor margen para retirarse del mercado laboral, el riesgo es que enfrenten una mayor presión para aceptar empleos informales o de baja estabilidad, en un contexto de escasa cobertura frente al desempleo.
La heterogeneidad territorial volvió a sumar complejidad al diagnóstico del mercado de trabajo. En los grandes aglomerados urbanos, con más de 500 mil habitantes, la tasa de desocupación se ubicó en torno al 6,9%, por encima del promedio nacional, mientras que en los aglomerados de menor tamaño descendió a 5,2%. Esta brecha refleja las mayores dificultades de los mercados laborales más densos para absorber mano de obra en un escenario de crecimiento moderado.
A nivel regional, solo el Gran Buenos Aires y la Patagonia registraron caídas en la tasa de desempleo durante el trimestre. En cambio, la desocupación aumentó en Cuyo, el Noreste y el Noroeste, mientras que en la región Pampeana se mantuvo prácticamente estable. Entre los aglomerados con mayores niveles de desocupación se destacó Río Gallegos, con una tasa del 10,8%, lo que evidencia un deterioro marcado y persistente del mercado laboral local. Le siguieron Gran Resistencia, con una tasa cercana al 10%, y Gran Rosario, donde la desocupación aumentó hasta el 8,9% impulsada por un fuerte crecimiento de la tasa de actividad que superó la capacidad de generación de empleo.


