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El apoyo de Estados Unidos no asegura más votos en octubre

Cómo será el impacto de una medida de mercado para alimentar reservas en el BCRA en el tramo final de la campaña electoral. Una larga historia de planes con la soja como protagonista.

Javier Milei y Donald Trump en su encuentro esta semana en Nueva York, Estados Unidos.

Javier Milei y Donald Trump en su encuentro esta semana en Nueva York, Estados Unidos.

El viernes 20 de septiembre, el Gobierno terminaba una semana muy golpeado por la corrida hacia el dólar y el riesgo país que estaba en los 1.456 puntos básicos. Sabían que, si no hacían algo rápido, el lunes la crisis cambiaria podía descontrolarse.

Por un lado, anunció por decreto que eliminaba hasta el 31 de octubre las retenciones para la soja y una serie de granos, luego agregó carnes. En rigor, el decreto dice hasta el 31 de octubre o hasta que se liquiden US$ 7.000 millones, lo que primero ocurra. Y ocurrió que a los tres días se liquidaron los US$ 7.000 millones, pero con un escándalo porque cuatro o cinco exportadores hicieron el gran negocio.

Los productores les vendieron la soja a los exportadores con retenciones y el Gobierno le regaló las retenciones a los exportadores a cambio de los dólares que necesitaba como el aire. O sea, pulverizó a los productores con tal de evitar la corrida cambiaria, a pesar de que el decreto por el cual se eliminaron los derechos de exportación por tres días decía: “Que la presente medida tiene por objetivo dotar de una mayor competitividad a uno de los sectores productivos más dinámicos y relevantes del país, alineando las políticas con los principios de la libertad y una mayor apertura del comercio que impulsen el crecimiento de las cadenas de valor agroindustriales”.

O sea, el Gobierno vendió la medida como un estímulo a la producción, pero ni bien un grupo muy reducido de exportadores presentaron las declaraciones de ventas al exterior, se acabó el objetivo de dotar de una mayor competitividad a uno de los sectores productivos más dinámicos y relevantes del país.

Desde el inicio era claro que buscaban dólares y no mejorar la competitividad de los productores, porque, además, para poder acceder a retención cero, las divisas debían ser ingresadas al mercado oficial de cambios dentro de los tres días de presentada la declaración de exportación.

Esta medida, en sí, no era una medida de carácter fiscal para incentivar la producción de granos y carnes eliminando las retenciones, sino que fue el uso de las retenciones para estimular el rápido ingreso de divisas, dado que el BCRA estaba perdiendo reservas rápidamente. En solo tres días perdió US$ 1.100 millones tratando de evitar que la cotización del dólar perforara la banda superior.

El Gobierno adoptó diferentes medidas cada vez que el dólar tendía a subir

Primero hizo un blanqueo en junio de 2024, que no tenía costo hasta US$ 100.000, pero había que dejarlos inmovilizados en un banco durante un mes.

Luego adoptó otra medida cuando el tipo de cambio se le escapaba, que fue la baja de retenciones en forma transitoria en enero de 2025 hasta junio 2025.

Después las volvió a subir al 33% para la soja y al mes las bajó al 26%, también para la soja.

En abril de este año también apuró un acuerdo con el FMI por US$ 20.000 millones, con un desembolso inicial de US$ 12.000 millones para reforzar las reservas del BCRA.

Ahora buscó la ayuda del Tesoro americano por el cual le dan un swap por US$ 20.000 millones y el Tesoro norteamericano se compromete a comprar bonos del tesoro argentino para que no caiga su cotización y no suba el riesgo país.

Además de todo esto, el Banco Mundial y el BID le adelantarían préstamos.

Es como una especie de blindaje del año 2000, cuando gobernaba Fernando de la Rúa. En ese momento, el blindaje se anunció en diciembre de 2000 y en marzo ya estaba renunciando José Luis Machinea, asumía Ricardo López Murphy que duró 15 días en el cargo y luego vino Domingo Cavallo.

De la descripción anterior, cabe plantearse si el Gobierno no viene cometiendo errores en materia cambiaria y monetaria que lo llevan a tener que recurrir a medidas extraordinarias para controlar cada 6 meses un desbande cambiario.

Pero otro punto a considerar es: ¿por qué si es bueno eliminar las retenciones hasta el 31 de octubre, no es bueno eliminarlas para siempre?

Respecto a la ayuda de EE.UU. para la Argentina, cabe recordar que, en 2001, cuando Argentina estaba en plena crisis, Paul O’Neill, entonces secretario del Tesoro de los Estados Unidos, dijo: “Los plomeros y carpinteros de EE.UU. que ganan 50.000 dólares al año se preguntan: ¿qué estamos haciendo con su dinero, por qué tienen que financiar la crisis argentina?”.

Imagino que los plomeros y carpinteros de EE.UU. deben estar haciéndose la misma pregunta que se hacían los carpinteros y plomeros 24 años atrás.

En síntesis, Argentina anda de salvataje en salvataje. Primero fueron al FMI para reforzar las reservas del BCRA que le desembolsó a la Argentina cerca de USD 14.000 millones en el marco del nuevo programa de facilidades extendidas por USD 20.000 millones.

Eso no alcanzó y ahora hay que recurrir al apoyo del tesoro americano para no tener una corrida, mientras el ministro Caputo decía, días atrás, que estaba dispuesto a vender hasta el último dólar para sostener la banda cambiaria.

Demasiada improvisación como para generar confianza y credibilidad en la política económica, al margen que, transitoriamente, puedan mostrar los mercados.

Otro aspecto a considerar de las declaraciones del secretario del tesoro norteamericano, Scott Bessent, es que dijo en un posteo en la red X: “La Administración Trump mantiene un firme apoyo a los aliados de Estados Unidos, y el presidente Trump ha otorgado al presidente Milei un respaldo excepcional a un funcionario extranjero, demostrando su confianza en los planes económicos de su gobierno y la importancia estratégica geopolítica de la relación entre Estados Unidos y Argentina. Inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en el pago de sus principales deudas.

Todo parece indicar que el apoyo que anunciaron o buena parte del mismo, depende de las elecciones del próximo 26 de octubre, donde el oficialismo viene muy complicado.

Y, justamente, flaco favor le hizo Donald Trump a Javier Milei cuando dijo que quería que ganara la elección. Está reviviendo un Braden o Perón en un momento en que al oficialismo no le sonríen las perspectivas electorales.

Finalmente, una mala elección del oficialismo el 26 de octubre puede generar una mayor complicación de gobernabilidad y de estabilidad económica en el segundo período del gobierno de Milei.

En síntesis, el apoyo financiero ayuda a llegar con el mercado cambiario más tranquilo a las elecciones, pero ni el tuit de Trump ni el del secretario del Tesoro de Estados Unidos aseguran más votos en las urnas.