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Con esfuerzo, Luis Caputo paga los Bopreales ante la atenta mirada del Fondo Monetario

El Gobierno de Javier Milei cumplirá este lunes con el pago de US$1.000 millones correspondientes al vencimiento final de los Bopreal, bonos emitidos para cancelar deudas comerciales de importadores del 2023.

Javier Milei y Luis Caputo con Kristalina Georgieva

Javier Milei y Luis Caputo con Kristalina Georgieva

Presidencia

El Gobierno cumplirá en tiempo y forma con el primer gran compromiso financiero generado durante la propia gestión de Javier Milei. Esto es, el pago de un compromiso financiera en divisas que no corresponde a una operación de colocación o rollover de deuda heredado de gestiones anteriores. Aunque, si se estudia bien, en realidad corresponde a una falta de liquidación de manera indirecta generada durante el gobierno de Alberto Fernández.

El pago que hará Luis Caputo al FMI

Hoy el ministerio de Economía cumplirá con el pago de unos US$1.000 millones, correspondientes al cierre de la vida útil de los denominados Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal), emitido por el BCRA en dólares para importadores con deudas comerciales acumuladas en 2023 y que fueron entregados durante enero del 2024 a empresas que no habían podido acceder a dólares oficiales para pagar importaciones, como mecanismo de financiamiento transitorio.

Lo que deberá hacer hoy el Banco Central es cubrir el vencimiento con reservas internacionales, ya que no hay líneas de financiamiento abiertas hoy para el país. Al viernes, las las reservas brutas eran de US$41.959 millones, aunque las netas mostraban déficit de unos US$16.800 millones según la metodología del FMI. Esta presión extra sobre reservas de la repartición que maneja Santiago Bausilli, ocurre en un momento en que el Gobierno busca retornar a los mercados internacionales y reducir el riesgo país a niveles cercanos a 400 puntos básicos.

Si bien desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) se respalda el pago de la deuda y el sostenimiento de los compromisos externos, además de la voluntad original que generó el pasivo al ponerse al día con los importadores que no tuvieron divisas durante el 2023, es un hecho que el organismo anotará una nueva caída en los niveles de reservas. Y que a noviembre, las divisas acumuladas en el BCRA cerraron noviembre con un déficit de US$16.800 millones, lo que obliga a pedir un nuevo waiver cuando en enero los técnicos de la misión obligatoria del FMI lleguen a Buenos Aires a fiscalizar los números de las cuentas locales. Y el cumplimiento de los tres objetivos innegociables con el FMI en el Facilidades Extendidas firmado en abril pasado. En el caso de las reservas, el país cerrará el 2025 con unos US$10.000 millones por debajo de la meta pactada en el acuerdo con el Fondo.

Es un hecho que aunque parte del vencimiento no impacta en reservas brutas (por tenedores locales), sí afecta a las reservas netas, que ya están en niveles críticos. Y que además habrá que cumplir durante diciembre con otros pagos por unos USD 259 millones con organismos internacionales y otros US$75 millones en letras emitidas por el BCRA. Estos dos compromisos también se pagarán con reservas de la entidad; algo que, otra vez, dañarán la cantidad de divisas disponibles.

Para mejorar la performance de las reservas y que el FMI acepte el waiver por el incumplimiento de la meta, el ministerio de Economía deberá ahora trabajar en el diseño de una estrategia que incluya un cambio radical en la política cambiaria del primer semestre de este año. Para el período sojero del 2026 (entre marzo y julio), el ministerio de Economía deberá mostrar una clara tendencia a la compra de dólares y al incremento de las reservas del Banco Central. Esto es un sí o sí tripartito. Es una exigencia conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Tesoro de los Estados Unidos y los mercados financieros. Se lo dejaron en claro al Palacio de hacienda tanto el organismo que maneja Kristalina Georgieva, como Bessent y los hombres y mujeres del JP Morgan, que trabajaban en el préstamo de los 20.000 millones de dólares, mutado ahora en un REPO por US$5.000 millones para cumplir con el vencimiento de pago de deuda local del 9 de enero.

Si igualmente se necesitara de todo o parte del dinero de Donald Trump para el segundo cumplimiento, el del 9 de julio del 2026, habría dos opciones. O un simple swap de monedas (mecanismo de recambio de pesos por dólares sin registro en la cuenta de pasivos monetarios) o una recompra de bonos en poder del Estado nacional a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Lo importante de las dos alternativas, es que, según la visión oficial (y la de la mayoría de los analistas del mercado) no necesitaría una ley que respalde la operación, ya que técnicamente al menos, no se trata de incorporar nueva deuda. Sino de recambiar vencimientos cortos por largos. Pero, para esto, hay que replicar la tasa de Guzmán. La de 3,07%. Si no, en términos reales, habría mayor endeudamiento. Salvo que el 9 de enero, se pague con reservas. Algo que no podrá ser.