Walter Bressia: "Estoy convencido de que la vitivinicultura volverá a tener un boom de inversiones"
En el marco del Día del Vino Argentino, el presidente de Bodegas de Argentina y unos de los referentes de la enología nacional, charló con MDZ sobre todo lo que está pasando en la industria.
Como sucede desde hace más de una década cada 24 de noviembre desde 2013 se celebra en el país el Día del Vino Argentino Bebida Nacional. La fecha elegida es el día de la publicación oficial de la ley Nro. 26.870 se declaró al vino argentino como nuestra bebida nacional. En este marco, Walter Bressia, uno de los referentes de la enología moderna en el país y el presidente de Bodegas de Argentina habló sobre cómo recibe la industria este festejo tan especial.
En una entrevista con MDZ, el propietario de la bodega familiar que lleva su apellido habló de las nuevas tendencias de consumo en el país y el mundo, la reconversión de zonas vitivinícola para sobrevivir a los cambios en la industria, el enoturismo, las inversiones para el sector y más.
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Aquí todo lo que hablamos con Walter Bressia
-¿Cómo encara este día la industria del vino en un año tan particular?
-El 24 de noviembre declarado el Día del Vino Argentino Bebida Nacional, por ley, la verdad que como industria nos ha dado mucha satisfacciones, porque hemos podido neutralizar el avance, en algunos casos, de muchas leyes que le querían aplicar al vino y que, gracias a que es considerado el vino un alimento y bebida nacional, hemos podido parar esos avatares.
La verdad es que venimos de años complicados con la viticultura. Veníamos de un año de una helada muy fuerte. No obstante eso, ha habido caída de consumo, por lo tanto no se ha notado una falta de vino en el mercado. Precisamente el INV ha anunciado el informe de lo sucedido en el último año y lo que viene pasando mes a mes y seguimos en una caída del consumo. Yo era bastante optimista -nunca pierdo el optimismo- en cuanto a la recuperación del consumo en el mercado interno. Pensaba que se iba a manifestar ahora, después de mediados de año hacia fin de año, que íbamos a tener una recuperación del mercado. Si bien hay una leve mejoría en el consumo, porque hemos bajado un par de puntos con respecto a lo que traíamos, todavía seguimos en una tendencia a la caída. De todos modos, creo que no solo nos está pasando en el vino, sino que está pasando en otros rubros. Hemos tenido a principios de este año ajustes muy fuertes, en general, pasamos de unos valores extremadamente altos en todo a los que nos habíamos acostumbrado. Creo que ese periodo de shock que tuvimos ha pasado. Nos hemos ido adaptando a este nuevo esquema y esta nueva situación
Justamente tuvimos la última reunión de directorio en Bodegas de Argentina y vemos como en nuestro caso particular, con nuestros empleados, el incremento del salario está por arriba de lo que ha venido acumulando la inflación, eso es positivo. Esto yo creo que en general se está dando también en otras actividades, lo que empieza a manifestarse en un situación más positiva en cuanto a la visión de lo que tenemos como país y como consumo.
-Si bien Argentina tiene su contexto particular, el mundo está viviendo un momento de menor consumo. ¿Cómo hace la industria para competir con esta tendencia?
-El consumo de vino en el mundo es una realidad ha ido cayendo. Ha ido cambiando, se consume quizás un poco menos, pero de más alta calidad del producto en general. Eso le ha hecho muy bien a la Argentina porque hemos podido posicionar los vinos en un segmento de precios un poco más alto, lo que favorece mucho al país, porque el ingreso de divisas es levemente más elevado.
Eso por un lado, por otro lado, se pudo destrabar este cepo que teníamos para todo lo que era las importaciones y el giro de divisas al exterior para pagar la publicidad, para pagar las comisiones de ventas y demás. En el exterior es lo mismo que si fuera aquí en la Argentina al que vende los vinos hay que pagarle su comisión, las publicidades hay que pagarlas o las acciones de promoción que se hacen. Hay que pagar exactamente igual que acá y todo eso tiene un costo que habitualmente lo asume el importador y luego la bodega se lo repone. Al no haber tenido durante estos años la posibilidad de girar divisas para pagar estas acciones, lógicamente que los importadores no hacían ninguna acción porque sabían que no iban a cobrar. Si uno imagina una góndola del mundo en algún lugar como Estados Unidos, en cualquier ciudad que está invadida por vinos de todo el mundo, donde hay etiquetas de todo el mundo, todas haciendo acciones de venta, y Argentina no pudiendo hacer, lógicamente que la balanza se inclina para el lado que la de los vinos que están promocionados. Eso también ha colaborado para que Argentina no haya podido sostener el crecimiento que venía teniendo en las exportaciones. Hoy esta situación se ha superado, hoy estamos operando normalmente con los importadores, podemos girar al exterior y de esta forma mejorar las acciones de promoción. Eso también va a colaborar a que podamos ir creciendo nuevamente en las exportaciones. Ya hay una leve recuperación en las exportaciones y se está dando antes que en el mercado interno.
Viendo cómo se mueve el mercado a través de los años y de lo que venimos monitoreando, creo que la parte más difícil del mercado interno de Argentina ya la hemos superado y ahora estamos en esta etapa de reinterpretación de la nueva economía.
-Esta premiunización del consumo que mencionaba me obliga a preguntarle, ¿qué pasará con las zonas de Mendoza y Argentina que hoy están más asociadas al volumen, como el Este o el Sur de la provincia?
-El Sur tiene sus vinos de alta gama que están funcionando y creo que poco a poco también van reconvirtiendo viñedos y van trabajando en vinos de más alta calidad para ir readaptándose al consumo actual.
Con respecto al Este, tengo un concepto que ya lo he mencionado en algún momento y que me encanta la pregunta que me hacés porque me da la posibilidad de expresar cómo veo la zona Este. Creo que tiene variedades que se adaptan perfectamente a la región, variedades que enológicamente son muy buenas. Lo que no se ha hecho hasta el momento es hacer una acción de marketing adecuada con eso. Para mí, la zona Este tiene que encontrar un nombre a una, dos o tres regiones y vender los vinos con el nombre de esas regiones. Eso realmente eleva el producto, eleva la zona y la verdad es que le permite encontrar un nicho de mercado que le va a ser favorable. Yo creo que no hay que seguir insistiendo con variedades tradicionales que producen poco y que son de un valor enológico no muy alto. Habría que tratar de que esas variedades se usen para poder producir lo que decimos kilos de azúcar por hectárea para poder entregarla y venderla a las moteras, los que quieran seguir con ese emprendimiento.
Para aquellos que tienen otras variedades como la Bonarda, algunos Malbec que se producen en la zona, el Cabernet, el Syrah, poniéndole un nombre a la región y poniendo esos varietales bajo ese nombre, creo que sería un paso muy importante para la vitivinícola, sería demostrar una madurez vitivinícola, pero por sobre todas las cosas, sería la posibilidad de encontrar mercados o nichos de mercados, que estén interesados en esos vinos.
-Sería un trabajo como el que se ha hecho con otras indicaciones geográficas de la provincia o lo de las distinciones distritales de la DOC…
-Exactamente, va por ese lado. Soy fundador de la DOC y por eso creo en eso, creo en el origen. De hecho, nuestro eslogan es que la diferencia está en el origen.
-Hoy la industria del vino es mucho más que la bebida simplemente. También incluye algo muy importante que ha desarrollado Mendoza como lo es el enoturismo. ¿Cómo está hoy en día para usted en su caso particular y en el resto de las bodegas?
-Bodegas de Argentina fue pionera en el tema de enoturismo. Hace 25 años que empezamos con este tema y de hecho hicimos un trabajo en conjunto para desarrollar un plan enoturístico que incluyó las rutas del vino por los Caminos del Vino. Fue un plan que se hizo en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo que puso una suma importante de dinero, algo de 2 millones de dólares, y en contrapartida los socios de BdeA pusieron otros dos millones de dólares y con eso se armó este plan de enoturismo que la verdad que fue el puntapié inicial para el que hoy estamos viendo.
En aquel momento eran algunas bodegas que se animaban a trabajar en turismo, hoy la mayoría de las bodegas está trabajando con enoturismo. Unas más, otras menos, en diferentes regiones, con diferentes propuestas. El enoturismo, la verdad que además de generar marca, genera fidelización de la marca. El que conoce la marca, vuelve, toma los vinos, los compra en la bodega y eso hace una fidelización. Y el que no conoce y los conoce en la bodega, se va a entusiasmado por la por la experiencia que vivió.
En nuestro caso particular tomamos la decisión de hacer un restaurante en la bodega porque realmente veíamos que había un espacio, por las mismas visitas que teníamos, los visitantes nos sugerían que hiciéramos algo porque si no tenían que irse a comer a otro lado, tenían que irse al centro y querían para quererse o acompañar la comida con algún vino nuestro. A pesar de que nosotros desde siempre estuvimos trabajando con un wine bar donde hacíamos degustaciones de vino con tapas de fiambres, de quesos y demás, y también teníamos comidas con reserva, nos estaba faltando esa parte del restaurante.
La verdad es que viene funcionando muy bien. A pesar de que hace muy poco que lo hemos abierto, que solamente abrimos con reserva los días viernes, hoy empezamos a tener ya reservas para otros días de la semana y cuando son más de 10 personas lo abrimos. Tenemos propuestas diferentes todos los meses, tenemos un chef diferente todos los meses, así que la verdad es que es auspicioso y se vende bien en el restaurante, se venden bien los vinos y la gente se queda muy contenta porque, en este caso, estamos toda la familia trabajando, entonces es lindo que se sientan como que están en su casa, también porque es la casa nuestra que la estamos abriendo también a la visita. La verdad es que aporta mucho a la economía de la bodega, en cuanto a gastos fijos, a gastos de personal y demás. El turismo aporta mucho a las bodegas en general.
-Hace ya casi 30 años, la vitivinicultura vivió un boom de inversiones extranjeras. ¿Es posible que a partir del RIGI se pueda ver algo parecido en estos años?
-Estoy convencido de que va a pasar eso. La visión nacional sobre nuestra provincia es muy buena, pero esa misma visión también la tienen los inversores internacionales. Considero que un boom vitivinícola como el de hace 20 años va a demorar un poquito más en volver. Por diferentes razones que pasaron en nuestro país, que no estaban las condiciones dadas, mucha gente le tenía un poco de temor a las inversiones, por la seguridad jurídica y demás. Tenemos que esperar a que el país realmente termine de reordenarse, de ver cuáles son las reglas de juego. Es lo que está faltando, porque teniendo eso, las inversiones van a volver. A lo mejor no van a ser de volúmenes grandes, pero si va a ser para las especializaciones.
Mendoza tiene un futuro enorme para desarrollar, porque el clima que tiene, el suelo, la montaña, es realmente único. Estuve en una charla hace unos días que dio un enólogo italiano, Roberto Cipresso. Él sostenía que Mendoza va a ser la capital mundial del vino en algunos años, pero una capital en serio. Sostiene que el material, los minerales y el suelo que tenemos en el piedemonte y en la montaña, que son cultivables, son únicos y son inexplorados, entonces esto genera un interés en los apasionados del vino, como por ejemplo, Cipresso, que además de ser un estudioso del vino es un apasionado y que busca las diferenciaciones que te da el suelo, el clima y demás. Esas son las cosas que van a prevalecer en nuestra Mendoza del futuro, los vinos de especialización, los vinos de alta gama, originales, producidos inclusive en zonas adversas. Y para eso tenemos mucho para desarrollar, así que yo confío en esto. Solamente creo que tenemos que esperar a que el país ofrezca condiciones laborales serias o que haya seguridad jurídica y lo demás va a venir solo para cerrar.
-Para cerrar, ¿por qué se brinda en el Día del Vino Argentino Bebida Nacional?
-El motivo es no perder la esperanza. Desde el punto de vista de la viticultura, no perdamos la esperanza, ni desde el punto de vista del ciudadano en general. Creo que tenemos un país muy lindo y cosas muy lindas para hacer de acá para adelante. Espero que no se siga yendo gente del país, que siga apostando a este país.