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La deuda externa vuelve a jaquear a los países en desarrollo

Según el último informe del Banco Mundial, los países de ingresos bajos y medios enfrentan sus mayores salidas de deuda externa en 50 años.

El último informe “International Debt Report” del Banco Mundial pone el foco en el incremento de la deuda externa de los países en desarrollo en relación a la toma de nueva deuda para el período 2022 y 2024.

El último informe “International Debt Report” del Banco Mundial pone el foco en el incremento de la deuda externa de los países en desarrollo en relación a la toma de nueva deuda para el período 2022 y 2024.

Foto: Shutterstock

En momentos en que se celebra la probable vuelta a los mercados internacionales de deuda cabe alguna reflexión sobre datos del Banco Mundial (BM), que en el último “International Debt Report” señala que los países en desarrollo pagaron US$ 741.000 millones más por capital e intereses de su deuda externa de lo que recibieron en nuevo financiamiento entre 2022 y 2024.

“Aun así, la mayoría de los países lograron cierto margen de maniobra con respecto a su deuda el año pasado, a medida que las tasas de interés alcanzaron su punto máximo y los mercados de bonos reanudaron sus operaciones. Eso permitió a muchos países mantener a raya el riesgo de cesación de pagos y reestructurar su deuda”, señala el BM.

Los datos oficiales muestran que, en total, los países en desarrollo reestructuraron US$ 90.000 millones de deuda externa en 2024, más que en cualquier otro período desde 2010.

Mientras que los inversores en bonos aportaron US$ 80.000 millones más en nuevo financiamiento de lo que recibieron en reembolsos de capital e intereses, lo que ayudó a que se completaran varias emisiones de bonos por miles de millones de dólares.

“Sin embargo, los fondos tuvieron un alto precio: las tasas de interés rondaron el 10%, aproximadamente el doble que antes de 2020”, advierte el organismo. “La situación financiera mundial podría estar mejorando, pero los países en desarrollo no deberían engañarse: no están fuera de peligro”, sostuvo el economista jefe y vicepresidente senior de Economía del Desarrollo del BM, Indermit Gill.

“Su acumulación de deuda continúa, a veces de formas nuevas y perjudiciales. Los responsables de formular políticas de todo el mundo deberían aprovechar al máximo el margen de maniobra que existe hoy para poner sus finanzas públicas en orden, en lugar de volver de prisa a los mercados de deuda externa”, agregó.

El peso de la deuda externa

En 2024, el saldo combinado de deuda externa de los países de ingreso bajo y mediano alcanzó un máximo histórico de US$8,9 billones, con una cifra récord de US$1,2 billones adeudados por los 78 países, principalmente de ingreso bajo, que pueden recibir financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del BM, según señala el informe.

Con relación a la tasa de interés promedio que las economías en desarrollo pagarán a sus acreedores oficiales por la nueva deuda pública contraída en 2024 el informe da cuenta que alcanzó el nivel más alto de los últimos 24 años, mientras que el monto promedio pagado a acreedores privados fue el más elevado de los últimos 17 años.

En total, estas naciones desembolsaron una cifra récord de US$415.000 millones tan solo en intereses, recursos que podrían haberlos destinado a educación, atención primaria de la salud e infraestructura esencial, considera el mismo BM. Por ejemplo, un promedio de una de cada dos personas en los países más endeudados no pudo asumir el costo de la dieta diaria mínima necesaria para tener una buena salud a largo plazo, destaca el BM.

Además, el financiamiento de bajo costo se volvió más difícil de obtener, excepto el procedente de los bancos multilaterales de desarrollo como el BM, que fue la principal fuente de recursos para los países que pueden recibir fondos de la AIF. En 2024, el BM les proporcionó un monto sin precedentes de US$18.300 millones adicionales en nuevo financiamiento que lo que recibió en pagos de capital e intereses, y también les otorgó una cifra récord de US$7.500 millones en forma de donaciones.

Acreedores bilaterales

“Los acreedores bilaterales oficiales, principalmente Gobiernos y entidades relacionadas con el Gobierno, se retiraron después de participar en una serie de reestructuraciones que redujo la deuda externa a largo plazo de algunos países en hasta un 70%”.

En 2024, los acreedores bilaterales recibieron US$8.800 millones más en capital e intereses de lo que desembolsaron en nuevo financiamiento para los países en desarrollo. Por eso, “ante las menores opciones de financiamiento de bajo costo, muchos países en desarrollo acudieron a los acreedores internos: bancos comerciales e instituciones financieras locales. De los 86 países para los que se dispone de datos sobre deuda interna, en más de la mitad la deuda pública interna creció más rápido que la deuda pública externa".

“La creciente tendencia en muchos países en desarrollo de utilizar fuentes internas para satisfacer sus necesidades de financiamiento refleja un logro importante en materia de políticas”, explicó Haishan Fu, Jefe de estadística y directora del Grupo de Gestión de Datos sobre el Desarrollo del Grupo BM.

“Demuestra que sus mercados de capitales locales están evolucionando. Pero, el elevado endeudamiento interno puede incentivar a los bancos nacionales a acumular bonos gubernamentales cuando deberían estar otorgando préstamos al sector privado local. La deuda interna también tiene vencimientos más cortos, lo que puede aumentar el costo de refinanciamiento. Los gobiernos deben tener cuidado de no excederse”.

Impacto social

El informe también presenta nuevas perspectivas preocupantes sobre cómo los altos niveles de deuda han afectado la vida cotidiana de las personas en los países en desarrollo. Se concluye que entre los 22 países más endeudados, aquellos cuya deuda externa sobrepasa el 200% de los ingresos de exportación, un promedio del 56% de los habitantes no puede asumir el costo de la dieta diaria mínima para tener una buena salud a largo plazo. De esos 22 países, 18 pueden recibir financiamiento de la AIF, y en ellos casi dos tercios de la población no está en condiciones de costear la dieta necesaria.

Los expertos reconocen el valor de este informe del BM que durante más de cinco décadas es la principal publicación anual sobre deuda porque ha contribuido a la formulación de políticas de financiación para el desarrollo mediante el intercambio de datos y análisis oportunos y exhaustivos sobre la deuda externa con la comunidad internacional.

Otros datos interesantes a destacar del informe del BM:

• Se está desarrollando una paradoja en los países de ingresos bajos y medios (PIBM). La inflación está retrocediendo y las severas tasas de interés de los últimos años finalmente se están suavizando, lo que ofrece cierto alivio. Las emisiones de bonos del mercado internacional están regresando gradualmente, a precios más sostenibles, proporcionando a los países la financiación tan necesaria que ayuda a reducir el riesgo de impago y alivia temporalmente las tensiones fiscales.

Sin embargo, para la mayoría de los países de ingresos bajos y medios, estos son modestos consuelos, y distan mucho de ser suficientes para compensar los profundos reveses de esta década. Después de todo, entre 2022 y 2024, los países de ingresos bajos y medios pagaron US$741.000 millones más en capital e intereses de su deuda externa de lo que recibieron en nuevo financiamiento, la mayor cantidad en al menos 50 años.

Deuda en alza

• El crecimiento del saldo de la deuda externa de los países de ingresos bajos y medios se desaceleró significativamente en 2024, aumentando tan solo un 1,1%, hasta alcanzar los US$ 8,9 billones. Sin embargo, esta historia esconde más de lo que sugiere la cifra principal.

La deuda externa de los países elegibles para recibir asistencia de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) aumentó un 2% a US$1,2 billones de dólares en 2024. Entonces, ¿qué cambió bajo la superficie este año para impulsar las acciones de deuda de los países de ingresos bajos y medios?

Un factor importante fue el aumento de la reorganización de la deuda de los países de ingresos bajos y medios. Dichas iniciativas alcanzaron su nivel más alto desde 2010, y la mayoría de los acuerdos involucraron a países elegibles para la AIF. Las reorganizaciones incluyeron reestructuraciones bajo el Marco Común del G20, canjes de deuda y acuerdos con acreedores privados, en particular tenedores de bonos.

Y se están produciendo avances, aunque marginales. Haití, Ghana, Somalia y Sri Lanka, por ejemplo, lograron acuerdos de reestructuración que redujeron su deuda externa a largo plazo entre un 4% y un 70%. Con el apoyo de la Mesa Redonda Global sobre Deuda Soberana, Ghana completó su reestructuración en la mitad del tiempo que en procesos anteriores. En conjunto, estas medidas ayudaron a mantener los saldos de deuda de los países de ingresos bajos y medios (PIBM) por debajo de lo que habrían sido en 2024.

• Otro cambio notable se observó en los patrones de financiamiento. Las entradas netas de deuda a los países de ingresos medianos y bajos aumentaron drásticamente en 2024, alcanzando aproximadamente los US$ 210.000 millones. Sin embargo, los flujos bilaterales, es decir, los préstamos entre gobiernos, cayeron a su nivel más bajo desde la crisis financiera mundial, situándose en torno a los US$ 4.500 millones.

En el caso de los países que pueden acceder a la AIF, disminuyeron aún más y apenas se mantuvieron positivos, situándose por debajo de los US$ 2.000 millones. Los flujos procedentes de bancos y otros acreedores privados también se contrajeron drásticamente, en torno a un 75%, hasta los US$ 15.000 millones. Dado que estas fuentes de financiamiento no estaban tan fácilmente disponibles como antes, muchos países de ingresos medianos y bajos recurrieron a otras fuentes para satisfacer sus necesidades fiscales urgentes, recurriendo a los mercados de bonos siempre que fuera posible y recurriendo en mayor medida a prestamistas multilaterales como el BM para mantener las inversiones y los servicios esenciales en marcha.

• Como resultado, los tenedores de bonos y las instituciones multilaterales impulsaron el aumento del volumen de deuda de los países de ingresos medianos y bajos, aportando en conjunto la gran mayoría de las entradas de capital a largo plazo. Los acreedores multilaterales siguieron siendo fundamentales, proporcionando casi la mitad del financiamiento neto a largo plazo a los países de ingresos medianos y bajos.

Los flujos netos del BM alcanzaron un récord de aproximadamente US$ 36.000 millones. En el caso de los países elegibles para la AIF, el Banco otorgó una cantidad significativamente mayor en financiamiento de bajo costo que en reembolsos de capital, lo que subraya su papel como el mayor proveedor de nuevo financiamiento neto.

Bonos en cartera

• Un avance notable en 2024 fue el resurgimiento de la confianza de los tenedores de bonos. Las entradas netas de deuda de los tenedores de bonos hacia los países de ingresos medianos y bajos se revirtieron de una salida de US$ 75.400 millones en 2023 a una entrada de US$ 55.000 millones, impulsadas por el renovado optimismo de los inversores, la mejora de las perspectivas de crecimiento económico y la reducción de la percepción del riesgo crediticio.

• Además, si bien el endeudamiento externo disminuyó en algunos países de ingresos bajos y medios, el endeudamiento interno aumentó en muchos países. De los 86 países con datos disponibles sobre deuda interna, 62 la experimentaron un aumento entre 2023 y 2024, y más de la mitad registró un crecimiento de la deuda pública interna superior al de la deuda externa, lo que indica un giro hacia el financiamiento local.

• Si bien el crecimiento de los mercados de capitales nacionales es un avance positivo, también presenta posibles desventajas. A medida que los gobiernos se endeudan más localmente, los bancos locales tienden a mantener más bonos soberanos en lugar de prestar a las empresas, lo que desplaza la inversión privada. La deuda interna también suele tener vencimientos más cortos, lo que aumenta los riesgos de refinanciación y refinanciación.