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Exclusivo: por qué los Tesoros eligieron al Santander

Crónica de otro día agitado que terminó en alivio. Las causas de la opción por el banco de capitales españoles.

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Aún restaban unos 15 minutos para el cierre de ayer del mercado cambiario en Buenos Aires, y todo hacía presumir que sería una nueva jornada preocupante; aunque no similar a la anterior. Un dato mostraba incertidumbre: el precio del dólar oficial versión Banco Nación se había despegado temprano en la apertura casi a los 1.500 pesos, sin que apareciera la intervención del Tesoro Nacional, que en las ruedas previa había vendido casi 1000 millones para contener la divisa cerca de los 1.450 pesos.

La información que circulaba por las mesas de dinero de toda la city porteña, indicaban que tampoco había novedades en el mercado mayorista; donde la demanda de dinero seguía firme como las jornadas anteriores. La mayor influencia del día eran los lapidarios informes de las consultoras más leías y escuchadas en el sistema financiero, como 1816, que en su último trabajo presentado ayer por este medio, indicaba que restaban 11 ruedas y que los dólares oficiales no alcanzaban para frenar la demanda.

Había un dato indicativo que algo podría suceder: los títulos públicos nominados en dólares bajo legislación extranjera y las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street tenían una jornada a pura demanda. Sin estridencias, pero con firmeza. Ya se sabía hacia el mediodía que había acuerdo con los Estados Unidos, y que se instrumentaría el plan de salvataje desde Washington a Buenos Aires.

Sin embargo, los mercados a esa altura ya no creían en promesas y versiones sobre cuando se presentaría en sociedad el rescate, sino que querían medidas concretas y palpables. Si no, seguiría el bombardeo sobre el mercado cambiario. Se sabía también que había un swap de monedas, que se utilizaría para cancelar los pasivos de enero y julio 2026, por un total de 8.500 millones, aproximadamente. Y no mucho más.

Pasaba el tiempo, restaban 10 minutos para el final de la jornada, y la última rueda de la semana (hoy será feriado) se iría con un nuevo récord en la cotización de la divisa.

Y allí sucedió lo inédito. Histórico. Desde las pantallas de las oficinas de Santander Buenos Aires en Nueva York (una pequeña oficina on line que funciona dentro de la gran mesa de dinero de la sede de Santander Estados Unidos en Manhattan, apareció una sorpresiva orden de compra DE PESOS a un valor concreto de 1.418 pesos en el mercado de spot mayorista. Contantes y sonantes. Llegó además la orden superior de tomar la oferta, ya que quién la presentaba no se ocultaba en su identidad. Era el Tesoro de los Estados Unidos. En persona.

Inmediatamente hubo una comunicación hacia Buenos Aires, quién aportó los dólares necesarios, y la compra de moneda nacional se cerró en menos de cinco minutos. EL tiempo exacto como para aparecer en las pantallas de todos los operadores y cerrar la jornada general con una caída abrupta del precio de la moneda norteamericana en el mercado local. De hecho, minutos antes del cierre del jueves, el precio del dólar Banco Nación cayó 50 pesos para cerrar a 1.450 pesos, esto es una caída de 0,34% contra el valor del miércoles; pero con una posición oferente que no pudo obtener satisfacción inmediata. Quedó así vendido para el lunes cuando reabran los mercados.

Ocurrió así la sorpresa financiera del año: el Tesoro de los Estados Unidos que, sin eufemismos, compraba pesos para contener la caída de la moneda local, aportando de sus propias arcas dólares para abastecer el mercado domestico. Se aclararía por la tarde de Washington que el Tesoro estaba utilizando dinero proveniente del Exchange Stabilization Fund, una cuenta donde revisten unos U$S 25.000 millones, destinada a ayudar a países amigos en zozobra financiera y cambiaria. Aún no se conoce el monto de la operación de compra de pesos, pero el mercado especulaba con que sumando las otras dos adquisiciones paralelas al Santander (a través del Citi y el J.P.Morgan, pero en mucha menor medida que el banco español), alcanzaban los 1000 millones de dólares. Monto suficiente como para que los locales emprendan la retirada.

Se especuló mucho luego del cierre de la jornada, sobre porqué se eligió desde el Tesoro de Scott Bessent al Santander. La respuesta fue simple y clara. Se buscaba un banco importante, multinacional, con presencia financiera fuerte en Wall Street, pero que en la Argentina represente a los dos mundos: el de segundo piso donde moran las operaciones de fondos de inversión y grandes multinacionales, y las de primer piso, donde miles de argentinos tienen cuentas y es popularmente conocido como el principal banco de capitales extranjeros presente en la Argentina.

En otras palabras, Bessent, Luis “Toto” Caputo y toda la gente detrás de la ingeniería financiera que estuvo detrás de la inédita compra de pesos desde el Tesoro norteamericano, quería que la operación se conociera lo más rápido posible, que llegue a todos los rincones del sistema financiero argentino y que tenga la contundencia como para determinar una influencia pétrea. EL Santander y su prestigio internacional y local, garantizaban estas condiciones; así como el envío del mensaje que los dos Tesoros querían dejar en claro en el mercado cambiario local: nadie está en condiciones en las pantallas con las que se operan en Buenos Aires, a hacerle frente al coloso que ahora garantizaba la oferta de dólares. Ese rubí para cuya contención de precio el Tesoro de Buenos Aires ya no estaba en condiciones de plantar batalla. Pero, obviamente, sí el Tesoro de Washington.

Al menos hasta el 27 de octubre. Luego, se verá.

Minutos después de la operación del Santander, apareció el mensaje en X explicativo de Scott Bessent. Este confirmaba que “Hemos cerrado un acuerdo de swap de monedas por USD 20.000 millones con el Banco Central de Argentina. El Tesoro de Estados Unidos está preparado para aplicar de inmediato las medidas excepcionales que sean necesarias para estabilizar los mercados”, y que el Tesoro había intervenido directamente en el mercado cambiario argentino, con el objetivo de contener la volatilidad y reforzar la confianza en la moneda local.