Opinión

Alquileres por las nubes: una historia de 133 años de lucha inquilina

En 1890 en Argentina, los inquilinos organizaron por primera vez una comisión para que tome medidas contra el abuso de los propietarios. El movimiento fracasó pero resurgió tres años más tarde para formar una Liga Contra los Alquileres, aunque la indiferencia general terminó por disolverla.

Glenda Gómez sábado, 15 de abril de 2023 · 16:00 hs
Alquileres por las nubes: una historia de 133 años de lucha inquilina
Para miles de inquilinos, las dudas pasan hoy por los contratos ya firmados, en medio de un proceso inflacionario complicado, y sin perspectivas de moderarse en el corto plazo. Foto: Blogspot.

La problemática de los alquileres no es nueva en el país y tiene sus raíces a fines del siglo XIX. Esto nos remonta a una situación en la que la indiferencia se apodera del derecho humano al hábitat digno. En 1890 la vivienda digna ya marcaba la diferencia social y se expandía el lucro habitacional.

Más tarde, en septiembre de 1906, se iniciaron los reclamos al grito de "Viva el hombre libre en el conventillo libre”, los conventillos tuvieron su auge por el importante flujo de inmigrantes, quienes, al no encontrar un futuro en el campo, se trasladaban a la ciudad en la búsqueda de mejores oportunidades.

La ciudad, entonces, contaba con 951.890 habitantes, de los cuales 138.200 vivían en 2462 conventillos. Hubo conventillos muy famosos, como el de "Los cuatro diques", "Las 14 provincias", "La Cueva Negra", el de "La Paloma", muchos de ellos ubicados en el barrio de San Telmo y La Boca. También los había en Constitución y en Once, cada familia pagaba un promedio de 20 pesos mensuales -una parte importante de un salario obrero.

Se vivían tiempos difíciles por los aumentos de productos de la canasta básica, como el pan y la carne. Los vecinos reclamaban, no sólo que no se les aumentase el alquiler, sino una rebaja del 30%. Como los hombres debían salir a trabajar, las cabecillas de esta protesta fueron las mujeres, que usaron las escobas como emblema: "Para barrer a los caseros", "barrer la injusticia".

Con los derechos asumidos, a la vivienda adecuada que tiene conocimiento constitucional con la incorporación que hace de los instrumentos internacionales de derechos humanos su artículo 75, inciso 22 y en el reconocimiento expreso que en el artículo 14 bis se hace del derecho al acceso a una vivienda digna.

Es preciso reconocer el derecho humano a la vivienda digna. Foto: Télam.

A 133 años de aquellos hechos, los argentinos trabajadores mantienen viva la problemática, en una situación que se agrava  con una economía en caída constante, sin freno a la inflacióndonde la canasta básica sigue sin reconocer el derecho humano a la vivienda digna, siendo uno de los problemas de base de la economía general, sin quitar la responsabilidad a los sindicatos que han dejado atrás paritarias con salarios que rozan la indigencia de muchos inquilinos, y arrastró lo que fue entonces la clase media trabajadora a desaparecer y convertirse en una clase de bajos recursos.

Los estados nacionales, provinciales y municipales, mantienen la indiferencia a la problemática, dándole respaldo al incremento del negocio inmobiliario donde cede el poder de lucro con el derecho a la vivienda, al sector más acomodado del país, generando una brecha escalonada y en crecida de pobreza habitacional.

Sin contar la canasta básica de los inquilinos, que destinan hasta el 70% del salario en alquiler, la pobreza escala al 40% de la población de Argentina.

La pérdida de fuentes de trabajo, el curso de la pandemia por Covid-19 y la falta de políticas habitacionales, generan en la población inquilina la sensación de esclavitud. N podemos poner a un costado la salud psíquica emocional y física de las familias trabajadoras.

Glenda Gómez, titular de la Asociación Civil Inquilinos Argentinos por un Techo Digno.

* Glenda Gómez, presidente de la Asociación Civil Inquilinos Argentinos por un Techo Digno.

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