Paquete de medidas

Nuevo "plan platita" de Massa: qué puede pasar con la inflación, el dólar y el consumo

En un país con los números fiscales en rojo y pocos dólares en las reservas, el mega anuncio que hizo el domingo el ministro de Economía pone a la próxima administración bajo amenaza por los efectos de la emisión de pesos para financiar el programa.

Carlos Boyadjian
Carlos Boyadjian lunes, 28 de agosto de 2023 · 13:22 hs
Nuevo "plan platita" de Massa: qué puede pasar con la inflación, el dólar y el consumo
El programa de beneficios crediticios e incentivos fiscales por las elecciones generará una importante emisión de pesos Foto: Walter Moreno, hecha con Moto G72

En la pulseada interna entre el ministro y el candidato, sin dudas e impuso el candidato y ese es el origen del anuncio de medidas -en cuotas para que tenga más efecto- que hizo este domingo Sergio Massa, con la idea de darle a cada sector un beneficio concreto, alcanzando de esa manera nada menos que a 17,5 millones de personas.

La primera lectura indica que hay medidas para todos los gustos, desde créditos, a bonos o sumas fijas para trabajadores, suspensión de aumentos y precios controlados, mejora de planes sociales e ingresos para jubilados y jubiladas. Pero lo que atraviesa a todas las medidas, sin dudas, es la idea un nuevo plan Platita en medio de un proceso electoral, que en las PASO dejó al oficialismo en el tercer lugar, aunque con posibilidades competitivas intactas.

Aunque todavía faltan precisiones, el plan Platita modelo 2023 tendrá, según varios analistas, un costo fiscal de 0,5% del PIB, un piso de $1 billón que se sumará al déficit fiscal cercano al 2,5% del producto con que terminará el año, aunque el acuerdo con el FMI prevé para este año un tope de 1,9% del PIB. Algunas estimaciones incluso calculan que el costo fiscal del paquete de medidas puede rondar los $1,2 billones.

El ministro de Economía Sergio Massa está desarrollando una activa campaña, con presentaciones y anuncios que buscar instalarlo en la segunda vuelta.

Pero lo que a esta altura nadie puede discutir es que se trata de un paquete que tendrá efectos inflacionarios. Y, además, constituye casi un caballo de Troya para el próximo Gobierno, justamente en el comienzo de la gestión, incluyendo los famosos primeros 100 días, cuando según el consenso de los analistas se sientan las bases de la nueva administración y se fijan las líneas de acción importantes. 

Nueva nominalidad

La devaluación del 14 de agosto elevó un 22% el tipo de cambio oficial y generó un traslado casi inmediato a precios. Esto dio un nuevo giro a una inflación mensual que traía hasta ahí un promedio del 6-7%, llevándolo a los dos dígitos para agosto y septiembre, con picos que podrían llegar hasta 14%. La pregunta es qué puede pasar ahora.

Los economistas sostienen que la fuerte emisión de pesos, en general suelen tener efectos inflacionarios entre 8 y 9 meses después. Esto ya ocurrió con el plan Platita implementado en las elecciones legislativas de 2021, que llevó la dinámica de precios de una magnitud del 3% al 6% seis o siete meses después.

La cuestión ahora es que todo se puede disparar, si este nuevo incentivo monetario, que saldrá íntegramente de emisión, se vuelca al consumo. 

Y más preocupante aún es que hoy ya la inflación está en dos dígitos, pero con el nuevo impulso de billetes en la calle, la economía argentina podría quedar en las puertas de la hiperinflación.

El fantasma de la híper

Phillip D. Cagan, profesor de economía en la Universidad de Columbia y especialista en procesos inflacionarios, definió en 1956 a la hiperinflación como un fenómeno en que los precios generales de la economía crecen a un ritmo superior al 50% mensual, y recién puede darse por terminado con niveles de inflación por debajo de ese límite al menos por un año seguido.

La Argentina todavía está lejos de eso. Pero hay otra acepción de la hiperinflación que toman muchos analistas y es que el proceso no está tan relacionado al porcentaje de inflación mensual sino a la dinámica de suba de los precios. Y en eso el país ya muestra problemas importantes.

Sólo para tomar el ejemplo de la híper de 1989 (final del gobierno de Raúl Alfonsín y comienzo de Carlos Menem) se registraron inflaciones mensuales de 8,9% (enero), 9,6% (febrero), 17% (marzo), 33,4% (abril), 78,5% (mayo), 114,5% (junio) y 196,9% en julio. Si bien con el cambio de gobierno y el plan Bunge & Born en los meses sucesivos la inflación se moderó a niveles de dos dígitos, 1989n terminó en diciembre con 40%, una inflación anual de 4922,9% y el recordado Plan Bonex.

En la actualidad, el escenario es bien complejo y de implementarse tal cual se anunció, presagia un verano caliente en materia inflacionaria. Y deja en agenda la urgencia de la administración que comience el 10 de diciembre de llegar con un plan antiinflacionario bajo el brazo para poner los precios en caja. 

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