Presenta:

El acuerdo con el FMI se mantendrá sin cambios hasta la próxima misión en Buenos Aires

El esquema cambiario permanecerá sin modificaciones hasta que finalice la próxima revisión del Fondo, prevista para enero y febrero. El organismo exige mayores reservas y el cumplimiento de las metas fiscales.

El Fondo ve con buenos ojos las reformas y el superávit, pero advierte por las reservas.

El Fondo ve con buenos ojos las reformas y el superávit, pero advierte por las reservas.

El sistema de bandas cambiarias pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) permanecerá inalterable hasta la próxima misión del organismo en Buenos Aires. Solo después de la próxima (y primera del 2026) misión del FMI, y luego de haber aprobado el examen final del 2025, podrá haber espacio para las negociaciones de planificación del próximo ejercicio. Especialmente las que tengan que ver con las alteraciones del régimen del tipo de cambio vigente desde el 11 de abril pasado, cuando se firmó el Facilidades Extendidas vigente.

Hasta que termine la próxima misión, permanecerá inalterable el sistema de incremento mensual del 1 % del tipo de cambio; porcentaje que se mantendrá también en enero y febrero del 2026. Se supone que, para fin del segundo mes del año, los viajeros de Washington que deben controlar los números locales y el cumplimiento de las metas y objetivos pactados para el 2025 habrán terminado su faena. Y, waiver mediante por no haber cumplido la meta de incrementos en las reservas del Banco Central de al menos US$6.000 millones, Argentina tendrá tilde verde del FMI. Será luego de ese momento cuando se habilitarán las rondas negociadoras del 2026 y, en consecuencia, se podrá hablar seriamente con el Fondo sobre la evolución de la política cambiaria del país hacia adelante.

Se sabrá en ese momento si el anticipo del ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, de la semana pasada ante inversores citados por el JP Morgan se cumple. Este es: sostener el esquema de bandas, pero flexibilizarlo mensualmente al 1,5 % en lugar del 1 % vigente.

Antes, el FMI quiere escuchar de parte del ministro cómo piensa aumentar el nivel de reservas del Banco Central durante el primer semestre del 2026, para, ahora sí, cumplir a rajatabla la imposición del organismo que maneja Kristalina Georgieva de lograr un incremento en los dólares en poder de la entidad monetaria. Y así poner tilde verde a la única meta concreta comprometida con el Fondo que le es esquiva.

Saben, desde Buenos Aires, que el año se cerrará sin problemas de superávit fiscal, con un nivel de ahorro entre ingresos y gastos que no comprometerá el pacto del 1,5 % del PBI. Se sabe también que no hubo ni habrá emisión monetaria durante lo que va y falta del 2025. El FMI ve ambas consignas como el gran activo argentino y los pilares de la buena conducta local.

Ve el Fondo Monetario Internacional con gran satisfacción que, además, desde la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda se abrió la victoriosa etapa posterior a las elecciones del 26 de octubre, como un período donde Javier Milei y el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, no perdieron el tiempo. Al punto que cerraron una importantísima e impostergable demanda de la sede del organismo internacional: aprobar el Presupuesto 2026, incluyendo el articulado donde figura el nuevo endeudamiento con el Fondo por unos US$20.000 millones (convirtiéndolo en legal) y las metas y objetivos del 2026 pactados en el Facilidades Extendidas.

Aparentemente, no habría problemas políticos para que el Presupuesto para el próximo ejercicio se apruebe en el Congreso Nacional en sesiones extraordinarias pactadas para el período del 11 al 31 de diciembre. El flamante ministro del Interior, Diego Santilli, ya tendría negociados los votos de los diputados y senadores provenientes de las filas de los gobernadores dialoguistas, más algún que otro legislador provincial unido que acompaña la saga; con lo que, y por primera vez en tres años, un presidente trabajará con presupuesto legal. Pero no cualquier Presupuesto: uno que legalice el acuerdo con el FMI y le dé vía libre institucional al gran cambio argentino que protagoniza el jefe de Estado libertario.

El Fondo ve con buenos ojos que Javier Milei esté avanzando en la primera gran reforma estructural comprometida con el FMI: la laboral. Y, según se sabe ya en la sede del organismo, para el primer bimestre del año, también en extraordinarias, podría convertirse en una realidad. Para el Fondo es algo más que positivo.

Por ahora, la misión del FMI está pactada para la segunda quincena de enero y la primera de febrero. En esa época vendrán a Buenos Aires los técnicos del FMI, comandados por el siempre paciente y firme Luis Cubeddu, el economista venezolano encargado del caso criollo. Y será el momento de reclamar por el incremento de reservas para el Banco Central, un capítulo que hasta ahora parecería ser el más grave para el FMI, y casi el único pedido que el organismo tendría para Javier Milei y su gente durante el 2026.

Hay algo que al FMI le da satisfacción: que el tipo de cambio esté elevado y se mueva en lo que, para el organismo, es casi el valor de equilibrio en estos tiempos. Como el propio Fondo hizo que figure en el texto del Facilidades Extendidas, ese valor era un 20% por arriba de la cotización del 11 de abril, de 1.097 pesos. Para el Fondo, entonces, el inicio de las bandas debería haber sido de un dólar a unos 1.300 pesos, con un Banco Central comprando divisas a los exportadores sojeros.

Nada de eso ocurrió, y las reservas de la entidad que dirige Santiago Bausili están hoy algo peor que cuando comenzó el acuerdo. Salvo los dólares del FMI y los acumulados por el Tesoro vía superávit fiscal, más la activación del swap de los Estados Unidos, dinero que se utilizará para pagar el vencimiento del 9 de enero por unos US$4.300 millones.

El FMI no ve con malos ojos que continúe el esquema de bandas y que, para enero, el nivel mayorista ya opere bien por arriba de los 1.500 pesos, siguiendo la consigna de un incremento mensual del 1%. Es un valor que se asemeja más a aquel reclamo de un dólar iniciático de 1.300 pesos, donde debería haberse manejado el precio de equilibrio de inicio del esquema de bandas, y el que le habría permitido al gobierno aumentar las reservas del Banco Central en el período abril-julio de 2025.

Algo que no ocurrió y que, para el Fondo Monetario Internacional, es el motivo de los desequilibrios cambiarios y financieros que mantuvieron en vilo al gobierno durante todo el proceso preelectoral y que derivaron en el salvataje de los Estados Unidos.