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Festejos económicos del día después de Milei, Caputo y Sturzenegger

El triunfo en las legislativas porteñas renovó el optimismo del equipo económico. Piensan en colocar deuda privada en dólares, bajar la inflación al 1% y avanzar con el blanqueo.
Manuel Adorni y Luis Caputo Foto: Ministerio de Economía
Manuel Adorni y Luis Caputo Foto: Ministerio de Economía

Todo es euforia en el Poder Ejecutivo. En el día después de las voluntariamente nacionalizadas (pese a la falta de fervor popular) elecciones legislativas en CABA, la actividad económica se concentró en recibir las novedades positivas del resultado. Al punto que se lo vió al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, romper el protocolo y mostrarse sonriente con una remera con un Javier Milei mientras recibía noticias sobre futuras inversiones de la empresa Ford.

Minutos antes había confirmado que el dólar financiero volvía a caer y a ubicarse por debajo del oficial, lo mismo que el dólar futuro, y que el Riesgo Pais profundizaba su desliz descendente, acercándose de manera lenta pero segura hacia los confines de los 600 puntos.

Federico Sturzenegger.  (@fedesturze en X)

Hacen números y proyecciones y afirman que para fines de junio o comienzos de julio, ese nivel estaría perforando tranquilamente los 500 puntos y que cerca de las elecciones de octubre se podría haber de un riesgo país a 400 puntos tendiendo a los 300.

Si esto sucediera, no habría tiempo para colocar deuda voluntaria en los mercados internacionales antes del vencimiento de Bonares y globales por US$ 4.500 millones del próximo 9 de julio; obligación que se cubrirá con divisas del Banco Central. Pero dentro del ministerio se asegura que la situación mejorará, a tal punto que la baja del riesgo país permitirá que entre agosto y noviembre se pueda tomar deuda por todos los dólares necesarios para cumplir con la meta más difícil pactada con el FMI. Esto es, unos U$S 4.000 millones más que la foto del 14 de abril, cuando Argentina recibió unos U$S 12.000 millones desde el organismo que maneja Kristalina Giorgieva.

En definitiva, no habrá problemas para que este año Argentina cumpla con lo comprometido ante el FMI, tanto en materia fiscal  y monetaria, como en cuanto a la magnitud de las reservas acumuladas. No es poco, dado la mala conducta consuetudinaria del país con el organismo. 

Para Caputo y su gente. Todo comenzó el domingo, con el resultado de la elección en la ciudad de Buenos Aires. Y se consolidará luego de las legislativas de octubre, cuando La Libertad Avanza (LLA)se consolide como el vehículo de cambio de la economía y las finanzas del país. AL menos así se viven las cosas desde ayer en el equipo económico, incluyendo al propio Javier Milei.

No sólo de finanzas y cumplimientos de deuda vive estos días LLA, también en el ministerio de Desregulación y Transformación del Estado de Federico Sturzenegger se viven horas expectantes. Desde esa cartera comenzarán a salir casi como misiles teledirigidos, normas, decretos y resoluciones reglamentarias para continuar con la senda de liberación de reglas públicas en las más diferentes áreas del estado nacional.

De hecho, la primera medida pos electoral correspondió a esta fuente. Se le permite a partir de esta mañana a los particulares la posibilidad de importar alimentos, medicamentos y material sanitarios, sin la necesidad de pedirle permiso a la ANMAT. Y con la misma velocidad burocrática de la posibilidad de importar un celular o una consola de videojuegos del exterior vía currier.

Se afirman desde el ministerio de Sturzenegger, que se vienen más decisiones de este tipo, todas mirando al electoral que, evidentemente, le está abriendo las puertas de su corazón al voto libertario. Al menos en la ciudad de Buenos Aires, Salta, Chaco y Jujuy, donde las performance fueron positivas. 

La medida más importante que está en cartera es la remonetización en dólares, vinculada con el neoblanqueo que está en la mente de Caputo y que en estas horas está demorado, con razón, en las oficinas de los analista legales del gobierno nacional que encuentran en esta alternativa de no mirar los impuestos impagos de los interesados a introducir dólares en el sistema financiero argentino ciertos cuestionamientos de legalidad, sobre todo futura.

Caputo está ansioso para que esta norma se acelere. Es la manera de abrir la base monetaria a una nivel de mayor volumen de billetes y monedas en poder del público (M1), sin emitir pesos y con moneda fuerte y dura. Esto es, parte de los más de US$ 200.000 millones no declarados en “los colchones”. Más bien, cuentas fuera del país y cajas de seguridad. Con que por mes ingresen sólo unos US$ 2.000 millones de aquí a fin de año, Caputo está hecho. Y la economía satisfecha. Se verá.

Pero lo más importante que tienen en mano dentro del equipo económico como fundamento para el optimismo electoral de aquí hasta octubre, son los datos de la inflación. Con ritmo de orfebre, Milei mira la evolución de las mediciones de las consultoras privadas con devoción semanal. Estas le afirman que los útimos siete días antes de ir a votar en Capital Federal, hubo no sólo baja del ritmo inflacionario, sino deflación. Esto es, baja de los precios en algunos productos clave como alimentos frescos; esos que tuvieron a maltraer las mediciones de los primeros meses del año en el IPC. Y que ahora estarían haciendo una parábola contraria y reduciendo sus valores.

Lo mismo estaría ocurriendo con algunos de los precios de los productos fabricados por las grandes empresas de capital nacional y que el fin de semana del 11 al 15 de abril, fueron enviados a los supermercados con alzas de más del 14%; ante lo que se preveía sería una debacle del tipo de cambio ante la modificación del sistema de evolución del dólar del crawling peg del 1% al sistema de bandas hoy vigentes. En este capítulo, Milei y Caputo saben que vencieron. Y que torcieron el brazo cultural de los privados fabricantes de alimentos y bebidas, que ahora deben reconocer bajas de precios. O renunciar a seguir vendiendo.

Según los números que manejan Milei y su ministro de Economía sobre la evolución de los precios de la semana anterior (la segunda de mayo), hubo un ritmo de alza de no más del 0,2%. Y que el acumulado en lo que va de mayo es de 0,5%. Y que de no mediar algún cisne negro, el IPC de este mes estaría rondando el 2%. Y que seguro será el menor de toda la era Milei.

Para mejor, y salvo algún mes irredento, hacia octubre todo estaría controlado, y con una inflación que no superará más el 2,5% y con meses con un número 1 por delante de la cifra. Aseguran tanto en la Casa de Gobierno como en el Palacio de Hacienda que un triunfo está enfrente. No sólo no hubo passtrhug de cambio de esquema de valoración del dólar, sino que el nuevo régimen vuelve a poner todo en el sendero de caída de los precios.

Los analistas coinciden. Y mirando el futuro, si el dólar oficial se mantiene en el centro o piso de la banda, la desaceleración de la inflación debería continuar. Para esto debería Javier Milei y su ministro continuar con la prédica de un dólar más cercano a los $ 1.000 que a los $1.250 de cotización de inicio del esquema de bandas en la primera hora del lunes 14 de abril pasado. Deberá potenciar la ponencia con medidas como una baja en los combustibles, la quita de aranceles varios y mixtos como a los celulares y artículos electrónicos y textiles y continuar regulando la eliminación de subsidios a los servicios públicos. Así hasta votar. Luego de octubre continuará la historia.