Opinión

Los "CEOs de la pobreza" y una batalla sin resultados palpables

Juan Pablo Chiesa, especialista en empleo y trabajo, analiza para MDZ la pobreza estructural y le adjudica la responsabilidad de tanta pobreza a las agrupaciones sociales y sus máximos referentes.

Juan Pablo Chiesa
Juan Pablo Chiesa jueves, 2 de marzo de 2023 · 07:04 hs
Los "CEOs de la pobreza" y una batalla sin resultados palpables

La labor o la ocupación de Juan Grabois, Eduardo Belliboni, Emilio Pérsico y Daniel Menéndez, hablamos de líderes de los 4 movimientos sociales más combativos de la Argentina, tienen que darse cuenta que han fracasado en su tarea de sacar a la gente de la pobreza.

Esta afirmación y triste realidad tiene fundamento en el número de indigencia y pobreza que la Argentina soporta por culpa de estos gerenciadores que, lejos están de ayudar a la gente en dicha situación. Siempre me pregunto: ¿Qué sería de la vida de estos dirigentes si no hubiera pobreza? ¿De que vivirían?

Es claro que el Polo Obrero, Barrios de pie, Movimiento Evita y el Frente Patria Grande administran casi 500 mil argentinos pobres e indigentes y lejos están de sacarlos de esa situación e insertarlos en el mercado laboral.

Hemos llegado a un quiebre donde el empleo formal, el empleo genuino, terminó siendo aplastado por el empleo informal, el empleo en negro. Esto sucede, en parte, por las ideas ridículas que estos CEOs de la pobreza introducen en la vida cotidiana de una pobre gente que, ante la necesidad y en muchos casos, su inexperiencia, caen en manos de estos gurúes de la pobreza usándolos de parachoques para sus intereses políticos.

De la mano de estas ideas anti-mercado laboral, el quiebre de la formalidad laboral, se da cuando se falla en la creación y por supuesto, eventual aplicación práctica, de políticas públicas de empleo que lleven al mercado del trabajo al pleno desarrollo económico y crecimiento de la capacidad laboral instalada. Así también, no sólo la ausencia de políticas públicas de empleo
son las culpables del crecimiento de la informalidad laboral, podemos sumar dos factores indispensables.

Uno de los factores de la informalidad laboral está alineado directamente con el crecimiento desmesurado de los planes sociales que, precisamente, el 70% de ellos, son administrados y utilizados por estos líderes empresarios de la pobreza.

Vuelvo a preguntarme, qué sería de estos dirigentes sociales si la Argentina dejara la política asistencialista planera y proyectara la asistencia directa a los que se encuentran en una situación de total de protección social económica y laboral y la misma sea por un tiempo determinado, sin excepción y con una severa contraprestación horaria y fuerza de trabajo.

Estas políticas populares o asistencialismo que superan toda asistencia que tiene en su naturaleza dos características claves, la transitoriedad y la reciprocidad. Características éstas que no tienen aplicación práctica en los más del millón de argentinos que prefieren o, mejor dicho, educaron a que “hay que pedirle al Estado porque el Estado tiene la obligación de ayudar”, este destino no debería ser así.

El ser humano debe cumplir sus deberes para con el prójimo, en lugar de reivindicar sus derechos todo el tiempo, ésa es la base moral de las relaciones sociales y políticas en un país que pretende ser desarrollado. La noción de obligaciones mutuas constituye la lección fundamental de toda Republica. El autodesarrollo de las personas hace una sociedad armoniosa y desarrollada. Estos deberes y obligaciones se los han robado estos dirigentes empresarios.

Administradores de los pobres y de los indigentes donde, su único propósito es que haya más y más pobres, más y más indigentes, para que sus negocios políticos estén en la cima de sus propios intereses. Como siempre afirmo, si el Polo Obrero tuviera la misma cantidad de votos de la gente que arrastran y obligan a ir a las marchas y los usan de parachoques en contra de la clase laburante y del desarrollo productivo de un país, la izquierda sería gobierno hace mucho tiempo.

No lo son, y es claro que, utilizan a la gente, mediante amedrentamiento y listado de asistencias, jugando como un dulce a un niño, de la asistencia que, un tercero, el Estado, les brinda. El Polo Obrero, en la actualidad cuenta con unos 60 mil planes. Si se multiplica los $500 que deben aportar, el Polo Obrero de Belliboni recauda $30 millones por mes. El Frente Patria Grande de Grabois duplica esa cifra, sumado a que forma parte del Gobierno con diputados nacionales y secretarías a cargo del "niño de San Isidro".

Y claro está, el paladín de los pobres, el empresario Emilio Pérsico que negocia la candidatura de su señora esposa para liderar el bastión más grande de la provincia de Buenos Aires, es el empleador de 300.000 argentinos, que no les quedan otra opción que mendigar de la mano del líder del Movimiento Evita. De esta forma, todos hacemos política.

La Argentina del desarrollo y del trabajo debe ocuparse, seriamente, de terminar con estas agrupaciones y llevar a los más necesitados a la puerta del mercado laboral, la producción y el desarrollo productico, porque, una persona que ni siquiera produce lo que consume, no tiene sentido.

Juan Pablo Chiesa, especialista en empleo y trabajo.

Juan Pablo Chiesa es abogado especializado en Empleo y Políticas Públicas, escritor, docente y presidente de Aptitud Renovadora.

Suscribite a mi canal en Youtube haciendo click aquí.

Archivado en