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Walter Bressia: “Muchos viñedos tienen una unidad económica que no es rentable"

Aunque celebra la quita de retenciones, el presidente de Bodegas de Argentina plantea cierta incertidumbre acerca de cómo se equilibrará la balanza en un año en que las exportaciones pierden por goleada. El futuro de la vitivinicultura, el salvavidas del enoturismo y la necesidad de integración.
Para Walter Bressia el sector necesita una reducción impositiva, pero mantiene su capacidad de adaptación y superación de obstáculos. Foto: Maximiliano Ríos / MDZ
Para Walter Bressia el sector necesita una reducción impositiva, pero mantiene su capacidad de adaptación y superación de obstáculos. Foto: Maximiliano Ríos / MDZ

Walter Bressia es el nuevo presidente de Bodegas de Argentina (BA). Relevó a Patricia Ortiz en el puesto, pero no es su primera vez allí, ya que había estado al frente de esta entidad entre 2015 y 2019. Bodegas de Argentina nuclea a más de 250 bodegas de todas las zonas vitícolas del país que suman el 75% del mercado interno y que hace un par de semanas salió a alertar sobre la complicada situación que atraviesa el sector por la caída en las ventas externas e internas.

En el medio y en función del preacuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se anunció un valor más alto para el dólar vino a $340 hasta el 31 de agosto, así como un nuevo impuesto en las importaciones del 7,5%, correspondiente al impuesto PAIS. También se eliminarán las retenciones de 4,5% a partir de septiembre, algo que fue celebrado por BA y por otras entidades del sector.

Sin embargo, aún persiste algo de confusión, debido a que el tipo de cambio diferencial continuaría solo para quienes se sumen al programa Precios Justos, algo que las bodegas manifiestan como impracticable. “Nuestro planteo era que nos permitieran a todas las bodegas ingresar porque la problemática la tenemos todos debido a la crisis profunda, no solo por la caída de ventas en el mercado interno sino también en las exportaciones”, apuntó Bressia.

- ¿Cuál es el análisis que realizan sobre estas nuevas medidas?
Bodegas de Argentina ha hecho un trabajo profundo para poner números a esta situación y la quita de retenciones es un pedido de hace años. El sector todavía no termina de hacer las cuentas, ya que con el dólar agro tal cual está, no se podrá hacer mucho, con el agravante de que se aplica una alícuota del 7,5% al dólar importación. La actividad depende mucho de productos importados como, por ejemplo, los tapones, los corchos y hasta los mismos envases de vidrio ya que las cristalerías importan una base de gas, se importa soda solvey y hasta las etiquetas utilizan tintas importadas.
Entonces, las bodegas que no pueden ingresar a Precios Justos se encuentran con una doble sanción: tienen que liquidar las exportaciones a un dólar oficial de $280 y van a pagar los insumos más caros.

- Hace unos meses, referentes del sector decían que la quita de retenciones era prioritaria sobre el dólar diferencial, ¿cómo ven esto hoy que se hace sobre el fin del Gobierno?
En principio, es bueno y creemos que puede seguir porque los precandidatos de la oposición, con los que hemos conversado, se han comprometido a eliminar las retenciones. De todas maneras, esta medida era importante hace tres o cuatro años, ya que se podía mejorar la competitividad, pero no con la inflación que se ha dado de los últimos dos años, a lo que se suma una brecha cambiaria de casi 100 por ciento. Es una distorsión muy fuerte que impacta en los insumos.

- A partir de esto, ¿hay bodegas chicas que están en una situación más complicada?
La situación es heterogénea. Por un lado, hay bodegas chicas que han podido aprovechar el enoturismo para hacer una venta directa de su producto, lo que implica una fortaleza debido a la posibilidad de interactuar directamente con su consumidor, sin intermediarios. Estas bodegas se pueden defender hoy con el turismo que llega, pese a que si exporta el panorama se puede complicar.
Donde vemos más problemas es en firmas más grandes, que tienen un mercado importante en las exportaciones de vinos de dos a tres dólares FOB la botella, que son los vinos que se consumen en el mercado entre U$S8,99 y U$S9, 99. Es un segmento muy fuerte en Argentina que ya no puede competir por los elevados costos de producción.
Por último, está la situación de las bodegas que producen vino a granel, que son commodities, y que están en estado crítico, ya que este año tuvimos el agravante de una cosecha muy baja por los problemas climáticos, lo que nos hizo quedar automáticamente fuera del mercado internacional de graneles. Por eso se ha caído tanto en volumen de las exportaciones.

- ¿Cómo llegará el sector a la próxima cosecha?
El sector es muy profesional, ya que siempre ha sorteado las crisis. No obstante, esperamos que haya algún reconocimiento o entendimiento de lo que planteamos porque lo que no se puede vender repercute en menos trabajo para la bodega, en suspensión de personal, etc. Ahora comienza la temporada alta de consumo interno y tal vez las cifras mejoren ahí. No soy muy optimista con las exportaciones, pero si el mercado local se recupera, algunas bodegas van a poder compensar.

Para Walter Bressia la situación que atraviesa la vitivinicultura llevó a la pérdida de mercados y otros están en riesgo.

- ¿Se han perdido mercados?
Se han perdido y otros están al borde de perderse porque hay otra situación que complica el sector externo: no podemos girar divisas para pagar a los importadores, la publicidad y otros servicios para vender afuera. Se genera una situación de mucha tensión entre el importador y la bodega y el primero se va a trabajar con otro. Eso ya está ocurriendo.

- Dicen que en la crisis también hay oportunidades ¿qué ven con relación al enoturismo y qué oportunidades puede traer el impulso actual en el consumo de Brasil?
Es lo mismo exportar a Brasil que a cualquier otro lado, por lo que hasta que no se resuelva el tipo de cambio seguirá así. Lo que sí se nota es el boom turístico y hoy los brasileños invaden las bodegas, compran y degustan, lo que nos está ayudando a tirar con esta crisis. 

- Una crítica que suelen recibir los bodegueros es la mala situación en la que están muchos productores vitícolas, ¿cuál es la postura en este sentido?
El tema de la negociación es lo que se hace en cualquier actividad. Acá hay una realidad y es que muchos viñedos tienen una unidad económica que no es rentable porque en varios casos no son uvas que posean un mercado importante, que pague el valor por esas uvas y, por otro lado, tienen una producción muy baja. Debemos encaminarnos a una viticultura más de precisión. Si cuento con un mercado o cliente para uvas de mosto, debo concentrarme en producir kilos de azúcar por hectárea, en hacer una muy buena producción para que rinda a lo que tengo que venderla. Hay que focalizarse en la producción y en el mercado al que uno quiere apuntar.

Lo mismo nos pasa con las uvas con los vinos de gama media y alta. Es preciso posicionarse para lograr una unidad económica que sea rentable. Si esperamos un problema climático para que la uva sea rentable, no es sustentable y va en desmedro de la rentabilidad de todo el sector.
No podemos producir más uvas con doble propósito. Es decir que, si me va bien lo destino al mosto, si no me va tan bien la llevo a la bodega y si eso falla, trato de embotellarla… porque así en alguna vamos a fallar. Si la llevo a mosto, pero no me dan los kilos para venderla a un valor razonable voy a perder plata, si la hago vino voy a quedarme atado al precio del mercado y si esa uva no es de calidad para hacer un vino digno, también voy a perder.
Desde mi presidencia anterior digo lo mismo. Si no focalizamos nuestra industria, lamentablemente, así se pague cuatro veces lo que debería valer la uva, el productor no va a recuperar lo que invirtió en su propiedad.

- ¿Cómo se empieza a hacer esto?
Hay un tema de integración. No todas las bodegas tienen para abastecerse y salen a comprar uvas, los mercados han venido creciendo (en épocas normales, claro) y a los establecimientos no les alcanzan las uvas propias. Las que adquieren afuera deben tener un valor acorde con los segmentos de precios de los vinos que cada bodega vende. Para ello, se necesita esa integración.
La bodega le dice al productor qué uva va a comprar y el valor que necesita en función del precio del vino que elabora. Y el productor deberá producir los kilos necesarios para ganar plata con su producción y que a la bodega también le resulte rentable. Como sucedió este año, no podemos pagar cuatro veces más la uva cuando los precios en el mercado internacional no se pueden aumentar. Esa madurez es hacia la que el sector debería apuntar para enfocar y fortalecer nuestra actividad.

- Hay un debate acerca de si la vitivinicultura argentina debe priorizar la alta gama o los segmentos más bajos. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
Tenemos que mirar lo que pasa en el mundo y un mercado a observar es el de Chile, donde hay diversidad dentro de los viñedos en función de necesidades específicas. Vamos a seguir conviviendo las grandes con las chicas, con objetivos y enfoques diferentes. Creo que, de manera integrada, las dos viticulturas, con los dos tipos de bodegas, tienen posibilidades.