Comprar o vender: qué hacer con el oro en 2026 según los especialistas
Nadie quiere quedar afuera del boom del oro, mientras los grandes bancos de inversión de Wall Street, con mesura, apuestan al rally del metal.
Los bancos de inversión anticipan que en 2026 continuará el apetito por el oro, más allá de la fuerte suba del precio que tuvo lugar este año.
ShutterstockSin duda la fiebre del oro, que ya viene sobreviviendo desde comienzos de 2024, acumula una suba en la onza troy de más de US$2.000. En los últimos diez años tardó cinco años pasar de US$1.000 a US$2.000 en agosto del 2020 y desde entonces deambuló sobre este nivel, pero desde abril comenzó un verdadero rally que lo llevó a trepar por encima de los actuales US$4.200 la onza.
La visión del mercado es que el oro entra en 2026 tras un repunte histórico. Para los grandes bancos de inversión de Wall Street, de Europa y Asia, seguirá la tendencia alcista, no exenta de riesgos. Pareciera que ninguno quiere quedar al margen a la hora de apostar nuevamente al oro.
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Lo cierto es que entre las principales causas que impulsan el precio del oro, se pueden destacar una política monetaria expansiva, con recortes de tasas de interés y una debilidad persistente del dólar. Estas condiciones fueron las que activaron una aversión al riesgo en los mercados financieros, lo que ha generado un incremento en las compras de oro, especialmente como activo refugio.
Además, la adquisición de oro por parte de los bancos centrales continúa a un ritmo elevado, lo que contribuye al soporte estructural de su precio.
¿Pero qué opinan los expertos? Desde el WGC los escenarios clave van desde aterrizajes suaves hasta ciclos catastróficos. Explican por qué el papel del oro en la diversificación sigue siendo crucial, ya que la volatilidad, los cambios de política y el riesgo geopolítico siguen definiendo el panorama macroeconómico. Veamos un resumen de los escenarios 2026.
Escenario de mercado alcista
Es muy probable que la economía mundial entre en una desaceleración más profunda y sincronizada, impulsada por el creciente riesgo geopolítico y geoeconómico. Además, las tensiones comerciales, los conflictos regionales no resueltos o un nuevo punto crítico podrían erosionar la confianza y afectar considerablemente la actividad mundial. Estas presiones contribuirían a un entorno global más fragmentado y aumentarían la sensibilidad al riesgo en el comercio y la inversión. Por ende, a medida que la confianza se desvanece, las empresas reducen la inversión y los hogares reducen el gasto, lo que desencadena un círculo vicioso que se retroalimenta y profundiza la recesión.
El crecimiento de EE.UU. se debilita aún más y la inflación cae por debajo del objetivo, lo que lleva a la Fed a recortar las tasas de interés drásticamente. Los rendimientos a largo plazo caen abruptamente y el dólar se deprecia a medida que se flexibiliza la política monetaria, lo que contribuye a un comercio mundial más débil y a una debilidad generalizada de los commodities.
Esta combinación de caída de los rendimientos, elevada tensión geopolítica y una marcada búsqueda de refugio seguro generaría fuertes vientos de cola para el oro, lo que impulsaría un fuerte movimiento alcista. En este escenario, el oro podría aumentar entre un 15% y un 30% en 2026 desde los niveles actuales. La demanda de inversión, en particular a través de los fondos ETF de oro, seguiría siendo un factor clave, compensando la debilidad en otras áreas del mercado, como la joyería o la tecnología. Históricamente, el aumento de los precios ha impulsado el interés de los inversores, acelerando el impulso.
Escenario de suba moderada
Los últimos datos económicos de EE.UU. han sido dispares, pero al mercado le preocupa que el impulso pueda estar desacelerándose. A medida que disminuye el apetito por el riesgo, el posicionamiento se orienta hacia activos defensivos. De ahí que un posible reajuste en las expectativas sobre la Inteligencia Artificial (IA) podría suponer un lastre adicional para los mercados bursátiles, especialmente dado que las empresas de IA tienen un peso significativo en los principales índices, lo que amplifica la volatilidad del mercado y fomenta una mayor reducción del riesgo.
Esto podría resultar en un mercado laboral estadounidense más débil, ya que los márgenes récord se contraen, lo que provocaría una menor actividad de consumo y contribuiría a una desaceleración generalizada del crecimiento mundial.
En este marco de situación, es probable que la Fed recorte las tasas de interés más allá de las expectativas actuales, flexibilizando la política monetaria en respuesta a la creciente incertidumbre económica y las expectativas de una desaceleración de la inflación. Entonces, la combinación de tasas de interés más bajas y un dólar más débil, junto con una mayor aversión al riesgo, crearía un entorno de apoyo continuo para el oro. En este entorno, el oro podría subir entre un 5% y un 15% en 2026 desde los niveles actuales, dependiendo de la gravedad de la desaceleración económica y de la velocidad y magnitud de los recortes de tasas.
Esto representaría un rendimiento sólido en un año normal, pero tras el sólido desempeño de 2025, aún se consideraría un año notable. Cabe recordar que la combinación de tasas de interés más bajas y un dólar más débil, ambos factores que se mantienen cíclicamente altos, ha sido históricamente una fuente de apoyo para el oro. Pero, además, las continuas compras estratégicas de los bancos centrales y la posible entrada de nuevos inversores, como las compañías de seguros en China o los fondos de pensiones en India, podrían impulsar aún más la tendencia positiva del oro, incluso si el entorno económico se mantiene relativamente favorable.
Escenario de mercado bajista
Por otro lado, también existe la posibilidad de que las políticas establecidas por la administración Trump tengan éxito, lo que resultaría en un crecimiento mayor al esperado, vinculado al apoyo fiscal. En estas condiciones, es probable que el retorno de la inflación se consolide, impulsando la actividad y el crecimiento global hacia una trayectoria más firme. Entonces, a medida que aumenten las presiones inflacionarias, la Fed se vería obligada a mantener o incluso subir las tasas de interés en 2026.
Esto, a su vez, impulsaría los rendimientos a largo plazo y fortalecería el dólar. El aumento de los rendimientos y un dólar más firme incrementan el costo de oportunidad de mantener el oro y atraerían capital hacia los activos estadounidenses. También la mejora del sentimiento económico impulsaría una amplia rotación hacia el riesgo, entonces, el aumento de los rendimientos, un dólar más fuerte y el cambio hacia una postura de riesgo lastran considerablemente el oro, provocando una pérdida del interés de los inversores.
Con la liquidación de las coberturas y la moderación de la demanda minorista, el panorama se torna claramente negativo, lo que se traduce en una corrección del precio del oro de entre el 5% y el 20% con respecto a los niveles actuales. En este marco, las inversiones en los fondos ETF de oro podrían experimentar salidas sostenidas de capital a medida que los inversores rotan hacia la renta variable y los activos de mayor rendimiento, y su magnitud dependería de la reducción de la prima inducida por el riesgo del oro, que ha sido un pilar fundamental desde la invasión de Ucrania en 2022.
Sin embargo, el análisis histórico también muestra que las compras oportunistas por parte de consumidores e inversores a largo plazo podrían actuar como amortiguador en este tipo de entorno. A pesar de ello, la combinación de mayores costos de oportunidad, un sentimiento de riesgo y un impulso negativo de los precios podría crear condiciones difíciles para el oro, lo que refuerza este escenario como el más bajista.

