Fórmula E: un fenómeno que pierde millones al año por una causa noble
Este fin de semana se corrió la segunda fecha de la Fórmula E en Ciudad de México. Un evento irrelevante a nivel deportivo pero de un impacto crucial para el futuro de un mundo sustentable.
Es fin de semana de Fórmula E en la Ciudad de México. Entre las decenas de stands instalados alrededor del autódromo Hermanos Rodríguez, se puede ver un cartel enorme de la automotriz BYD que dice “100% Eléctrico”. A medida que uno sigue recorriendo el predio, la máxima se repite en cada uno de los carteles y construcciones instaladas: la electrificación de los autos aquí es una manera de entender el futuro.
Para los organizadores y protagonistas de este evento no se trata de una competición deportiva, se trata del futuro de la humanidad y el medio ambiente. Para la Fórmula E y las marcas involucradas en la competición, es casi anecdótico que año a año pierda millones de dólares como “negocio” – vale recordar que en 2023 reportó pérdidas por cerca de 45 millones de dólares.
Basta conversar con directivos de Nissan, una de las automotrices protagonistas de la Fórmula E, para darse cuenta de que su apuesta -más allá del espíritu competitivo- es la evolución de la movilidad en el mundo. “El futuro es eléctrico” afirma Iván Espinosa, Head of Product Global de Nissan. En esa línea, el Presidente de Nissan Mexicana, Rodrigo Centeno, sostiene que la razón de participar en la Fórmula E es “ser protagonistas de un proceso acelerado como es la electrificación”.

De hecho, Nissan fabricó su primer auto eléctrico en Japón hace casi 80 años, en 1947. Vaya apuesta al futuro. Y lo que en un plan de negocios anual se toma como “pérdida”, Carolina Martinenghi, Gerente de Comunicaciones de Nissan Argentina, sabe que en realidad es inversión. “Apoyar la Fórmula E representa una inversión estratégica que refuerza nuestro compromiso con la electrificación y la movilidad sostenible. Como compañía líder en innovación tecnológica y pionera en vehículos eléctricos a nivel global, apostamos por iniciativas que reflejen nuestra visión de un futuro más limpio, seguro y eficiente” sostiene Martinenghi en una charla mano a mano con MDZ.
MDZ es testigo privilegiado en Ciudad de México de los millones de dólares que giran alrededor de la Fórmula E, ya sea en los ingresos que genera pero mucho más en los costos y la inversión que requiere. Recorrer los stands, conversar con los protagonistas, organizadores y aficionados iluminan una realidad mucho más profunda que 22 pilotos peleando por el podio. Hace más de un año, el español Álvaro Buenaventura, director regional de la Fórmula E en América Latina, expresaba en forma de pedido: "Creemos que es necesario que nos apoyen porque es un evento positivo para la sociedad. Mandamos un mensaje de cero emisiones, electromovilidad. Los países y ciudades pueden usar al E-Prix para que se posicionen en el mundo con mensajes de apoyo a proyectos verdes como éste". Este “ruego” de Buenaventura tiene eco y muchas empresas apuestan a ello financiando una competición que les permite “jugar con el futuro”.

Si el futuro es eléctrico, entonces la Fórmula E es un gran laboratorio para probar performance de autos, autonomía eléctrica, estaciones de carga eléctrica (“surtidores eléctricos” en palabras sencillas), ajustes mecánicos y todo tipo de investigación y desarrollo típico de la industria automotriz.
Lo sabe Nissan, lo sabe Porsche, lo sabe Jaguar, lo sabe Yamaha y los fabricantes que participan de la Fórmula E. También sponsors de la competición como Hankook, la saudí Sabic, o la gigante ABB. Hoy su inversión en la Fórmula E es impulsar la electrificación de los autos, participar de un evento que sea un “faro cultural” más que deportivo para un desarrollo sustentable en un planeta que grita desesperado contra un modelo de producción que está viviendo sus últimos años.

Estos “inversores” también saben que si los hábitos de los consumidores se vuelven “eléctricos”, entonces habrán logrado su cometido: llegar primeros al negocio masivo y universal de la electrificación. Con todos los beneficios económicos que eso trae. Se trata entonces de luchar por un mundo más “limpio” y también por una billetera más grande en el futuro. Un premio económico merecido por el intento de vivir en un planeta más cuidado. Lo importante es no perder ese foco, que el dinero no produzca una ceguera de su misión principal en la historia de la humanidad: cuidar el planeta, promover un mundo donde la convivencia del ser humano con el planeta sea más apta y sostenible.

Esta es la prestigiosa bodega elegida para la presentación de la Guía Michelín

A cuánto cotiza el dólar blue este lunes tras las declaraciones de Milei

Javier Milei desmintió al titular de la Anses sobre la reforma previsional

La carne sigue aumentando: a cuánto se fueron los precios

Costo del colegio: qué medida del Gobierno impide un aumento desmedido

Argentina ya comenzó a pagarle menos al FMI: los verdaderos motivos

Mercado de capitales: 2024 marcó un récord de emisiones en deuda corporativa
