Dólar: la variable clave y la pregunta del millón antes de las PASO
Comienzan semanas álgidas. La expectativa es muy grande, aunque las esperanzas muy vagas. Mientras se irán dando vuelta los naipes políticos de las alianzas y candidaturas, el mercado cambiario aguarda turbulencia mas allá de lo que decida Sergio Massa.
¿A cuánto va a estar el dólar en las PASO, en las elecciones generales y a fin de año? Es, quizás, lo que todos se preguntan y consultan, de lo único que parece hablarse. Pero, en realidad, el principal interrogante no pasa por el valor del dólar, porque al fin de cuentas eso será consecuencia de algo más importante.
Reservas en el Banco Central (BCRA) se sabe que no hay. Es un dato para todos. De eso ya no hay que preocuparse, balas para la guerra no hay. Entonces, sería mejor mirar para otro lado. O más bien, preguntarse de dónde puede venir “la piña”, cuál puede ser el detonante.
Dicho esto, la historia es bien aleccionadora al respecto, y Argentina tiene, lamentablemente, una rica experiencia en estos eventos. Pero a diferencia de otros momentos, en la actualidad rige un estricto cepo cambiario y no hay reservas disponibles. De modo que el mercado no podrá “correr” contra las, insignificantes, reservas del BCRA.
En los ´70 y ´80 las corridas bancarias y cambiarias tenían y mostraban la misma dinámica y lógica. Día a día el BCRA perdía reservas a manos de los ahorristas y especuladores hasta que debía decir “basta”, porque se quedaba sin balas, y todo terminaba por eclosionar en el mercado negro.
Ahora será directamente el mercado de cambio informal la caja de resonancia, pero ¿quién redoblará el tambor? Los tenedores de títulos públicos en pesos pueden tener, o no, aún la posibilidad de refugiarse en los dólares alternativos. Estos jugadores corren por otro carril. Ya veremos cómo reaccionan a los vaivenes preelectorales. Mientras tanto, siguen convalidando los canjes de deuda y siendo cómplices de patear todo para adelante. De última, el BCRA cubre la diferencia de lo que no se renueve y emite.
Por dónde gira entonces la pregunta del millón. Una pista. Los que tienen pesos en sus bolsillos los usan para el día a día, amén de las tarjetas de débito y crédito y otros sistemas virtuales de pagos. Hoy la cantidad de dinero en circulación es bajísima en términos históricos, propia de un proceso inflacionario. La gente cada vez quiere tener menos pesos. Pero mantiene lo mínimo indispensable para los gastos cotidianos. Eso no lo dolariza.
Así vemos mes a mes como la emisión monetaria del BCRA no acompaña la dinámica inflacionaria y cae en términos reales. Pero esa caída no implica que la “trampa monetaria” vigente no haga crecer los agregados monetarios amplios, es decir, los distintos tipos de depósitos en pesos del sistema financiero. La actual “trampa” que hace que la Base Monetaria crezca al 40% anual, se traduce en un crecimiento del 140% de los agregados monetarios. Una tasa de crecimiento más acorde con la tasa de inflación anual.
Aquí está el quid de la cuestión. En el sistema financiero hay depósitos privados en pesos por $22 billones (equivale a cuatro veces la Base Monetaria). Pero vamos a centrar la atención, no en los depósitos a la vista ni en caja de ahorro, porque los consideramos dinero transaccional, es decir, no están tan muy vinculados con el juego de dólar-tasa. Sino que vamos a prestar atención al stock de depósitos a plazo fijo en pesos que hoy en día supera los $10 billones.
Aproximadamente poco más de la mitad pertenecen a las familias, y el resto a las empresas. Pero el 90% está colocado a cortísimo plazo, a 30 días. Las empresas, en general, usan esos plazos fijos como capital de trabajo. Pero la mayoría de las personas lo usan como ahorro. Aquí surge claramente la pregunta del millón ¿cuándo la mayoría de estos ahorristas decidirán que ya fue suficiente tasa y es momento de dolarizarse?
Con que, digamos, un cuarto de ellos, es decir, poco más de un billón de pesos decida ir refugiándose en el dólar blue, basta imaginar hacia a dónde se puede ir. Un dato no menor, casi el 87% de los plazos fijos en pesos son de más de un millón de pesos, por lo que están bastante concentrados aunque no hay que soslayar que en términos del dólar blue, $1 millón son solo u$s2.000. Pero con que unos pocos empiecen a “correr”, en un mercado que de por sí es muy pequeño por el volumen de negocios, la variable de ajuste se sabe será la cotización del blue.
A propósito, vale la pena recordar que los plazos fijos están prácticamente calzados con la deuda remunerada del BCRA, Pases y LELIQ, de modo que a medida que gran parte de los ahorristas vaya cancelando sus depósitos los bancos irán cancelando sus Pases y LELIQ y por ende el BCRA deberá emitir los pesos correspondientes.
Nada nuevo a lo visto décadas atrás. Por lo tanto, cabe esperar si el BCRA hace otra jugada con la tasa antes de las elecciones, y en ese caso, por más tasa que ofrezca habrá que ver si los ahorristas prefieren dolarizarse o no, y en qué porcentaje. Y por más, que muchos de los depósitos que se vayan terminan volviendo al sistema, porque el que vendió los dólares se queda con pesos y puede dejarlos en el sistema, una vez que se desata el pánico y la fiebre por el dólar, todo se retroalimenta, y escala hacia peldaños insospechados, con final incierto.